Star Wars y todo su universo

Un espantacoños youtubero se ha currado unos estupendos vídeos comparativos con si no todos la inmensa mayoría de cambios -tanto sutiles como aberrantes- realizados por el Papadas a su trilogía clásica a lo largo de los años. Compara esencialmente entre las versiones originales y las versiones del BluRay, pero de vez en cuando también recurre a las Ediciones Especiales del 97 y a las versiones en DVD cuando lo peluznante de los cambios lo merece.

Todo muy bien sincronizado y hecho con mucho gusto. Muy recomendables:

A New Hope




The Empire Strikes Back



The Return of the Jedi

 
Empecemos:

La guerra de las galaxias


Existen pocas películas que hayan levantado tanto entusiasmo mediático como la saga galáctica iniciada por George Lucas en lo que en el año 1977 se conocía simplemente como “La guerra de las galaxias” (Star Wars), y en el que el concepto de secuelas no era más que un mero esbozo en la inmensa imaginación de su creador. Es una película cuya primera presentación fue entre un grupo de amigos formado por, entre otros, Steven Spielberg y Brian De Palma, quien al terminar la proyección se limitó a afirmar que con esta película empezaba una era de cine basura. Spielberg, por su parte, afirmaría que la película se convertiría en un clásico atemporal. Irónicamente, ambos tendrían razón.

La historia tiene como base central la eterna batalla entre el bien y el mal, la luz contra la oscuridad, en este caso la lucha entre un despótico Imperio Galáctico y la Alianza Rebelde, cuando en medio de un asedio dos robots portadores de información vital son enviados a un planeta desértico con la esperanza de salir de las garras de los imperiales. Tras una serie de peripecias, terminan en las manos del héroe de la historia: Luke Skywalker, quién con la ayuda de Obi-Wan Kenobi (Alec Guinness), Han Solo (Harrison Ford) y Chewbacca (Peter Mayhew), se embarcará en una cruzada para rescatar a la princesa Leia (Carrie Fisher). Es una historia burdamente sencilla, con unos personajes arquetipos vistos en innumerables ocasiones anteriores que, además, apenas tienen presentación más allá de lo que se pueda extraer por pura iconografía: el joven idealista, el malo enfundado de negro, el anciano sabio, los comparsas cómicos, el pícaro cínico y socarrón; a parte de lo que pueda aportar individualmente un acertado casting del que destaca Mark Hamill, Peter Cushing como Tarkin, el dirigente de la infame Estrella de la Muerte; y, por supuesto, Harrison Ford en el papel con el que empezaría su ascenso hacia el estrellato. No hay profundización psicológica alguna en los personajes, sus caracterizaciones se pueden tildar de setenteras y las relaciones funcionan por la disparidad extrema en sus personalidades. Sin embargo, esa sencillez va en la misma línea del resto de la producción, y en su perfecta ejecución, porque lo simple no es sinónimo de facilidad, se consigue crear unos personajes completamente memorables.

Lo mismo se puede decir de la premisa, cuyo desarrollo no da lugar a complejidades dramáticas, sino que se basa enteramente en unas ideas salidas de cuentos de fantasía medieval tan elementales como las que podría tener cualquier producción disneyana. En su superficie podemos encontrar una lograda traslación del cine de capa y espada a un universo único en la que nos encontramos con jóvenes caballeros (Luke, Han) guiados por un viejo brujo (Obi-Wan Kenobi, caballero Jedi), quienes ensillados en sus corceles (las naves espaciales) se dirigen a un castillo impenetrable (la Estrella de la Muerte) para rescatar a una princesa de las manos del temido caballero negro (Darth Vader). Es quizás aquí donde encontramos la mayor virtud de “La guerra de las galaxias”: nos encontramos con una película que funciona a nivel puramente sensitivo al utilizar ideas arraigadas en el colectivo imaginario de la humanidad pero en un universo propio del film, diferente a lo visto hasta aquel entonces. Lucas bebe de fuentes tan diversas como la mencionada fantasía heroica, los seriales pulp como “Flash Gordon” o “Valerian”, la mitología detrás del samurái y la filosofía zen, elementos del western, y una adaptación del viaje del héroe de Joseph Campbell tan directa como eficaz. Es una amalgama de ideas que bajo otra dirección jamás habría funcionado, y el resultado final de “La guerra de las galaxias” no se puede considerar solamente un éxito, sino también un milagro.

