Está prohibido regalar prestigio
Está prohibido regalar prestigio
Alfredo Relaño | 08/09/2010
Las cosas de Del Bosque, ya sabemos que es así. Lo había anunciado de antemano: quería que en este doble viaje a Liechtenstein y Buenos Aires jugaran todos los convocados. Curiosamente, valoró más el partido de Liechtenstein, oficial pero sencillo, que el de Buenos Aires, amistoso pero de aúpa. Consecuencia: amarramos los tres puntos en los Alpes pero ayer dimos el cante. Una alineación demasiado debilitada, quizá también un mensaje a los jugadores, o así lo tomaron estos. El caso es que de salida se notó una diferencia de entusiasmo bestial entre los dos equipos. Y pasó lo que pasó.
Pasó que en un cuarto de hora el partido estaba resuelto. Enfrente había demasiado toro como para andarse con pamplinas. Tres llegadas claras, dos goles, con Reina neutralizado quizá demasiado fácilmente. Cuando España empezó a meterse en el partido ya había poco que hacer. Un tiro de Villa a la escuadra pudo quizá haber cambiado la historia, pero en lugar de eso lo que nos vino fue un gol chusco, en cesión a Reina y resbalón de éste. Argentina había ganado a la campeona del mundo en menos de medio partido. Enterraba así su mal Mundial y prestigiaba a Batista como sucesor de Maradona.
La segunda mitad sirvió para que entraran los que faltaban por jugar, más Xavi. España quedó confeccionada de otra forma, sin tiqui-taca, con extremos abiertos y Llorente en medio. Un equipo convencional, que fue arriba, dio la cara, peleó con vergüenza torera, se expuso a contraataques. Fue un gesto de brío del campeón, que dejó el gol de Llorente y un tiro al larguero (en total España sumó tres palos, es un consuelo). Algo salvamos la cara por ese arrebato. Si pensamos que fuimos alli a ganar votos para la candidatura se disculpa un poco todo. Pero no se puede regalar prestigio.