La tercera NO falla en lo de los niños. Otra cosa es que no sea tan contundente, pueda interesar menos, no guste tanto o incluso repela a los
pedófobos de turno.
Lo de los niños está mal ejecutado, como todo el film. Bueno, más o menos, quizás mal sea una palabra demasiado fuerte.
Conceptualmente, como fin de la trilogia, es brillante. Barteltown es una sociedad. Corrupta, absolutista, salvaje e inhumana, si, pero con reglas, con comercio y líderes perfectamente establecidos. Es primitiva, pero es algo completamente opuesto al caos absoluto y demente que se apoderó del mundo en las dos historias anteriores. Los niños, que son intencionadamente el lado opuesto de El Señor De Las Moscas, han construido otra sociedad, más atarsada tecnologicamente, pero más avanzada moralmente. Una sociedad mejor. Son la próxima generacion de seres humanos nacidos en aquel caos y han sido capaces de craer una pequeña isla de orden y justicia en pequeño. Son la espearnza de que del caos horrible la raza humana volverá a nacer. barteltown aún arrastra alguno de los vicios del mundo que se colapsó. Los crios anuncian la posibilidad de un renacer. Recrean entre las ruinas de las viejas ciudades un lugar que sirva como hogar y espearnza a los perdidos del mundo, incluos de Max, que acaba la pelicula como los viejos heroes del western, caminando hacia el atardecer, y que quizás algún día se encuentre con ese nuevo mundo al que, efectivamente, por fin pueda llamar hogar. La trilogía comenzó con un mundo que se estaba yendo a la mierda y termina, tras un viaje por el infierno, con un mundo que está a punto de resurgir de sus cenizas. El mismo viaje que hizo Max, que empieza como un hombre que teme que matar le pueda estar gustando y trata de dejar su puesto de poli, su paso por la deshumanizacion, y el retorno del heroe al final de la tercera.
El problema es que aunque la idea es genial, han convertido la tercera en una pelicula de aventuras ochentera con muy poca mordida, y todo tiene una pátina superficial suavidad, y para resurgir de las cenizas hace falta que el fenix esté ardiendo, y en este, no enciende ni una cerilla. Nos han puesto a Julia Roberts de puta en Pretty Woman y nos quieren convencer de que aquello no es un cuento de hadas, sino un documental sobre las mafias de la prostitución, y no cuela. Aparte que la sección de los niños es muy arrítmica, demasiado larga, y tan simple que acaba por resultar algo irritante. Le falta más síntesis y más chicha. Se desliga así de la trilogía que quería terminar y como pelicula autónoma se queda corta.
Aún así, tiene muchos aciertos, mucha imaginación, Turner está estupenda, las ideas son brillantes, y tiene muy buenos momentos tanto en el primer como el último acto, sin que el segundo carezca de cosas bien hechas. Y en general, aunque irregular, no es ni mucho menos mala. Irritante, a momentos, y fallida, pero llena de pequeños momentos que, en mi opinión, la redimen con fuerza.