“The Master” ha confirmado en Venecia (tras su primer pase sorpresa en Santa Mónica hace unas semanas) el estilo del director Paul Thomas Anderson. Cine grandilocuente, sólido en su armazón y en sus diálogos, y con vocación de perdurar y de mejorar en segundos visionados y reflexiones reposadas. Una obra maestra críptica con referencias oníricas presentada en 70 mm, difícil de definir, y con un gran poderío visual que desconcierta y apabulla a la vez que deja alucinado al espectador por un conjunto de partes brillantes que, según opiniones, para algunos genera una película legendaria que confirma la madurez de Thomas Anderson como director mientras que para otros no llega al nivel de sus anteriores cintas. Eso sí, se destacan las portentosas interpretaciones de Phoenix y Seymour Hoffman (algo que no sorprende y con lo que ya se contaba) que elevan el conjunto de la película en una lucha entre el hombre y su carencia de fe. Gran cine , pero ¿quizás demasiado críptica y desconcertante para convencer a los académicos y ser una favorita al Oscar?