Respuesta: nosoloTRENES (de mercancías, de pasajeros, AVE, desvaríos...)
Ayer viví una de las experiencias ferroviarias más orgásmicas que he tenido el gustazo de disfrutar. Fuí por primera vez a ver y a sentir los carboneros de Andorra y es indescriptible, en serio. Fue un palizon de viaje del copón... pero no me arrepiento en absoluto.
Los carboneros salen de Tarragona cargados de material de importación procedente del puerto de la misma ciudad con locomotora eléctrica y realizan por la línea de Caspe el trayecto hasta Samper de Calanda. De allí, desenganchan la composición y meten locomora diesel para realizar el recorrido desde Samper de Calanda hasta la central térmica de Andorra por un ramal de 30 kilómetros que al tren le lleva una hora el realizar.
Ayer llevaba tracción diesel a cargo de dos locomotoras, ambas tirando a la vez a tope de sus fuerzas y siendo una de ellas la retales 319-212... sólo quedan dos retales en España en funcionamiento y una se encontraba estos días en esa línea
El tren tiene que subir desde Samper hasta Andorra sorteando un desnivel de más de 300 metros donde las locomotoras como decían van a tope tirando de 16 tolvas cargadas de carbón y donde apenas superan los 30 kilómetros por hora.
Como estás en medio de la nada, donde Cristo perdió la sandalia, se escucha el rugir de las locomotoras incluso 10 minutos antes de que lleguen a tu posición, es sencillamente espectacular ver a las dos colosas tirando de la composición, rugiendo y humeando echando hasta los higadillos de la fuerza que van haciendo.
Unas 1200 toneladas y en cuesta arriba con tracción diesel en un paisaje casi desértico es algo que no se olvida fácilmente... es algo que no se puede describir y para aquellos que no vivimos cerca de líneas no electrificadas... es un orgasmo ferroviario.
La verdad es que fue una jornada maratoniana que comenzó saliendo en coche a las 06.00 hrs. de Castellbisbal donde recogí al amigo que me acompañó en la cacería y que hizo de fenomenal guía durante toda la jornada, para llegar a la línea de Samper de Calanda - Andorra un poco antes de las 09.00 hrs. y ahí empezó nuestra andadura que nos llevaría a pillar varios carboneros de subida y de bajada en diferentes puntos de la línea... es decir, hacíamos la foto en un punto del trazado y en coche dábamos una buena vuelta para llegar a otro punto de la línea y volverlo a fotografiar.
En total salieron un montón de encuadres y pillamos unos cuantos carboneros. Ya por la tarde decidimos ir por diferentes zonas de la línea de Caspe en las que pillamos un larguísimo TECO de Continental Rail BCN-ZGZ seguido del cerealero de Canfranc.
De ahi queríamos ir hasta Flix para pillar el Takargo que va de Constantí (Tarragona) a Entroncamento (Portugal) y para ello teníamos que meternos por unas carreteras donde no había gasolineras, así que tuvimos que deshacer 20 kilómetros para poder repostar y volver de nuevo a recorrer camino. Ya no daba tiempo a llegar a Flix así que la única posibilidad era tratar de llegar a Riba-Roja a toda máquina y quizá con muchísima suerte, podríamos pillar al Takargo.
Tras un montón de rato por una sinuosa carretera infernal (la peor que recuerdo por el trazado y lo poco que avanzábamos) subiendo y bajando un puerto dos veces para poder pillar el Takargo a contratiempo. Donde la carretera finalizaba y pocos kilómetros antes de llegar a Riba-Roja vimos a lo lejos la locomotora de Takargo a toda mecha y sólo pudimos parar el coche ahí en la carretera y disparar nuestras cámaras deprisa y corriendo... y se nota, porque la foto que me quedó es cebollera de todo, o sea, para llorar
Luego parada en Riba-Roja a mirar los semáforos para figurarnos si vendría otro mercancías detrás... pero no, todo apuntaba a que la cosa ya se acababa y tuve que conformarme con una foto de pueblo con la vía a orillas del río Ebro con un cielo lleno de nubes amenazantes con huecos de azul intenso que hubiera sido una preciosidad de haber tenido por allí un tren... si el combustible no nos hubiera jugado una mala pasada hubiera conseguido la foto del Takargo en esa posición con las últimas luces del día y hubiera sido una foto entre un millón.
De todos modos no me puedo quejar, no estuvo nada mal la jornada y ya despacito reemprendimos la vuelta hacia casa y a eso de las 22.00 bajaba del coche y miré el cuentakilómetros... menuda odiesea, entre el paseillo de ida y vuelta y los que nos pegamos persiguiendo a los carboneros fueron un total de 800 kilómetros recorridos.
Pero no sólo no me arrepiento sinó que pienso repetir. Muy fructífero, mucho disfrute por haber visto y sentido a esos carboneros en vivo y esas más de 500 fotos que me he traído seguro que me sirven como broche de oro al recuerdo de la jornada.
En fin... ¿es grave doctor?