Mensch Maschine
Santur
Jamón, jamón (Bigas Luna, 1992)
Junto con 'Yo soy la Juani', probablemente el título más popular del malogrado director catalán, y con el que iniciaba una trilogía de erotismo ultracastizo, que acabaría siendo la marca de autor más reconocible de Luna para el cinéfilo medio.
El film en sí es verdaderamente entretenido gracias a la química y el trabajo de un trío protagonista (Mollá, Bardem, Cruz) que suplía su falta de experiencia y cierta tosquedad en sus actuaciones con un carisma, una frescura, y también un talento latente. No en vano, años más tarde los tres llegarían a ser los actores españoles más apreciados por Hollywood.
En lo visual, Luna tira por una suerte de feismo esteticista, en el que caben no por casualidad los simbolismos a lo Buñuel o Goya, los grandes artistas aragoneses de todos los tiempos, precisamente en un film rodado en Aragón. Ciertamente la parte onírica y simbólica es lo más discutible y chusco de un film deliberadamente chusco (con diálogos y situaciones impensables en el cine de hoy en día), pero también añade cierto encanto a lo que, de lo contrario, sería un vulgar porno softcore.
Mención aparte tiene la estupenda BSO de Nicola Piovani, con esas maravillosas melodías entre lo risueño y lo melancólico que los italianos parecen llevar en su ADN, y que a pesar de estar asociadas a otras latitudes, se adaptan como un guante a la idiosincrasia ibérica, por cuestiones de parentesco cultural supongo.
Un saludete.
Junto con 'Yo soy la Juani', probablemente el título más popular del malogrado director catalán, y con el que iniciaba una trilogía de erotismo ultracastizo, que acabaría siendo la marca de autor más reconocible de Luna para el cinéfilo medio.
El film en sí es verdaderamente entretenido gracias a la química y el trabajo de un trío protagonista (Mollá, Bardem, Cruz) que suplía su falta de experiencia y cierta tosquedad en sus actuaciones con un carisma, una frescura, y también un talento latente. No en vano, años más tarde los tres llegarían a ser los actores españoles más apreciados por Hollywood.
En lo visual, Luna tira por una suerte de feismo esteticista, en el que caben no por casualidad los simbolismos a lo Buñuel o Goya, los grandes artistas aragoneses de todos los tiempos, precisamente en un film rodado en Aragón. Ciertamente la parte onírica y simbólica es lo más discutible y chusco de un film deliberadamente chusco (con diálogos y situaciones impensables en el cine de hoy en día), pero también añade cierto encanto a lo que, de lo contrario, sería un vulgar porno softcore.
Mención aparte tiene la estupenda BSO de Nicola Piovani, con esas maravillosas melodías entre lo risueño y lo melancólico que los italianos parecen llevar en su ADN, y que a pesar de estar asociadas a otras latitudes, se adaptan como un guante a la idiosincrasia ibérica, por cuestiones de parentesco cultural supongo.
Un saludete.