Los albóndigas atacan de nuevo: Inclasificable secuela de la película (mucho más digna que esto) que inició todo el subgénero de campamentos juveniles, Los incorregibles albóndigas. En esta película se olvidan de la primera, todo transcurre en un campamento totalmente diferente y no retoman personajes ni situaciones. La historia reúne todos los tópicos inimaginables, desde el campamento vecino (una escuela militar infantil dirigida por un sórdido lunático) en guerra con el campamento progagonista; la historia gira en torno a un brutal y sádico macarra que se autodenomina Flash, duro, inflexible, o eso se cree él, pues entre el monitor del campamento (Richard Mulligan!!) y una joven dulce, tierna y más perdida que un pez en un río de pirañas, irán tornando su carácter en algo más sociable y simpático, llegando incluso a convencerle para que represente al campamento Sasquatch en el combate de boxeo contra el campamento vecino.
Tampoco faltan estereotipos entre los niños, desde el chaval negociador que te vende hasta a su propia madre, a los gemelos resabihondos y traviesos a los que nadie soporta, y a un chaval que va en silla de ruedas motorizada, y que protagoniza el momento más absurdo de toda la película, una carrera entre su silla de ruedas y el autobús escolar.
Pero eso no es todo. Como la peli se les quedaba coja, metieron a un PUTO ALIENÍGENA plagiando a ET, un muñeco de cera que, pese a hablar, no mueve los labios en toda la peli, con menos expresividad que Chuck Norris, y al cual sus padres dejan en el campamento para que pase el verano con niños terrícolas. Atención a las voces dobladas de los padres del dichoso y repugnante bicho alienigena, que parecen doblados por dos ancianitos.
Película ideal para ver en verano de 1987 o por ahí y dejarse atrapar por lo surrealista de la propuesta, el espíritu lúdico, gamberro (aunque bastante "blanco y navideño" hoy en día) del campamento juvenil, y las mozas de buen ver. Abstenerse de verla en el siglo XXI, solo para las mentes más curtidas.
Los resultados de un incesto no pueden ser buenos ni más alla de las estrellas