La «calidad excepcional» de la cooperación entre España y Marruecos pregonada el lunes en Rabat por el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, se traduce en una inusual llegada de subsaharianos a Melilla en las dos últimas semanas. El aumento ha coincidido con la crisis en la frontera, negada por el Gobierno. Los datos son elocuentes: si hasta hace quince días la media de inmigrantes que alcanzaban la Ciudad Autónoma en patera, lancha neumática o incluso en barquillas de juguete era de siete u ocho personas a la semana, en estos últimos días se están registrando entradas de entre diez y quince personas cada 24 horas, a plena luz del día y con la aquiescencia absoluta de los gendarmes marroquíes, según fuentes policiales consultadas por ABC.
Con chalecos reflectantes
«Están llegando de noche o a plena luz del día y los policías marroquíes no mueven un dedo, cuando hasta hace nada participaban activamente en el control», señalan fuentes de la Guardia Civil. En una barcaza a remo, descubierta estos días, dos de los inmigrantes llevaban incluso chalecos reflectantes. Eran las seis de la tarde y los policías marroquíes estaban enfrente, mirando para otro lado. De vez en cuando se permiten fotografiar a los agentes españoles.
Todas las pateras están saliendo del mismo punto, una zona conocida como «La Plancha colorada», en territorio alauí, donde para más inri los marroquíes tienen un destacamento militar. No dista ni 100 metros de Melilla.
Con estas llegadas, el CETI (centro de extranjeros) está completo y hacía meses que eso no ocurría. Pero como el Reino alauí es un «aliado estratégico, creíble y responsable», según Rubalcaba, no ha trascendido ni una sola noticia. Estos días la Delegación del Gobierno, en contra de lo que es habitual, no informa de la llegada de pateras.
Los inmigrantes subsaharianos no se mueven si la policía del otro lado no se lo permite. Y lo está haciendo: por mar y por tierra. Se han producido varios intentos de asalto a la valla, la famosa sirga tridimensional que rodea Melilla. Al menos dos «sin papeles» lo lograron por la parte del Barrio Chino.
«Estamos esperando la próxima. Esta vez, dada la respuesta del Gobierno, no tardarán varios meses en volver a montarla como hasta ahora», explica un agente español en referencia a las algaradas en la frontera de Beni-Enzar, en teoría suspendidas hasta después del Ramadán. Muchos policías y guardias civiles que viven en Melilla se sienten vapuleados. Confiaban en la visita del ministro Rubalcaba a Rabat, pero tanto las palabras como la escenificación vista en la capital de Marruecos han caído como un jarro helado.
«¿Comisarias conjuntas en Algeciras y Tánger?», se preguntan suspicaces. «Donde hay que crearlas es en Ceuta y Melilla, pero a eso no se atreven, si acaso a retirar agentes españoles —los recortes llegaron hace dos meses a las UIP (antidisturbios)—. No han mencionado ni una palabra de la ocupación de tierra de nadie ni de los comunicados de Exteriores de Marruecos acusándonos de racistas y torturadores». No les falta razón en cuanto a los recortes, siquiera cautelares. Interior no ha dicho esta boca es mía, pero dos asociaciones de la Guardia Civil han denunciado que las patrullas conjuntas entre Marruecos y España están suspendidas de momento porque no se puede garantizar la seguridad de los agentes. No se descarta que para aplacar los ánimos esta misma semana un miembro del Gobierno viaje a Melilla, aunque sea con veinte días de retraso.
http://www.abc.es/20100825/espana/marruecos-gana-partida-melilla-20100825.html