nogales dijo:
por cierto, la presidenta de la Real Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, Ángeles González Sinde... es coguionista.
Sí, y el ex-presidente Gerardo Herrero productor
Aunque lo que me sorprende más es que este "guión" haya tenido que ser escrito a seis manos, cuando un servidor no habría tardado ni media tarde (y no es porque yo tenga gran talento ni nada, es que no hace falta tener conocimientos de guión para escribir "esto").
En función de mis comentarios anteriores habreis deducido que he visto la película. Sí, ya sé que soy masoca, pero mi curiosidad cinéfila se muere por saber qué tipo de producto es el que está haciendo que la chavalada acuda en masa al cine y que recaude más que Eastwood y Almodóvar.
Como cabía de esperar, la película es poco más que un desfile de tetas y culos (básicamente masculinos, todo hay que decirlo). Ah, incluso se intuye media polla. El "argumento" (por llamarlo de alguna manera) no es más que una excusa para hacer que todos los protagonistas se enrollen entre sí. Los personajes son tan planos y tan vacíos que no llegan a ser ni siquiera estereotipos y la película es una sucesión de tópicos mil veces vistos.
Las interpretaciones son, en líneas generales, penosas. Especialmente la interpretación de Ana Polvorosa es patética. Maxi Iglesias se limita a repetir su papel de 'Cabano' y aquellos actores que mejor están es precisamente aquellos que comprenden que la película es un escaparate del absurdo y se dedican a hacer el payaso. Alejo Sauras, Miriam Giovanelli y Hugo Silva aciertan al no tomarse sus personajes demasiado en serio y ofrecernos unas interpretaciones deliberadamente autoparódicas.
En el fondo,
'Mentiras y gordas' es como una película porno, ya que los diálogos y las situaciones son tan absurdos como los de este tipo de películas. Y aunque obviamente esta película es mucho menos explícita que una película porno es tan poco excitante como éstas, ya que en vez de aprovechar la ocasión para rodar unas escenas sensuales a lo
Paul Verhoeven (el polvo entre Casper Van Dien y Dina Meyer en
'Starship Troopers' es mil veces más erótico que los veinte polvos que vemos en esta película juntos) las relaciones sexuales están filmadas en plan "aquí-te-pillo-aquí-te-mato", sin posibilidad de deleitarse ni siquiera con los placeres del juego sexual.
En definitiva, una película vacía, muy mala, pero hay que reconocer que sus diálogos y las situaciones son tan absurdas que en momentos resultan verdaderamente hilarantes, como el momento en que Duna Jové le come el coño a Ana Polvorosa o cuando el Sauras se enrolla con la Giovanelli. Esto sí que es teatro del absurdo, y no lo que hacía
Samuel Beckett. De heho, si toda la película hubiera seguido por esta senda descacharrante y autoparódica casi podríamos defender la película, considerándola una especie de equivalente patrio de
'Planet Terror': una película que es consciente de su propia condición de cine-basura y decide explotar el absurdo hasta sus máximas consecuencias.
Lo malo es que no se puede hacer en España una película que sea una apología del consumo de drogas entre la juventud.
Los británicos pueden hacerlo, pero es evidente que aquí se nos echarían encima todas las asociaciones de padres. Mucho más figurando la "presi" de la Academia como una de las mentes (mono-neuronales) creativas de la película. Así que tienen que meter, como no, la típica moralina final destinada a subrayar lo malas que son las drogas. Es en estos momentos en los que
'Mentiras y gordas' intenta emular a
'Historias del Kronen'. Pero lo repito una vez más: comparad el genial plano-secuencia final de Armendáriz con el final de esta otra película, uno de los finales más patéticos que he visto nunca. No hay color.
No todo es malo en esta película, y a pesar de su mediocridad general, hubo una escena que me resulto particularmente sugerente. Aquella en la que el personaje de Toni empieza a repartir "pastis" entre toda la gente que le rodea como si estas fueran hostias y al final el plano termina bailando con los brazos en cruz aclamado por la muchedumbre: una manera de sugerir que en los tiempos modernos, las discos y las pastis se han convertido en la nueva religión de ciertos sectores de la juventud, y que para estos chicos acudir semanalmente a la disco viene a ser un equivalente de los domingos de misa de antaño. Realmente es curioso que en una película que durante la mayor parte de su metraje resulta tópica y vacía a más no poder de repente incluya un apunte tan sugerente como este.
De todos modos, lo que no se puede negar de esta película es que le da al público lo que quiere: a sus mitos eróticos televisivos en bolas, porque hay
películas que ni siquiera llegan a eso. No es una película apta para todos los públicos, pero es evidente que está dirigida a un público adolescente poco exigente que no acude al cine atraido por una buena historia sino por la presencia de sus famosos favoritos. Podemos alegar que se trata de cine-basura, sí, pero no es una película que intenta llevar al espectador engañado al cine prometiéndole una cosa y ofreciéndole luego otra totalmente distinta; la película es al 100 % lo que se ve en el trailer, y creo que ese tipo de honestidad, en cierto modo, es digna de alabanza, pues a día de hoy hay muy pocos productos que se atrevan a reconocer a la cara lo que son.
También es evidente que no se han debido gastar mucho dinero en esta película, porque las localizaciones son escasas y el vestuario lo es menos, y a pesar de que salen muchas caras conocidas, el papel de todos ellos es tan reducido que seguro que les han salido bastante económicos. En definitiva, seguramente esta será la película más rentable del año (no la más taquillera, porque tampoco creo que haya tanto público mono-neuronal). Y aunque seguramente más de uno aprovechará esta circunstancia para insistir una vez más en la pésima calidad de nuestra filmografía nacional, pero personalmente yo casi encuentro más decente que, dado que el cine-basura debe existir (si el público no lo demandara, no existiría) pues que al menos se haga como en esta película, con cuatro duros y sin tomarse a sí mismo demasiado en serio, mucho mejor que muchas otras producciones, que son igual de malas o más y encima se gastan en ellas cientos de millones de dólares y vienen rodeadas de un falso aura de producciones de prestigio. Al menos
'Mentiras y gordas' no intenta ir de lo que no es.
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