Conferencia de Roberto Centeno sobre energía y competitividad de la economía española
El impacto del cierre de centrales nucleares sobre los precios de la electricidad y la competitividad de la economía en un contexto de crisis
Roberto Centeno
El impacto del cierre de centrales nucleares sobre el precio de la electricidad y la competitividad, puede medirse con toda precisión a través del coste de la moratoria nuclear decidida en 1984 por el gobierno socialista, y que paralizó cinco grandes centrales en construcción, de las cuales dos, Lemóniz I y Valdecaballeros I estaban prácticamente terminadas, lo que implicaría unas pérdidas enormes: 730.000 millones de pesetas de entonces, equivalentes a unos 8.000 millones de euros actuales.
Para compensar a las empresas del coste incurrido por esta paralización, el Gobierno aprobó una disposición que permitía a las compañías eléctricas cobrar un porcentaje para recuperar las inversiones perdidas, a través de un incremento del 1,72 % en la factura eléctrica, un concepto denominado precisamente moratoria nuclear, y que casi todo el mundo, lo han considerado siempre el costo de la paralización, algo total y absolutamente falso. En realidad, lo pagado con ese porcentaje, es el chocolate del loro comparado con el coste real que representa para los consumidores y para el país.
¿Y cuál es ese coste?, su cálculo es sencillo, de haberse concluido, esas centrales estarían produciendo hoy 40.000 millones de kwh/año a un precio del orden de 14 euros por Mwh., y esa energía ha tenido que ser sustituida por un mix, 90% gas 10% eólica, con un coste medio del orden de 75 euros Mwh, lo que significa que el coste la moratoria nuclear equivale a 2,400 millones de euros año, o el 10% del recibo de la luz, y ese costo no solo no ha terminado, sino que tenderá a escalarse con la subida inevitable de los precios del gas – 3.800 millones de euros o el 15 % del recibo de la luz cuando los precios del gas vuelvan al nivel de hace un año que volverán – un incremento de precio que seguiremos pagando nosotros y nuestros hijos, por un tiempo equivalente al de la vida útil de las centrales.
Pero ni siquiera esto fue todo, ya que las obras paralizadas eran solo una parte de un ambicioso programa nuclear en marcha – algo así como la punta del iceberg – porque de no haberse producido la moratoria las empresas hubieran seguido adelante con sus planes, y había ya otros siete grupos de 1000 Mw de potencia unitaria listos para iniciar las obras – Regodola I yII, Sayago, Tarifa, Aguilas, Ametlla de Mar y Santillana – y otros cinco más en preparación. Es decir, de no haberse producido la moratoria, todas las centrales en ejecución y en proyecto avanzado, se hubieran llevado a efecto.
En concreto hoy estaríamos generando 195.000 millones de kWh/ año, en lugar de 59.000, el 63% de la generación total, prácticamente el mismo porcentaje que Francia, a un precio de 14 euros Mwh, y eso significaría un ahorro anual de 8.300 millones de euros/año , una reducción de un tercio en las tarifas, o 12.600 millones o el 50% de la tarifa, si el precio del gas recupera el nivel de hace un año. ¿Se da cuenta alguien de lo que esto habría significado en términos de competitividad de nuestra economía?, ¿se da cuenta alguien de lo que esto supondría para un sector industrial no ya en crisis, sino que se está desintegrando, y donde la caída, al contrario que en otros sectores, no se está desacelerando, sino justamente lo contrario? Bien, pues este ha sido el catastrófico balance de la demagogia del partido socialista, el mayor error de nuestra historia económica en más de 50 años y que a Zapatero pretende completar ahora, lo que daría la puntilla a nuestro tambaleante sector industrial.
Para ser objetivos, es sin embargo imprescindible el señalar, la no menos desastrosa política energética del PP, donde en ningún momento entendieron ni de lejos, lo que había representado la moratoria nuclear, algo que tendría que haberles llevado a la convocatoria de un referéndum. En el tema energético no solo no dieron una a derechas, es que profundizaron la catástrofe. Desde la delirante negociación de los derechos de contaminación que nos ha llevado a ser el país que más paga y menos contamina per cápita, a la consolidación de los monopolios a través del Decreto-Ley denominado eufemísticamente de intensificación de la competencia, y el colmo de los colmos, la planificación eléctrica y gasista 2002-2011, una chapuza infumable, sin un solo cálculo económico, que apostaba simultáneamente por las energías más caras del mercado, por el empeoramiento de la eficiencia energética y por la mayor dependencia energética de España respecto al exterior, que ya era entonces el doble de la media europea.
