SCORSESE

Creo recordar que en documental Scorsese por Scorsese hablaba bastante de The Last Temptation.
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La semana pasada revisité Gangs of New York, la cual no había vuelto a ver entera desde su estreno. Alejado ya de aquella época en la que la película nos decepcionó a muchos por las altísimas expectativas creadas, he podido disfrutar sin complejos del apasionante fresco histórico que nos ofrece un trabajo cinematográfico al que quizá el tiempo trate mejor de lo que muchos lo tratamos en su día.

Ha sido muy estimulante apreciar ahora en toda su plenitud cómo el espíritu clasicorro del relato se funde con la inconfundible personalidad de Scorsese a la hora de poner en escena a sus personajes, y planificar las tomas. Asimismo, he vuelto a disfrutar con el fabuloso nivel de detalle con el que cuenta el film, evidenciando que se trata de una película de una densidad extrema y única, a la que tanta tijera enmedio de la lucha Marty vs Harvey acaba por ahogar entre tanta información disparada como una ametralladora. Por culpa de ello, las relaciones entre los personajes y sus motivaciones se vuelven confusas, inverosímiles, e incluso risibles.

De esta confusión se resiente especialmente el último tercio del film, cuando la acción se vuelve inauditamente atropellada, notándose de manera zafia y sonrojante el interés por acabar la película lo antes posible. Algunos dicen que en parte también se debe a que el guión nunca llegó a estar terminado del todo, aunque me cuesta creer que Marty empezase a rodar un proyecto que llevaba tres décadas gestando sin tener lo más básico. En todo caso, esa caída de ritmo es toda una pena, especialmente cuando el comienzo (reducciones de 'gore' aparte) y el largo segmento central de la película logran mantener el tipo de manera casi impecable.

Dice Marty que no va a haber más montajes del film, pero yo sinceramente espero que algún día nos ofrezca la versión sin cortes de una película que debe de ser muy especial para él, a tenor de la evidente pasión que puso en ella. Nos lo debe a nosotros, y se lo debe a su amada ciudad natal. ¿Tendrá que morirse Harvey Weinstein primero para que dicha versión pueda verse? Pues ya que estamos, ¿dónde está el cianuro ...?

Un saludete.
 
Última edición:
¿y no dices nada de Day Lewis? sólo su recital me parece uno de los mejores de la década y motivo de sobra para hablar bien de ella.

el libro de Ashbury me pareció algo cargante, más interesante el exotismo del fondo que la forma de contarlo.

¿pero ese montaje de verdad ha existido alguna vez? nunca he leído nada concreto del todo.
 
Marty se tiraría tres décadas con el libreto pero Steven Zaillian y Kenneth Lonergan que fueron los que le metieron mano, ya te digo yo que no. Les ficharon a ultima hora cuando la cosa ya tenía visos de despegar y el guión de Jay Cocks no funcionaba.
 
Creo que fuí de los pocos que la aplaudió en su día y que me pareció un mamotreto interesantísimo a la par que hipnótico. Irregularidades aparte en el ritmo y el guión no deja de ser un espectáculo visual de los que a mi me gustan. Day Lewis está brutal como pocos.

Buen texto, Mensch.
 
¿y no dices nada de Day Lewis? sólo su recital me parece uno de los mejores de la década y motivo de sobra para hablar bien de ella.


No lo mencioné por que ayer no tenía mucho más tiempo de explayarme ... Pero tienes razón, y de hecho, el absoluto dominio de Day Lewis sobre el reparto (dentro y fuera de la pantalla) es uno de los puntos fuertes del film, y al mismo tiempo una de sus principales fallas. Porque lo cierto es que casi ninguno de sus compañeros puede hacerle sombra (bueno, quizá uno, pero desaparece al comienzo :p), ni mucho menos Leonardo DiCaprio (ni siquiera el de ahora), que es buen actor y protagonista, pero palidece ante cualquier gigante de la talla del británico. Este 'exceso' de carisma y talento es el que provoca una de los principales problemas del film, que es el hecho de que la venganza de DiCaprio acaba siendo demasiado forzada. Está claro que su personaje está tan fascinado por el de Day Lewis como lo estamos todos. A lo largo del film vemos a su personaje sufrir por tener sentimientos contradictorios hacia Cutting, por eso la determinación de cargárselo es a mi juicio demasiado impostada y rígida, y más aún con los cortes abruptos del montaje. Por algo, la escena del teatro chino marca el inicio de la decadencia del film, a partir de ahí todo se vuelve demasiado previsible y falto de toda clase de tensión.

