En esta doble página llevamos la carrera de la Liga española por remontarle a la Premier la condición de primer campeonato europeo. La UEFA establece un ránking según lo que se ha hecho en las anteriores cinco temporadas, y de un tiempo acá los ingleses nos han pasado. Mérito de ellos y, añado, culpa del Real Madrid, que durante cinco años no pasó de octavos. O sea, que no aportó su cuota-parte, cosa que sí hicieron en ese tiempo, según sus posibilidades, el Barça, que vivió un periodo excelente, el Valencia, tan constante en lo suyo, y otros, entre los que hay que incluir al Atlético, con su Europa League.
España estuvo por debajo de su medida por culpa, en realidad, del Madrid, que puntuó por debajo de sus posibilidades. Ahora recupera ese ritmo, y se le agradece, pero lo que no sé si es de agradecer es el precio. Ver a Butragueño haciendo el papelón el pasado sábado en Canal + me hizo sufrir. Ver ayer a Mourinho diciendo que lo del 'silenzio stampa' no va con él casi me irritó. Tanto como usa él el epíteto de hipócrita me hace pensar que nada hay más hipócrita que tirar la piedra y esconder la mano. Nada hay más hipócrita que tener un esclavo moral para decir lo que uno no se atreve a decir.
Sea a través del tal Eladio Paramés, sea a través de Butragueño (¡qué horrible paralelismo!) el caso es que el Madrid de Mourinho difunde, junto a sus victorias deportivas, un discurso o relato errático, sin argumento, que sólo tiene que ver con las ventoleras de ese hombre en cuya ciencia ha depositado cualquier esperanza de quedar mejor que el Barça en las competiciones que ambos clubes se disputan. Un hombre sabio en fútbol, pero grosero ignorante de todo lo demás. El Real Madrid fue otra cosa y volverá a serlo, espero. Pero, mientras, toca sufrir las imposiciones de este singular maniático. En fin...