Otro gran triunfo recaería en los todavía excelentes efectos especiales encabezados por los visionarios artes conceptuales de Ralph McQuarrie, quien ideó unos diseños originales que consiguieron dar coherencia a un universo inverosímil, trasladado posteriormente a imagen real por un grupo de técnicos que tenían la voluntad de igualar e incluso superar lo visto en “2001: Una odisea del espacio” (Stanley Kubrick, 1968). Bien lo conseguirían creando, entre muchas otras cosas, coches flotantes, espadas de luz, grandes naves espaciales escapando de naves todavía más grandes; y todo ello bajo un diseño de sonido de Ben Burtt que creó un universo sonoro ahora ya característico de Star Wars. Hablamos de una película técnicamente perfecta, una en la que el paso del tiempo no hace más que acentuar los prodigios creados por un equipo en estado de gracia. Por otra parte, aunque la función de Lucas excede a nivel conceptual, también tiene varios méritos a nivel técnico. Su puesta en escena es muy simple y se ve que no tiene muy buena mano dirigiendo a los actores, pero su planificación es impecable y otorga a la narración un clasicismo, ya en aquella época en capa caída, que le permite desarrollar los acontecimientos al ritmo deseado con unas imágenes que pasan por lo poético, lo dramático y lo mítico.

Es imprescindible mencionar también el trabajo creado por John Williams, compositor clásico que demuestra en cada tema su gran dominio de los instrumentos musicales, combinándolos para producir canciones, no solo memorables, sino también de una profundidad sonora al abasto solamente de los maestros más grandes del oficio. Tiene el don de conocer los llamados “colores de la música” para combinar instrumentos de toda índole para enriquecer unas melodías que ya brillan por su creatividad. Quien más, quién menos habrá escuchado las melodías más populares de la franquicia, desde el estruendoso tema principal de los créditos, la pegadiza canción de la cantina o el emblemático y dramático “tema de la fuerza”, cuya primera aparición coincide con uno de los momentos más memorables de la película: aquel en el que un desesperado Luke mira dos soles poniéndose, preguntándose por el porvenir de su futuro. El uso de la música en esta película llega a un punto en el que se convierte no solamente en una de las piezas más importantes de la obra, sino en un insustituible personaje más.

Se podría decir que “La guerra de las galaxias” marca un punto de inflexión en la historia del cine americano, para bien y para mal, pues la película asentaría el concepto de blockbuster que De Palma temería, y es que a la película se le puede achacar un guión que encadena escena de acción tras escena de acción sin descanso alguno (creando así el encabalgamiento de set pieces que conocemos hoy en día), un guión que también tiene diálogos un tanto artificiales y un uso del drama que a veces no funciona, por no hablar de un montaje eficaz en cuanto a su intención de no aburrir, pero lejos de la perfección mostrada en varias películas de los años 70. A parte, la película redefiniría erróneamente el concepto de ciencia ficción en el cine, y daría un empujón al sub género de space opera, a pesar de tener más elementos de la fantasía medieval que del western en el espacio; sin olvidarnos por supuesto de que, independientemente del cine, empezaría el imperio cultural, tecnológico e incluso social de George Lucas. Sin embargo, por encima de todo ello, es una película que perdura en la memoria del espectador gracias a su uso de la mitología y por predicar un sentido del espectáculo inherente al cine, a la esencia más pura de los orígenes del celuloide de cautivar sin más pretensiones de un modo posible únicamente en este formato, y tal fue su éxito que surgirían imitaciones que, como suele pasar, no se le acercarían ni por asomo. “La guerra de las galaxias” es una carta de amor hacia la aventura por el simple hecho de vivir una aventura, un amor hacia los personajes y un amor hacia el mismo medio cinematográfico.
 
Es que creo que la versión de Palpatine es la correcta, que por algo es el que sabe del cotarro. Para que Luke realizara un paso completo y puro al Lado Ojcuro debía sacrificar a su propio padre, de la misma manera que el paso definitivo de este fue ser el responsable de la muerte de su amor.

Vamos, que la versión que sigue este dibujo, que es la de la idea de Vader de "Enga Luke, únete a mí", "...Enga, pofale"... no vale porque es muy chorra. :juas
 
Pero independientemente de lo interesante que resultara para el guión (mira cómo resultó la conversión de Anakin a pesar de la tragedia supuestamente inherente) para Palpatine cualquier nuevo Sith debiera llegar matando a su discípulo, en lugar de matándole a él mismo (sólo puede haber dos), su visión es más interesada que otra cosa.

PD: siempre podías hace que después de matar al emperador, Luke tuviera que matar a a Leia y Han para completar su caída.
 
me he partido con la evolucion del chillido de Obi-Wan en el desierto! (que algun cambio es de poquitos años)... Es de TOC total.

lo de la "rima visual" entre pelis... claro, si repite los mismos momentos y situaciones y planos... pero bueno, que si, es bonito.
 