Un saludete.
 
Última edición:
Solo he visto una vez esta pelicula, en su estreno, pero me gusto muchisimo entonces, no entiendo la numerosas criticas que recibio y recibe, es un film grandioso.
 
Tiene aciertos aislados y buenas secuencias, pero en conjunto no es en absoluto un buen film. Y sí, el atropellamiento post-teatro Chino es el que acaba por matarlo. Esas elecciones que no conducen la historia a nada, esa revuelta final mal explicada y metida con calzador, ese decepcionante duelo final...
 
Jo, qué noche!

El argumento de esta obra maestra es Kafka en estado puro; el protagonista es un oficinista gris, típico individuo anónimo y sin nada de particular, que una noche decide aprovechar la oportunidad de pillar cacho y de vivir alguna emoción. El resultado, una auténtica odisea nocturna, un intento desesperado por volver a su casa, encontrándose por el camino con todo tipo de colgados. La gracia está en que tales colgados no dejan de ser la gente normal, afectada por los males de la gran urbe (soledad, paranoia, frustración...). El pobre hombre no ha hecho nada, pero el mundo se vuelve en su contra hasta extremos delirantemente surrealistas, y nosotros nos sentimos identificados al tiempo que nos descojonamos con sus andanzas. Tras un desfile de personajes a cada cual más loco, medio víctimas y medio verdugos, resulta que ese trabajo alienante del cual huir parece más deseable, más cómodo que la realidad, y que nuestro héroe no deja de ser uno más entre la fauna de gente agresiva, amargada, etc.

En el fondo, una comedia clásica donde abundan las confusiones, las idas y las venidas, con el recurso constante a los infortunios y meteduras de pata. Con un endiablado sentido del ritmo y con un humor muy negro y disparatado, sin chistes fáciles ni escatológicos (solamente elengancia y mala leche). Aquí más que nunca entra en juego el montaje de Schoonmaker (fundamental), tanto como la propia puesta en escena. Al principio, el futuro sufridor nos es presentado con un rápido acercamiento de cámara, destacando entre la multitud impersonal. Al final, la cámara se desprende de él y comienza a moverse vertiginosamente en el caos de la oficina, a golpe de Mozart... no hay más que decir al respecto.

Muy grande, joder.
 
Es maravilloso el momento en el que Griffin Dunne se esconde en la escalera de incendios y ve por la ventana cómo le pegan un tiro a uno. Ese momento, que por sí mismo no tiene explicación, sentido o gracia, se convierte en un chistazo y un remate perfecto, únicamente porque toda la hora y pico anterior ha estado construyendo hacia ello.
 
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Who's that knocking at my door

Estoy planeando ver otra vez toda la filmo de Scorsese. Poco a poco. Primero tocaron sus cortos y ahora paso a las películas.

Empezó fuerte el pequeño gran hombre. Su amigo de estudios, un Keitel casi niño, rebosa energía y mala leche. El submundo italoamericano pre-mean-street ya está presente, con esos personajes repelentes (y aquí inconscientes) que de vez en cuando pueden caer simpáticos. Todos ellos presos de sus costumbres más prehistóricas y de la educación que recibieron, pero también entregados al lado más salvaje del infierno de asfalto, al borde de la autodestrucción. Tirando por la borda cualquier tabla de salvación (la chica).
Al final todo es decepción, estallidos de ira, pecados e intentos fallidos de redención. Incluso el catolicismo en el que alguno se refugia, no deja de ser una costumbre, un reflejo automático al saber que la ha cagado. No hay verdadera salvación para nadie.

