El cuarto hombre de Paul Verhoeven, 1983
Peliculón. Remite al cine de Hitchcock, Buñuel e incluso al de Polanski. No sólo no se resiente en la comparación, sino que sale airosa y pude mirar de tú a tú a muchas de las grandes de esos tres.
Un escritor bisexual, con más de homosexual que de hetero, alcohólico, cínico, y con impulsos homicidas, atormentado por su condición de católico convencido, lo cual, obviamente, entra en conflicto con su modo de vida. Obsesionándose con la misma intensidad por su propia muerte, así como por tirarse a un joven lozano que mantiene una relación con una enigmática mujer a la que los hombres no le duran mucho...
Con una potente y onírica inventiva visual, Verhoeven lleva al espectador por dónde le da la gana. Jugueteando con las alucinaciones, los sueños y las pesadillas, tan reales e importantes como la vida misma, sobretodo para el personaje protagonista que nos ocupa, visionario y patético a partes iguales.
Precedente claro de "Instinto básico", cambiando el tono de thriller de aquella por el drama psicológico. Menos sofisticado, quizá más tosco y con una dosis de erotismo menor, pero a la vez, mucho más punzante, rebelde y ambiguo. A la postre, más interesante.