Y luego, y eso ya no es una chapuza sino otra cosa, el día después del atentado del 11M, se aprobó el RD 436/2004, un disparate que convertía las energías renovables en la mayor fuente de corrupción y de enriquecimiento ilícito de toda nuestra historia industrial, ¿quién tenía tanta prisa por aprobar las subvenciones, que no podía esperar a que fuera al nuevo gobierno? Un solo papel, autorizando un parque eólico, o un campo fotovoltaico, puede suponer para el que lo consiga un pelotazo de 50, 100 o 200 millones de euros, solo por el papel. Y después viene todo lo demás, 2000 millones de euros anuales en subvenciones, absolutamente injustificadas en su mayoría. No hay palabras para calificar éste latrocinio.
Volviendo al tema nuclear, y a día de hoy, quiero señalar, que a mi juicio, el planteamiento que se ha hecho por los defensores del mantenimiento de Garoña, ha sido completamente equivocado. La cuestión se ha planteado en términos de nuclear sí o nuclear no y ese no era, en éste caso, el tema. El tema era y es la sustitución, en medio de la mayor crisis de la economía española desde la guerra civil, crisis, de una energía que cuesta 14 euros Mwh por otra que cuesta de media 75 euros. Y en estas circunstancias la persona que lo proponga, en este caso, Sr. Zapatero, simplemente está para que lo encierren. En concreto el cierre de Garoña representaría un coste adicional de 285 millones de euros año al precio actual del gas, y que será casi el doble cuando vuelve a los máximos de hace un año.
Y el tema puede ser peor, ya que si el iluminado de Moncloa decide cerrar el resto de centrales nucleares que producen 59.000 millones de Kwh/año, el coste de generación se incrementaría entre 3.600 y 5.700 millones de euros anuales, función del precio del gas, con lo que el recibo de la luz subiría entre el 14 y el 23% adicional, una cifra inasumible para las familias y para la competitividad de la nación. De hecho, numerosas industrias intensivas en electricidad están estudiando su reubicación en países europeos cuyo costo de electricidad es la mitad.
De todas formas, si hoy tuviera que apostar, yo apostaría porque ni se cierra Garoña ni se cierra nada. La situación económica es mucho peor de lo que se imagina. La caída de los principales indicadores de actividad y demanda, no se están ralentizando, y mucho menos tocado fondo, las tasa de variación de las cifras de negocios de la industria y los servicios, más del 90% del PIB, fueron peores mayo que en los cuatro primeros meses del año. El resultado neto operativo de las empresas no financieras ha caído un 68,2%, una cifra casi inimaginable, y 2.010 será un “annus horribilis” donde, a la intensificación de la crisis en la economía real por múltiples razones, se unirá el inicio de la crisis del sistema financiero, que no podrá devolver o refinanciar los 441.000 millones de euros de deuda que le vencen a corto plazo, crisis que las increíbles trampas del gobernador del BdE permitiendo ocultar el valor real de los activos, la morosidad y su provisionamiento, no podrán evitar y sí amplificar.
Pero lo peor es que en solo 100 días, la Vicepresidenta Salgado, con una irresponsabilidad suicida ha sentado las bases de la ruina de la nación española, o si lo prefieren, de la imposibilidad de atender el pago de la deuda. Este año, las necesidades netas de financiación de las Administraciones Públicas, llegaran a los 203.000 millones de euros, una cifra increíble, 11.000 euros por trabajador, equivalentes al 20,3 % del PIB, y en 2010 la estimación es del 25 % del PIB, incluyendo los 99.000 millones de euros del FROB, y si a alguien le sorprende o le interesa en el coloquio puedo darle el detalle de las cifras.
Cuando el desplome de los ingresos públicos llega a lo inimaginable, -27% el IRPF en mayo, -44% sociedades, y lo inenarrable -71% en IVA, cuando ha sido necesario emitir de urgencia 20.000 millones de euros en deuda, para poder seguir pagando a los parados y la luz y el agua de la policía, porque España ya no tiene dinero, la Sra. Salgado ha aprobado un incremento del techo de gasto del 15 % para 2010; un nuevo incremento de 11.000 millones de euros, el 1,1% del PIB, en una financiación autonómica que era ya inasumible, para financiar gasto corriente con cargo a deuda, lo que entra directamente en el terreno de la locura; un FROB, una cantidad inmensa de recursos públicos, dilapidados en mantener el poder político regional en las cajas; etc, etc. Es decir, unos desequilibrios insostenibles, a los que estos irresponsables que nos gobiernan, responden con más desequilibrios; una trayectoria que nos lleva directos al desastre, y en estas condiciones Sras. y Sres. ni Garoña será sustituida por un parador, ni el resto de nucleares por disparates similares, la gran respuesta socialista al problema energético de la nación.