Me ha gustado menos que la primera vez, donde te quedas embobado al ver el mundo tan violento, cabrón y esas vidas llenas de tedio disfrazado de juergas brutales donde todos los días terminan siendo los mismos; seres humanos acorralados en una rutina de la que no pueden escapar.
En la revisión empiezas a ver muchas de sus deficiencias y puntos muertos, cosa que distancia mucho.

Aún así, un avance de todas sus obsesiones. Ahí están los barrios decadentes y sus decadentes integrantes, el retrato despiadado de personajes a la deriva, el cristianismo, las costumbres, el machismo, el humor negro (aquí algo fallido), la creación de un ritmo eléctrico a golpe de montaje y canciones deliciosas y una conexión mística con el cine clásico que se ve arrasada por el vanguardismo.

Toda una declaración de intenciones.
 
http://www.elseptimoarte.net/martin...leonardo-dicaprio-y-robert-de-niro-21625.html

Martin Scorsese dirigirá a Brad Pitt, Leonardo DiCaprio y Robert De Niro

Buenas y a la vez malas noticias, porque tiene "truco": Martin Scorsese volverá a dirigir a sus dos actores fetiches, Leonardo DiCaprio y Robert De Niro, así como a Brad Pitt, en una producción todavía sin título que además -y por si fuera poco- contará con un guión de Terrence Winter ('El lobo de Wall Street').

¿La mala? Que dirigirá a los tres en un cortometraje comercial para Melco-Crown Entertainment, compañía dedicada a gestionar resorts y casinos alrededor de todo el mundo, y que lo estrenará el año que viene durante la inauguración de un nuevo complejo en Macao sin que esté confirmado que lo vayamos a poder ver online.

Es imposible no pensar en 'Casino', la notable película que Scorsese dirigió en 1995, si bien el medio que nos trae la noticia, Deadline, sopesa la posibilidad de que este cortometraje pueda servir -son suerte- como aliciente para dar salida a un proyecto que lleva años enquistado en la agenda del realizador: una película centrada en Frank Sinatra.
 
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El tren de Bertha (1972)


Segunda película de Scorsese, producida por Roger Corman, quien quería parir otro éxito como Bloody Mama. Similar en intenciones históricas y sociales a Bonnie and Clyde, Dillinger o la misma película de Corman. Una cinta fallida, pero a la que no le falta buenos momentos…

Si hay algo que su director sabe crear, es ritmo. No importa que aquí su dirección sea más tosca que estimulante. Nos habla de la represión de la clase alta y las duras condiciones de la vida cotidiana, del odio de los blancos hacia los negros y de los negros hacia los blancos, del nacimiento casi involuntario de la delincuencia en un sector de personas, de todo un estado anímico que se generalizó en el malditismo de unos años desastrosos. Podemos respirar el humo de los vagones en los que sus protagonistas se pasan la vida y donde muchas veces la pierden.

Scorsese intenta explorar, hasta donde puede, sus técnicas y rasgos. Esa edición agresiva y una partitura musical estruendosa (con momentos donde el blues suena a todo pedo). Los zooms groseros. Las nada sutiles referencias religiosas…
Supongo que tampoco podía experimentar mucho más al estar obligado a adaptar su personal mirada a convenciones molestas y simplistas a las que el tiempo ha pasado demasiada factura.

Aún así, por la intensidad que a veces aflora, por el culito de Barbara Hershey y por la tremebunda escena final, la película se deja ver.
 
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MALAS CALLES (1973)
- Martin Scorsese

La confirmación absoluta de sus constantes. El fluido, elegante (y a veces tosco) trabajo de cámara, las explosiones de violencia, las obsesiones, la banda sonora electrizante donde predominan Los Rolling Stones, las grandes cantidades de humor y la dirección de actores casi naturalista con libertad para la improvisación… Por fin logran encajar y alcanzar todo su esplendor de la mano de un tipo apasionado, lleno de rabia y desparpajo.

