Doblaje en España
Una de las cosas que más me costó acostumbrarme –aunque ya estaba prevenido por mi hermana- en España, es el doblaje que hacen de las películas en el cine y la televisión. Un shock para alguien como yo, que le gusta mucho el cine y que toda la vida ha visto películas con subtítulos y que por lo tanto, lo considera como una característica completamente normal en cualquier película en idioma extranjero.
Aquí, los subtítulos son prácticamente rechazados por la mayoría de los espectadores. ¡Ponerse a leer en una peli! Imposible para muchos. Las películas subtituladas son consideradas, y no es exageración, para frikis del cine. Los poquísimos cines que la ofrecen, son antiguos, incómodos y faltos de tecnología. Y por último, casi siempre están dedicados a cines de autor. O sea, que ni hablar de oír a Viggo Mortensen con su acento tan peculiar.
He tenido muchas discusiones –amigables todas, hay que resaltar- con españoles sobre este tema. He intentado explicarles que la voz de un actor/actriz es algo único, inimitable, irremplazable. El timbre, la entonación, el acento, todas son características que los actores ponen al servicio de sus personajes y no pueden ser borradas en esta especie de atentado artístico que es el doblaje. Pero hay costumbres tan enraizadas que no pueden ser cambiadas tan fácilmente:
-Pero si aquí en España tenemos al mejor doblaje del mundo! ¡Lo hacen tan bien que ni parece que haya sido en inglés!
-Yo no puedo leer y mirar la peli a la vez. ¡Yo no sé cómo puedes hacerlo!
La verdad, es que el doblaje que se realiza es muy bueno. Pero no van por ahí los tiros. Nadie está diciendo que se haga mal, simplemente, que no se debería hacer. Su punto débil, sin embargo, son las películas en inglés en las cuales, también se habla español en un momento dado. Como generalmente los personajes no se entienden (por ejemplo, uno habla español y el otro inglés), ¿Cómo mostrar esa incomunicación si estamos doblando todo al castellano?. Un buen ejemplo lo ví en una de las pelis de Jurasic Park (doblada, por supuesto). Es una escena en la que hay un diálogo en español de unos pescadores costarricenses (y que luego alguien traduce), que fue transformada en un diálogo...en quechua! (Sin comentarios)
He llegado a la conclusión, después incluso de algunos experimentos personales, que a una persona que no tiene costumbre de ver películas subtituladas, le costará muchísimo hacerlo. Necesitará ver muchas películas –con el consiguiente fastidio que representa perderse muchos diálogos- para poder hacerlo medianamente bien. Si encima de eso, no sabe ni le interesa el inglés, pues la cosa se pone peor. Lo que muchos como yo, crecieron viendo películas en V.O. (así se les dice aquí a las películas normales para mí), ya tuvimos nuestra etapa de prácticas cuando éramos niños y ahora, de un simple vistazo, captamos el diálogo perfectamente.
De modo que, presiento que esta generación de españoles nunca podrá ver películas en V.O. de forma masiva. Probablemente sea la siguiente generación, la más dispuesta a hacerlo. ¿Por qué? Por la influencia indirecta de la televisión, los videojuegos, Internet, el DVD y últimamente, la TDT (Televisión Digital Terrestre). Todas estas opciones, con soporte para subtítulos. La globalización, vamos.
A esto, que no es poca cosa, le podemos sumar los nuevos colegios bilingües, el retraso de los estrenos de las películas (debido al tiempo que exige la preparación de un doblaje) y que más de una productora de Hollywood ha hecho notar, la protesta de directores y actores que, al enterarse que en España sus trabajos son doblados, que han hecho llegar a los medios de comunicación, la falta de recambio de los dobladores españoles de películas, etc.
Para muestra, un botón: He podido notar que en los últimos años, ya no se traducen los títulos de las películas en los cines. Algo normal e inadvertido en otras latitudes pero aquí, lo considero un extraordinario avance. El hecho de poner el título original de la película (inglés, generalmente) hace que la gente pregunte al menos, qué significa. Recuerdo que me reí mucho cuando supe que la famosa película de Bruce Willis “Die Hard” había sufrido el cambio de su título original a “La jungla de cristal” (me imagino que por una referencia directa al Nakatomi Plaza). Los que hicieron esa brillante traducción, no pensaron en que habría una secuela, y claro, ahora he tenido que ver hace unos meses, “La jungla 4.0” (al menos, quitaron “de cristal”, que ya no venía a cuento) en vez de “Die Hard 4.0”.
Esta costumbre, que felizmente va desapareciendo, como digo, me causa problemas cuando comento con alguien sobre una película que ví cuando aún vivía en Perú. Siempre tengo que hacer una pausa inicial, y preguntar “¿Qué título llevó aquí?”. A veces incluso, tengo que explicar el argumento antes de reconocer el título que se usó en España, pues en muchas ocasiones no tiene ni por asomo, parecido con el título original.
Bueno, y a todo esto, a quién se le ocurrió esto del doblaje de películas?
Como muchas cosas que aún se arrastran en España, a la dictadura franquista. Fue establecido de forma obligatoria el 23 de abril de 1941, a imitación de la Ley de Defensa del Idioma de “Il Duce” Mussolini, y estuvo en vigor hasta 1946. El doblaje, permitía tener un control estricto del contenido de las películas y la censura era mucho más eficaz para diálogos políticamente incorrectos.
Conforme pasaron los años, el doblaje se convirtió en una costumbre española más. Y sumado al aislamiento internacional de España hasta los 80s, alcanzó un esplendor nunca imaginado por sus creadores.
Pero esto último, y ojala no me equivoque, tiene sus días contados.