En los cómics (si no recuerdo mal, en la saga Imperio oscuro) el Emperador regresaba y Luke acababa pasándose a su lado, pero "solo para probar". En general, cuanto más "universo expandido" leo, veo o conozco, más me parece que la Fuerza es un poco como el chocho de la Bernarda, que entras y sales de sus distintos estados como Pedro por su casa, y con una carga emocional a veces mínima.
 
En los cómics (si no recuerdo mal, en la saga Imperio oscuro) el Emperador regresaba y Luke acababa pasándose a su lado, pero "solo para probar". En general, cuanto más "universo expandido" leo, veo o conozco, más me parece que la Fuerza es un poco como el chocho de la Bernarda, que entras y sales de sus distintos estados como Pedro por su casa, y con una carga emocional a veces mínima.
"Menos mal" que el Universo Expandido ya no es canon :juas

Por cieeeeerto...

 
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El Imperio contraataca

La Alianza Rebelde se encuentra en su momento más adverso, dado que un Imperio Galáctico cada vez más implacable persigue incansablemente sus bases secretas para exterminarlos de una vez por todas. Instalados en esta ocasión en el planeta nevado de Hoth, Leia (Carrie Fisher), Luke, Han y Chewbacca (Peter Mayhew), junto con parte de la Alianza, tendrán que huir una vez más de las garras de los imperiales liderados por Darth Vader. Sin embargo, cada uno de ellos tiene su propia agenda, y pronto se separaran en caminos distintos: Luke viajará al planeta Dagobah en busca de un misterioso maestro Jedi llamado Yoda para profundizar en sus estudios sobre la Fuerza, mientras que Han irá a saldar su deuda con el lord del Crimen Jabba el Hutt. Dirigida por Irvin Kershner, “El Imperio contraataca” es una película que bebe de lo mejor del cine de aventuras, la fantasía medieval y la cultura oriental; y lo baña con una carga dramática y un aire general fatalista que no hace más incrementar a medida que avanza la narración.

Es el factor principal que convierte la película en una auténtica obra maestra del género que a día de hoy todavía no ha tenido igual, y los logros se deben al titánico tríptico formado por el director, el guionista Lawrence Kasdan (quien también escribió el guión de “En busca del arca perdida” (Steven Spielberg, 1981), curiosamente también la mejor película de su género) y, por supuesto, George Lucas en su función de productor ejecutivo (función que también ejercería en el mencionado film de Spielberg). Kershner es un director de corte clasicista que da a la película un aspecto técnico visual impecable, desde una planificación redonda, una puesta en escena efectiva, y una dirección de actores admirable que solventa problemas de coreografías como si se tratara de juegos de niños. Él y el director de fotografía Peter Suschitzky apuestan por una imagen fría y pesimista que tendrá su cenit en ese clímax final lleno de luces y sombras y con un brillante juego del azul contra rojo, claro simbolismo del héroe y del villano de la historia, Luke y Vader, y que no hacen más que acentuar el giro de lo onírico a lo pesadillesco del emplazamiento donde tiene lugar el clímax final, y donde se encabalgan varios giros argumentales que terminan socavando el estado de ánimo del espectador. Lucas, por su parte, aporta todo su universo imaginativo para expandir un universo rico en vida y creatividad que hoy ha generado centenares de historias en forma de novelas, comics o videojuegos. Es un universo único y especial, hecho que no hace más que elevar la película en la cumbre del género fantástico.

Por encima de todo ello, lo más destacable de la película es la tercera pieza del puzle: el perfecto guión escrito por Kasdan a partir de un primer borrador de Leigh Brackett, quien falleció antes de terminar el trabajo. Es un guión con el que la película alcanza una madurez que a día de hoy no ha conseguido ninguna otra película de la saga, un guión lleno de giros, engaños, en el que nada es lo que parece a primera vista, y en el que se vulnerabiliza a los héroes en modos desoladores. Los personajes toman las riendas de la situación del mejor modo que pueden considerando la situación desesperada en la que se encuentran, y tales acciones tienen consecuencias que repercutirán sobre ellos. La narración está dividida en dos líneas argumentales: una que sigue a Luke Skywalker, protagonista dramático de la historia, y otra con Han Solo en su centro. El desarrollo de ambas es perfecta, y tras un espectacular inicio en el que los genios detrás de los efectos especiales vuelven a demostrar su talento creativo, la narración toma un tono más pausado para centrarse en los personajes. En su entrenamiento bajo el manto de Yoda para convertirse en Jedi, nos explican las maravillas de la Fuerza con una precisión que por primera vez nos hace pensar que los responsables realmente la han sentido. Convierten ese campo de energía de algo puramente fantástico en algo trascendental al abasto de todos nosotros, una energía casi tangible que si nos esforzamos en creer en ello podríamos llegar a sentirla a nuestro alrededor. Es una oda al poder de la imaginación, y entre los excelentes diálogos, actuaciones y la emotiva partitura de John Williams, todas las escenas en Dagobah se elevan entre las mejores de la película –y de la franquicia.