Comienza con Charlie tratando, aparentemente, de conciliar el sueño. Entonces oímos su voz revelándonos que ‘Los pecados no se pagan en la iglesia, se pagan en la calle y todo lo demás es mierda’. Preámbulo que define la naturaleza de la película y de sus propios personajes antes de que la narración comience. Keitel interpreta a otro hombre que bien podría ser el mismo de Who's That Knocking at My Door? (toda Mean Streets es una versión perfeccionada de aquella). Un tipo que nos cuenta su vida, que es un posible miembro de la mafia, que cobra deudas, apuestas y que, para colmo, tiene aspiraciones a santidad (como el propio Scorsese).

Pero no puede estar más atrapado, castrado por una vida en la que se muere por encajar, pero realmente detesta. Busca sentirse parte de un grupo, el de los afortunados, los putos amos del barrio. Pero para ser aceptado es necesario seguir las reglas y, a pesar de todos los lujos y libertades que goza, de las juegas que se gasta y de las cámaras que enfocan su fantástica ropa… Está cortado por el mismo patrón que todos los demás de su especie, y es consciente de ello en su obsesión por corresponder. La repetición le reafirma su condición de seguidor, de saber que lo que está haciendo es lo correcto… O al menos lo que se espera de él.

Por ende, no puede amar a una epiléptica porque, para ellos, es una enferma mental, una puta zorra y la prima de un descerebrado. No puede salir con una negra por la que siente atracción porque sería su suicidio ‘’profesional y social’’. No puede ver a su amigo descerebrado (Johnny Boy, un speedico y feroz Robert De Niro) porque es una mala amistad que podría llevarlo (y lleva) al caos más puro.
Dentro de su mismo círculo de amigos le reprochan el ser un débil mental por sus obsesiones religiosas. Aunque su verdadera obsesión sea el infierno, un infierno en el que quiere arder y pagar. Un infierno que se representa en el fuego. El fuego donde Charlie quema su mano, donde quiere sufrir. Infierno en el que vive día a día en una repetición intolerable.

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Sale del confesionario totalmente insatisfecho con su penitencia. Recitar palabras ya no significa nada para él. No puede creer que el perdón venga tan fácilmente. La cámara sigue a Charlie desde el altar a la barra de Tony, un averno rojo, luminoso. Johnny Boy se adentra en el antro acompañado de Jumping Jack Flash. Charlie comprende que Johnny es la imagen de su penitencia. La cruz que debe soportar. 'Tú me envías esto, Señor'…dice con aires derrotistas

La impulsividad y desequilibrio de un tipo que parece estar hundido en una permanente ‘Party Hard’ termina brutalizando también a Charlie y a su controlada y ansiosa personalidad llena de culpa. La película avanza a trompicones por círculos angustiosos, sórdidos, cerrados, nocturnos. En clubs, en billares, en cines. Volviéndose progresivamente más agresiva, desesperada, etílica. Rara vez sus protagonistas ven el sol, y cuando lo hacen (la escena de playa con su novia) se ven fuera de lugar y reflejan su gangsterismo hediondo y barato.

Scorsese no pudo ser nunca un goodfella ni un cura (sus principales aspiraciones, creo recordar). Pero el cine le ha dado la oportunidad de explorar sus consecuencias de forma aniquiladora en esta película rotunda.
 
Adoro como lo peta Harvie en esta peli, mirad esos pasitos chulescos y como le tiembla el vaso cuando apura la copa



Pedazo creditos a ritmo de las Ronettes



A propósito de Bob

 
MASTERPIECE con todas las letras e inevitable en cualquier antología de cine que se precie.
 
