Conclusión:
Knack es el producto para todos los públicos que PlayStation 4 necesitaba para presentarse a todo el mundo pero no mucho más. Tanto en terreno jugable como en apartado audiovisual se queda en unos estándares aceptables, que no sorprenden ni por diversión, ni por manejo, ni por gráficos, ni por originalidad. Es una producción diseñada conjugando mecánicas, iconos y mundos demasiado clásicos y trillados, ideas que funcionan pero que para el habitual se quedan en poco sorprendentes. Claro, aquí huele a Crash Bandicoot, Katamari Damacy o Rampage por todos lados, y eso es una buena señal. Su propuesta jugable es sólida como cada una de las rocas que mueve y destroza en piezas su apartado gráfico, también digno en gestión de cientos de partículas, poligonado de personajes o diseño de algunas áreas. Es una aventura larga, duradera y rejugable, que además coquetea bien con las ideas next-gen de juego con ampliación social y mediante aplicación de móvil o tablet. Knack es todo lo que prometía y una buena puerta de entrada para la máquina que se estrena esta semana en Estados Unidos, pero que nadie espere sorprenderse por sus acabados técnicos o apuestas jugables. Como la propia criatura formada de reliquias, Cerny y su gente han sido el orbe que absorbe todo lo existente y venido del pasado para así formar su mejor apariencia, pero que despiezado se queda en algo artificial, una suma de ideas de antaño que ya a muy pocos se grabará en el recuerdo aunque consigue vida propia. No vemos del todo probable que haya nacido una nueva mascota PlayStation.