El Barça baja al infierno
Antes que nada, el Madrid es el mejor equipo del mundo y hoy día no tiene respuesta de absolutamente nadie. Se lee en la Wikipedia del árbitro Ricardo de Burgos Bengoetxea : "Pertenece al Comité de Árbitros del País Vasco. Culé desde pequeño".
Sánchez Arminio, el jefe de los árbitros, quiso prestar uno de los últimos servicios a su presidente vasco
Ángel Villar, con la designación de este trencilla ridículo. Ha sido un patético homenaje a Villar, vasco, barcelonista y ladrón, según dice el fiscal.
Bengoetxea ha sido una punta más del enorme iceberg de corrupción de la Federación Española, con un 'hooligan' culé, como el ex presidente
Gaspart, como supremo de los árbitros.
El Barça es un reflejo más de los sueños oníricos independentistas. De "el Madrid nos roba" hemos pasado a "Catalunya nos roba", "el Barça nos roba". Begoetxea no ha podido ridiculizar más a un patético Barcelona. No hace falta decir que Suárez es un tramposo y despreciable jugador que ha debido ser condenado a perpetuidad por sus comportamientos. Luego, como el árbitro 'culé' aborrecía a Ronaldo, tras un gol fabuloso, le mandó al vestuario por decreto.
Me da pena el Barcelona actual. Como escribí,
Valverde es un pusilánime, un lánguido, un triste que se ha encontrado con la enorme depresión que ha producido la 'huida' de Neymar. Quizá provocada, porque el brasileño ha olido la putrefacción en el seno barcelonistas, con un Bartomeu inútil,suicida, que incluso apoya la secesión, sin pensar en muchos y maravillosos barcelonistas. Es delirante.
Mientras tanto, la estabilidad madridista se robustece, se alza hacia la leyenda, con un Zidane que, día a día, supera a los monumentos como
Di Stéfano,
Miguel Muñoz e incluso
Del Bosque.
Da igual que el Madrid no tenga un goleador. Aparece
Asensio y demuestra que es superlativo, genial. Por no hablar de
Ronaldo, que puede jugar pocos minutos y poner en vergüenza a los Messi y Piqué, protagonistas de la esclerosis barcelonista. Gran Madrid, gran Zidane. Mientras, el Barcelona es un club en decadencia, terriblemente destinado al fracaso. Camino hacia el infierno. Nunca debió mezclar la política con el fútbol.