¿Rajada? Difícil. No hay mucho que decir. La pelicula es mala con avaricia. Se dice que es una película de aventuras, pero una cosa que necesita un film de aventuras para serlo es emoción, y otra, romance, y esta cosa carece de ambas. De la magia también habría que hablar, pero a vosotros que os dan urticaría los midiclorianos por romper la mística de la Fuerza os parece un término demasiado místico, así que lo dejaremos pasar para no herir vuestras sensibilidades del Tao.
Pero Abrams es incapaz de darle emoción a un niño perdiendo su peluche favorito a manos de un asesino de gatitos; sería capaz de hacer una comedia de la muerte de old Yeller. El tipo es un incapaz. Su composición y puesta en escena es aburrida, plana e incapaz de comunicar nada. La pelicula es además una especia de Star Trek Redux en lo peor que tenían estas peliculas: es una colercción de escenas de acción, una detras de otra, otra detrás de una, pero sin significado alguno, sin pausa y poso, sin ningun fondo, pura explosión, puro golpe, si, de nuevo esa palabra... sin emoción. No me interesan ni me impertan. Boom. Que bien. Si tiras una bomba o disparas un láser las cosas explotan. El cielo es azul. El agua moja.
Y esa colección de escenas de acción significa que no hay sitio para el desarrollo de nada. No hay trama, solo un ir de un sitio a otro y un turullo de exposiciones para encontrar a alguien en una historia semidetectivesca con menos chicha que un jamón tras un cita con mi perro. Vamos de un sitio a otro. No, en serio, vamos. Cosas y cosos, estrellas de la muerte (perdón, planetas de la muerte) y destruccion de planetas y espadas láser y no sé cuantas cosas más aparecen y desaparecen sin preparación, sin desarrollo, de la nada y hacia la nada, se nos cuentan en cinco segundos, y hala... con lo cual nos importa más bien poco. Un guion alq ue le faltan desarrollo tantas cosas, tantos personajes, porque aquí lo que importa, claro, es ir corriendo de un lado a otro para encontrar a Luke... Y dar hostias como panes todo el rato. Porque eso es lo que importa. Dar hostias como panes. Continuamente.