EL MOCO VERDE (THE GREEN SLIME, Kinji Fukasaku, 1968)
Habrá algún desgraciado que se atreva a calificar a esta gran película de ciencia-ficción con un estremecedor "es mala pero te ríes", fruto del embrutecimiento de los sentidos y la falta de "sense of wonder".
"EL MOCO VERDE" es una coproducción de norteamericano-japonesa-australiana. Tres superpotencias mundiales tuvieron que unirse para producir esta maravilla., dirigida por el sensei Fukasaku y rodada en los estudios de la Toei. Los únicos actores japoneses fueron unos pobres niños obligados a ponerse unos trajes de goma para hacer de monstruos extraterrestres. El resto es un reparto estelar de actores secundarios occidentales.
El drama de la explotación infantil
La grandiosidad de la película es tal que en su primera media hora despacha todo el argumento de Armageddon de Bay con una efectividad y economía narrativa asombrosas. Un gigantesco asteroide, con el aterrador nombre de "Flora", amenaza con chocar con la tierra. Se envía una nave para destruirlo colocando cargas termonucleares en su interior. Un señor antipático que estaba retirado comanda la misión. Es el mejor y lo demuestra cada vez que abre la boca soltando sobradas. La misión tiene éxito y regresan a la base espacial de la que partieron. Pero donde un mediocre como Bay acabaría la historia, esta película se alza hacia la gloria.
Partyhard in space!
La película adquiere un tono costumbrista, donde vemos como la gente de la estación espacial celebra el éxito de la misión y la salvación de la humanidad. Podemos ver como viven, como se divierten y, sobre todo, COMO BAILAN. También hay un triángulo amoroso entre una doctora que viste como Lady Gaga, el lider de la misión y el comandante de la base espacial. Una tensión homoerótica entre ambos, complicada por los celos de la doctora, alcanza momentos de gran intensidad dramática.
Por desgracia esta parte de la película, la más interesante, se ve interrumpida por el ataque del moco verde que vino del asteroide pegado al traje de uno de los astronautas. El moco se convierte en unos cíclopes con tentáculos que acaban en bengalas y se monta una buena. Destacar la batalla en gravedad cero en el exterior de la base espacial, de una espectacularidad que considero insuperable.
Las maquetas son impresionantes y no es de extrañar que Kubrick se inspirara en ellas para 2001.
Una maravilla que ningún aficionado a la ciencia-ficción debería perderse.