Mensch Maschine
Santur
Respuesta: Películas QUE vais viendo en casita
RESCATEN EL TITANIC (1980) de Jerry Jameson
Monumental patochada que parte de una idea de lo más inverosímil: reflotar el Titanic para recuperar el único cargamento conocido de un mineral decisivo para el desarrollo de cierto sistema anti-misiles, con el objetivo de inclinar definitivamente la balanza en favor de los EEUU durante la Guerra Fría.
Aún así, el film podía haber sido una entretenida bizarrada de haber tenido un guión digno de ser calificado como tal. En cambio, lo que hay son una serie de tópicas subtramas que se van olvidando por el camino, hasta llegar a un final que pretende aleccionarnos sobre los peligros de la tecnología. Todo ello tras una serie de bostezos ante el desconcertante rumbo que la trama va siguiendo desde que el legendario barco aparece en escena.
Para colmo, asistimos a un desfile de actores que no saben muy bien qué están haciendo ahí realmente. Jason Robards está pendiente en todo momento del tipo que grita "corten", Richard Jordan se pasea por los diversos barcos y batiscafos con ojillos tristes, y Anne Archer simplemente pasaba por ahí ... El único actor que cumple en el film es Alec Guiness, cuyo cameo resulta entrañable por la manera en que sabe transmitir su melancolía al espectador.
Las maquetas utilizadas cantan bastante en no pocas ocasiones, aunque en otros planos se ven más que logradas. No ocurre así con los decorados del Titanic ya emergido, que resultan simplemente fascinantes y creíbles. En todo caso, el mayor aliado de las secuencias con maquetas es la estupenda partitura de (san) John Barry, con un tema principal que tiene la marca de fábrica de su autor en su máximo esplendor: grandiosidad épica y melancolía a partes iguales. Lo cual no quiere decir que no haya espacio para temas de tensión al estilo Bond, e incluso algún fragmento melancólico de carácter más intimista.
Es precisamente la partitura de Barry la que obra el milagro de conseguir que ciertas (muy pocas) secuencias del film lleguen a emocionarnos, aunque sea solo un poquito. Las secuencias en que el Titanic emerge desde el fondo del mar, la primera visita de Jordan a las cubiertas superiores del barco, y su llegada por fin al puerto de Nueva York 70 años después de haberse hundido, adquieren así un carácter de fantasía hecha realidad (dicho en el buen sentido) que sólo un genio de las emociones como Barry puede conseguir.
En fin, una película ridícula con un par de momentos inolvidables (aunque solo sea por la vergüenza ajena que causarán en algunos) que merece un lugar en las estanterías de aquellos amantes de los "guilty pleasures".
Un saludete.
RESCATEN EL TITANIC (1980) de Jerry Jameson
Monumental patochada que parte de una idea de lo más inverosímil: reflotar el Titanic para recuperar el único cargamento conocido de un mineral decisivo para el desarrollo de cierto sistema anti-misiles, con el objetivo de inclinar definitivamente la balanza en favor de los EEUU durante la Guerra Fría.
Aún así, el film podía haber sido una entretenida bizarrada de haber tenido un guión digno de ser calificado como tal. En cambio, lo que hay son una serie de tópicas subtramas que se van olvidando por el camino, hasta llegar a un final que pretende aleccionarnos sobre los peligros de la tecnología. Todo ello tras una serie de bostezos ante el desconcertante rumbo que la trama va siguiendo desde que el legendario barco aparece en escena.
Para colmo, asistimos a un desfile de actores que no saben muy bien qué están haciendo ahí realmente. Jason Robards está pendiente en todo momento del tipo que grita "corten", Richard Jordan se pasea por los diversos barcos y batiscafos con ojillos tristes, y Anne Archer simplemente pasaba por ahí ... El único actor que cumple en el film es Alec Guiness, cuyo cameo resulta entrañable por la manera en que sabe transmitir su melancolía al espectador.
Las maquetas utilizadas cantan bastante en no pocas ocasiones, aunque en otros planos se ven más que logradas. No ocurre así con los decorados del Titanic ya emergido, que resultan simplemente fascinantes y creíbles. En todo caso, el mayor aliado de las secuencias con maquetas es la estupenda partitura de (san) John Barry, con un tema principal que tiene la marca de fábrica de su autor en su máximo esplendor: grandiosidad épica y melancolía a partes iguales. Lo cual no quiere decir que no haya espacio para temas de tensión al estilo Bond, e incluso algún fragmento melancólico de carácter más intimista.
Es precisamente la partitura de Barry la que obra el milagro de conseguir que ciertas (muy pocas) secuencias del film lleguen a emocionarnos, aunque sea solo un poquito. Las secuencias en que el Titanic emerge desde el fondo del mar, la primera visita de Jordan a las cubiertas superiores del barco, y su llegada por fin al puerto de Nueva York 70 años después de haberse hundido, adquieren así un carácter de fantasía hecha realidad (dicho en el buen sentido) que sólo un genio de las emociones como Barry puede conseguir.
En fin, una película ridícula con un par de momentos inolvidables (aunque solo sea por la vergüenza ajena que causarán en algunos) que merece un lugar en las estanterías de aquellos amantes de los "guilty pleasures".
Un saludete.