Las últimas veces que estuve en París, el cambio de la ciudad es abismal. Y curiosamente donde más se nota es en las zonas turísticas. La torre Eiffel es acojonante. Los negros están como aquí, pero en lugar del top manta, allí son souvenirs chorras de la torre. Los argelinos, marroquís... los que tienen acaparados los puestos de crepes. Y luego estos últimos son los que más dan la nota. Aparcados en el puente que hay enfrente de la torre cruzando el Sena, con BMW o Mercedes más o menos chulos, en el puto medio del puente. Música a tope, tomando copas, a su puta bola. Sabedores de que ninguna autoridad se va a atrever a decirles nada. Viviendo de ayudas, por supuesto, comportándose como ingleses en Magaluf.
No sé por qué la gente votaría por un cambio radical, si está todo perfecto.
¿Cuánto es la segunda vuelta? Podría ser apasionante arrancar los juegos con Le Pen gobernando.