John Rambo:
Quien me lo iba a decir. Después de este revisionado la tortilla se ha dado la vuelta ella sola. Es decir, ha pasado de que la película, en su día, me pareció una tomadura de pelo a que ahora le haya descubierto ciertos aciertos que cuando se estrenó no los vi. La película ofrece lo que prometía, ni más ni menos. No se anda por las ramas.
Rambo ya lo conocemos, es así. O lo tomas o lo dejas. Lo cierto es que Stallone no engaña. Lleva a su personaje a límites insospechados y aunque no es que sea una obra maestra, ni incluso se podría considerar una buena película dentro de la saga, pues buenas sólo hay dos: la primera que es una obra maestra y la continuación que es más que buena, es una digna secuela. Pues bien, este John Rambo no dista mucho de la segunda parte. Es concisa y directa. No se toma florituras, va al grano. Son casi noventa minutos de acción, poquísimos diálogos y los pocos que hay son diálogos planos, no son de desgrane ni de una filosofía, ni son recitales. No, son frases sueltas pero esta no es una película de actores (aunque los haya).
Stallone nos trae de nuevo al veterano del Vietnam y lo vuelve a colocar donde (no) quiere para hacerlo explotar y que (su) bestia arrase con lo que encuentra en su camino. Stallone, que tiene sus añitos ya, sigue estando de pié, no (de)cae en ningún momento. A estas horas decir que la acción que hay en la peli es violenta, sangrienta y bestia no descubre uno América pero es que es así. No hay ambajes, no hay esquivos, ni suposiciones. Aquí hay tomate y en cantidades bárbaras. Pero Stallone comprendo que ha querido reinventar el personaje así, en una violencia gratuita para unos nuevos tiempos donde todo vale por tal de llenar la sala. Aunque me sigue pareciendo, después de este segundo visionado algo salido de madre medio medio lo entiendo.
La fotografía transmite esa sensación de malestar en un lugar que no es el nuestro. Transmite calor y eso se nota. Así como la primera entrega la peli transmitía frío esta transmite humedad, transmite podredumbre, transmite violencia y muerte. Stallone lo ha logrado, sí señor. Además juega muy bien con la cámara en los momentos precisos haciéndonos creer que estamos en un campo de tiro birmano. El señor se ha esmerado y todas estas cosas no las percibí en su día. Sólo vi una peli que no me cuadró, una peli de tiros y muerte (que aún y así es lo que hay, ya digo). No digo con ello que me haya parecido una grandiosa película pero sí mucho mejor que el primer día, donde va a parar.
La única pega que le encuentro es que haya tenido que recurrir a sucedaneos para resolver la faena y que el villano sea un villano anónimo, es decir, que pasa sin pena ni gloria ni será recordado a diferencia del Sheriff de la primera o el malo malísimo de la segunda.
El plano final es lo que me quiero creer que habrá para la V. Y ojalá sea así.