Mi padre era una leyenda viva en
Avon Cosmetics en nuestra ciudad. El mejor "binfiller" que hubo en la empresa (el abastecimiento de líneas para los pedidos) y luego en el muelle de carga estuvo al mismo nivel, tanto con los camioneros como con el resto de los compañeros Nunca le pagaron como merecía y ese prometido ascenso, de ahí su puesto de "jefe no oficial", nunca llegó.
Muchas horas extra, sin ver a sus hijos y su mujer entre semana (con muchos sábados por la mañana trabajando), un desgaste físico evidente y con el paso de los años una amargura profesional palpable, pues no llegó a tocar techo y se frustró.
Cuando se "acabaron" las horas extra, ya que empezaron a entrar los empleados temporales de "las empresas de trabajo temporal", se buscó la vida los fines de semana montando calefacciones con un tío mío, de camarero en bodas, en un bar de unos amigos y un largo etcétera. Hasta que mi madre empezó a trabajar por las tardes, cuando nosotros fuimos más mayores, y descansó los fines de semana. Pudo sacarse el título de
Masajista deportivo y Quiromasaje*, llegando a ser muy bueno porque le gustaba y se le daba de lujo, y tener un dinero extra para sus gastos ( en realidad le daba más de la mitad de mi madre para la casa porque no tenía "vicios", más allá de las tapas y alguna que otra cerveza).
Puso su título a disposición de la empresa, con el apoyo del médico, y le negaron esa oportunidad (una sala propia para dar masajes a los empleados, cobrando en otra categoría profesional, y con el médico supervisando).
*Llegó a estar en un equipo ciclista, el I
placea, en el equipo de balonmano y baloncesto del
Cajamadrid/Juventud Alcalá a mediados de los noventa, antes del cierre y su posterior desaparición, y en una larga lista de equipos aficionados de fútbol.
Si hubiese tenido dinero para invertir en un salón de masajes, con un fisioterapeuta de socio, hubiese mandando a hacer puñetas a Avon Cosmetics. No había nada parecido en la ciudad en esos años, por lo que hubiese funcionado muy bien.
Cuando cambiaron de Jefe de Logística (la fabricación se fue de España a Polonia en los noventa) las cosas fueron a peor, mi padre y ella, una inútil de cuidado, empezaron a chocar a menudo y venía cansando y cabreado porque las cosas no se hacían como debían (más de una vez se quedaban dos compañeros y él un cuarto de hora más para no tener tantos camiones para descargar a la mañana siguiente). Salió de trabajar un viernes y murió el domingo de un infarto (antes de terminar la primera parte de un partido de fútbol, tras atender a un jugador, del equipo aficionado donde estaba, en la banda), por un problema cardiaco "leve" que le habían diagnosticado dos semanas antes. La jefa vino a su funeral, junto a muchos compañeros y ex-compañeros (todos los equipos de fútbol profesional y aficionados también, con un partido homenaje un mes después), pero al mes cambió todas las cosas que hacía mi padre(la daba cuatro vueltas a esa tiparraca). En menos de diez años la empresa cerró aquí, pasaron a gestionarla con dos servicios externos (tanto logística como las oficinas) y van de mal en peor.
En conclusión, si la empresa no es tuya, en ocasiones tampoco merece la pena con tu negocio, cumples con tu horario y punto. No la vas a heredar y ni mucho menos te lo van a agradecer los jefes. Asco, pena y vergüenza, muchísima vergüenza.