Aunque, como hemos dicho, Luke es el personaje dramático de la película, es indudable que Han Solo y Darth Vader son las verdaderas estrellas de la función. Harrison Ford se siente físicamente seguro en el personaje, y la excelente caracterización por parte de Kasdan no hace más que redondear un personaje clave en toda la franquicia y de todo el género, fantástico o de ciencia ficción. Es un personaje, socarrón, desvergonzado, sin embargo preocupado por los suyos; un personaje con presencia de antihéroe, pero cuyas acciones lo descubren como héroe. Por otra parte, Vader ejerce aquí ya como villano principal de la historia. Con el físico bajo el traje de David Prowse y la potente voz de James Earl Jones, lo convierten en una presencia completamente inquietante, y su brillantez mental le da un aire omnisciente que a veces da la sensación que sea capaz de ver hasta los confines más lejanos de la galaxia cuando se asoma por uno de los ventanales de su Destructor Estelar. Es un villano que crece a medida que avanza la narración, un personaje implacable que no conoce el perdón y que al responder únicamente a una única autoridad superior, que apenas atisbamos unos segundos de un modo muy siniestro, le permite convertirse en juez, jurado y verdugo de lo que acontezca a su alrededor. El resto del reparto es igual de memorable en sus personajes, y todos tienen frases (o gruñidos) y momentos destacables, incluso Lando Calrissian (Billy Dee Williams), la incorporación más destacable de la película, personaje todavía más pícaro que Han, aunque más por labia que por fisicidad.

El resto de departamentos elevan sus cargos a unos niveles por aquel entonces nunca vistos. Ralph McQuarrie vuelve a asombrar con unos diseños magníficos, los efectos especiales están a un nivel que a día de hoy supera lo visto en producciones más actuales; también se amplía el abanico de efectos de sonido, siendo los más destacables los descriptivos pitidos de R2D2 y los también variados gruñidos de Chewbacca. Y John Williams compone la banda sonora más memorable de toda la franquicia. “The Imperial March” es conocida allá donde se vaya, pero además hay cantidad de temas brillantes como el de la batalla de Hoth, con unos tonos muy mecanizados; la poética “The Asteroid Field”, que nos hace sentir lo maravilloso y profundo del espacio; “Yoda’s Theme”, mágico, entrañable, fascinante… Con este trabajo Williams brilla por creatividad y profundidad musical, y consigue una de las mejores composiciones de la historia del cine.

El Imperio contraataca” es un ejemplo de que las segundas partes pueden ser mejores, y es que aquí se superan todos los logros conseguidos en “La guerra de las galaxias” (George Lucas, 1977) y se arreglan los problemas que se presentaban, sobretodo a nivel de dirección. Es una película redonda, cuyo único inconveniente es no terminar la historia empezada, cosa que sucedería tres años más tarde con “El retorno del Jedi” bajo la dirección de Richard Marquand y con unos resultados menos satisfactorios. Sin embargo, eso no empaña un resultado final simplemente inmejorable que eleva la película como una obra maestra imprescindible, inolvidable y maravillosa.
 
Subo el hilo para comentar que hoy he conocido a David Prowse. Charlar con él ha sido algo espectacular. Un hombre muy amable y próximo

¡Es Darth Vader! Y escuchándolo sólo puedo decir que no hacía falta que James Earl Jones lo doblase, habríamos tenido igualmente una vozarra pero con acento british.

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No puedes venir al foro que es como un patio digital de vecinas cotorras, decir que has conocido a Darth Vader y quedarte callado sin contarlo en menos de mil palabras :mosqueo
 
Yo conoci a Vader y a Boba en un Sitges... iban a firmar y a cobrar por ello.

En cuanto a la voz... la que tenia Prowse en la epoca que rodo SW era pastelosa, por ahi hay videos del rodaje con su voz y no es la de Earl Jones y mucho menos la de Constantino.
 
También es un poco injusto comparar un audio ambiente chungo con la voz de J. Earl Jones en estudio. Si no le hubiesen cambiado la voz, tampoco hubiese sonado TAN triste xD
 
Me comentó que un amigo suyo ha montado una versión de Star Wars com su voz. Grabada en estudio. Habrá que encontrarla.

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