Profecía diabólica (The evil, 1978)
Telefilm de comienzo prometedor, donde un matrimonio de médicos (Richard Crenna y Joanna Pettet) compran una aislada mansión abandonada para convertirla en refugio donde tratar drogadictos. Ya solo esos primeros planos de la casa desde fuera, con esa musiquilla de tele setentera, te retrotrae a aquellos tiempos en los que "telefilm" no significaba necesariamente "Antena3, que mala eres, cabrona".
A la casa llega un grupo de voluntarios que ayudará al matrimonio a montar su clínica de desintoxicación (Andrew Prine es el único que me sonaba, uno de los lagartos malos de V) y mientras limpian telarañas, polvo y roña, empiezan a pasar cosas raras, muertes y sucesos paranormales sin mucho presupuesto para efectos especiales.
La historia gira en torno al personaje de Crenna, un psiquiatra racional y materialista, que tendrá que enfrentarse poco a poco con la posibilidad de que todo lo que ocurre no tenga una explicación científica, sino otra muy distinta, espiritual, relacionada con ese mundo de Bien y Mal (con mayúsculas) que ha estado negando toda su vida. Y la verdad es que si vale la pena ver la película, es por Crenna, que se lo curra y lleva el peso de la película.
Y por el final. Un final donde hará aparición el Evil del título original, y es que aquí no nos enfrentamos a espíritus diabólicos ni fantasmas, sino con el mismísimo Satanás. Hay que ver ese final para creerlo. Se les fue un poco la mano con los conceptos visuales ahí