Parece mentira como un tipo con unas obsesiones tan particulares, tan definidas geográficamente; limitadas a un estrecho círculo de condición casi etnográfica en los límites de un barrio italiano de New York, acabe por convertir eso en cuestiones universales. Ese lenguaje, esas formas, esa estructura mental y sobretodo esa forma de entender la vida, ha acabado por devenir en tópico general. Sólo un grande es capaz de hablar de su micromundo de una forma tan global. Cada vez que reviso su obra, haga ya lo que quiera hacer, me doy cuenta de lo muy eterno que va a ser este señor.
 
Es gigantesca. A mi me llama la atención lo clarísimo que lo tenía Scorsese con tan solo 2 peliculas anteriores, y es un poco la confirmación de todo lo bueno que apuntaba Who´s that knocking at my door? , que es un poco el borrador de esta Malas calles.

El final es mayestático, una especie de ópera barroca italoamericana. Y si, De Niro está descomunal. Increible cómo juega todo el rato con el personaje de Keitel.
 
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Italianamerican (1974)

Esto más que un documental, es una colección de anécdotas. Digamos que Scorsese simplemente enfoca su cámara y deja a sus padres contar historias mientras se la pasan en grande comiendo (hasta el equipo técnico). No hay más, pero tampoco menos.

Lo mejor es su maravillosa madre, una cuentista oral prodigiosa a la que podrías escuchar por horas. Una señora descarada y lenguaraz que con impunidad le dice a su marido que no diga groserías ni cuenta esas anécdotas mórbidas, para después contar ella algo aún más salvaje y burlarse sin disimular una media sonrisa (Tampoco es posible distinguir si esas historias sean reales, provienen de cuando la televisión y el cine no existían, entonces la gente necesitaba inventar historias y mentir para mantener la cordura… Asegura la anciana). Comprendes de donde nace el humor que se gasta en muchas de sus películas. Comprendes también la fuente de su obsesión por el honor (o su ausencia), por la tradición, por la calle y su lado tenebroso, por las historias, por la familia, por las raíces culturales y por las aspiraciones de esa cultura.

Simpático, para completar la filmografía y conocer un poquito más.



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Alicia ya no vive aquí (1974)

No puedo imaginar inicio más scorsesiano que el de esta película. Un homenaje, supongo, a Duelo en el sol o Lo que el viento se llevó o El Mago de Oz. Una California rural bañada en un amanecer de rojos saturados, llenos de irrealidad. Una cámara moviéndose con infinita elegancia mientras una niña canta You’ll never Know de Alice Faye. Un momento bellísimo que prácticamente capta el clima de los clásicos. Hasta que esa imagen parece reducirse y quemarse. La fotografía ahora es realista. Han pasado tres décadas, esa niña se encuentra en Nuevo México y tiene un hijo que brutaliza sus oídos escuchando All the way from memphis. Ella mira a la cámara. Sus ojos se desvían. Hastío, grises y tensión por todas partes. Las antípodas de su romántico comienzo.

Es un estudio de personajes bastante apreciable. Con una Ellen Burstyn colosal encarnando a una mujer que no puede vivir sin un hombre a su lado, que le resulta imposible ser dependiente y autosuficiente, pues para eso fue criada, para ser una esposa, aunque a ella realmente le gustaría cantar. Es sensible y llora a menudo cuando sus planes se truncan. Tiene un hijo con el que mantiene una relación más de amistad que otra cosa y sus estados anímicos casi siempre dependen de los estados ajenos.
¡A la mierda las heroínas fuertes y decididas! Muy pocas son reales. Alice es débil, se engaña, sufre y a menudo miente. De ahí la credibilidad de su lucha.

Una película cálida. Se le podría achacar que al final cae un poco en lo que critica o pone en evidencia... Pero se entiende.
Hay que mencionar a una Jodie Foster pequeña, estupenda y excesiva que se la monta de rebelde y outsider total. O al mismo hijo de Alice, Tommy (Alfred Luttler) un auténtico troll y uno de los niños más rompe huevos de la historia del cine.
 
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