Grandes obras del ayer y del mañana.
18 de Julio de 2013 a la(s) 1:17
Madrugada. Dirijo mi mirada a la ventana y una hilera de luces llama mi atención. Son farolas. Altas, luminosas, preparadas para iluminar el vacío que deja una autopista donde bien se podría hacer una película apocalíptica en la que los humanos han abandonado sus usos y costumbres. Donde Tyler Durden cuelga las pieles de venado tras un buen día de caza.
Hace años esa misma carretera fue inaugurada. Era el momento en que una gran obra definía un número de votos. Eran sinónimo de progreso, de modernidad. Pero si el dicho popular dice que los catalanes son tacaños, los madrileños no íbamos a ser menos. Esa jugosa empresa sin pena ni gloria ha sido rescatada por el Gobierno en una política que defino como liberalismo comunista.
Ganas el concurso para construir una autopista, podrás recuperar tu inversión en cómodos plazos con la concesión para cobrar peajes por usarla. En el proceso de Construcción, el Estado te brinda la potestad de hacer una redistribución de bienes. O lo que es lo mismo, te quedas con las tierras cultivables para plantar hormigón a un precio inferior al de mercado, sin que los propietarios puedan hacer nada. Y deben estar agradecidos, si llegan a ver algún dinero de su tierra esquilmada. Si no ganas dinero y entras en Concurso de Acreedores, el Gobierno se queda con la autopista compensándote, manteniendo el peaje y sin que entres en quiebra. Me gustaría pensar que ocurre lo mismo cuando no puedes pagar la casa.
Pero, resulta que la empresa no ha terminado de funcionar. La estadísticas más optimistas hablan de un uso de un tercio sobre el tráfico previsto. Y yo miro a la ventana y creo qaue solo veo un faro, probablemente de algún coche de mantenimiento de la propia vía iluminando un poco más el desértico peaje.
Gracias a estas gestiones, se construyó gran parte de la M-50 sin que nos costara nada. Falta cerrarla, pero en época de vacas flacas y autopistas desiertas, nadie se acuerda de lo necesario que sería cerrar ese gran cinturón antes de dar paso a la M-60.
La borrachera de la infraestructura no ha terminado. Leo que el Ayuntamiento propone que la linea ferroviaria del Aeropuerto sea servida mediante trenes AVE. La infraestructura está hecha, pero la necesidad está cerca de toda duda, tanto como el Aeropuerto de los principales "hubs" de transporte madrileños. Y mientras mi mirada se pierde en la hilera de farolas que alumbran la nada y sigo el camino de luces amarillas que se pierden en la relativa oscuridad que dejan los pueblos con los que se encuentra, al fondo veo esa otra gran obra... el aeropuerto de Barajas. 6500 millones de Euros en su última gran ampliación. Esa que iba a convertir a Madrid en un gran hub. En los buenos años, la Comunidad de Madrid a través de Bankia compró un gran paquete de acciones de Iberia, la compañía aérea que desde Madrid nos lleva a las favelas y no a los grandes centros económicos y de negocios de por ejemplo... el sureste asiático. Años después, esa bonita infraestructura ganadora de tantos premios internacionales acoge una aerolínea moribunda que no tardará mucho en caer. Y un aeropuerto depauperado que ya no es puerta hacía ningún sitio. Creo que hace poco Air France - KLM superaron a Iberia en esto de unir a Europa con Sudamérica. Gracias a las políticas de derribo que se han hecho desde dentro de Iberia, Barajas ya no es el primer aeropuerto de España. Pero los 6500 millones se siguen pagando, para que el día de mañana eso sea un inmenso descampado donde será posible rodar una película de zombies. Nos quejamos del Aeropuerto de Ciudad Real. Pero el conjunto de grandes obras que hicimos durante las vacas gordas, van camino de convertirse en sitios para pasear.