Respuesta: Stephen Sommers...ese visionario... Van Helsing, The Mummy, GiJoe...
(id, Stephen Sommers, 2004)
El Van Helsing made in Red Bull
Si uno mira la filmografía de Stephen Sommers se dará cuenta que a escepción de su primera película (la cual no tengo el gusto de conocer) todo versa o está enfocado hacia las readaptaciones. Ya fuese en el mundo Disney con las versiones del libro de la selva o Huckleberry Finn o las reformulaciones de las monster movies, ya fuesen de serie B como Deep Rising o con los monstruos de la Universal por bandera como la puesta al día de La momia (y su consecuente secuela) o la que hoy nos pertoca como es "Van Helsing" con Frankenstein, Drácula o El hombre lobo de por medio, con permiso también de Jekyll / Hyde.
La Universal necesitaba reconquistar la taquilla volviendo a resucitar sus monstruos. Con La momia el ejercicio salió redondo y con la secuela, aunque para mi siempre ha sido muy inferior a la original, no se puede negar que cumplió a rajatabla los cánones del "más difícil y espectacular todavía" que debe ser una secuela en ciernes para ser considerada como tal. Era lógico que volviesen a confiar en él para el proyecto de convertir a Abraham Van Helsing (Gabriel según Drácula en la película), un cazador de monstruos quien tiene la carga de ver como las criaturas acaban muriendo y dejando paso al humano que se oculta tras ese atroz ser. Sin ir más lejos vayamos a lo principal: el guión. Es imposible dejarlo pasar o capear el temporal como si no haciendo alusión a él fuese a ser menos bueno. No, todo lo contrario. El guión es un galimatías forzado a que todo encaje cual piezas de un puzzle demasiado cogido con pinzas y que es imposible no sonrojarse ante la cantidad de incongruencias y fantasmadas varias donde Sommers intenta hacernos tragar con piedras de molino.
Pero reconozco que dentro de esa innegable falta de escrúpulos a la hora de faltarle el respeto a los personajes míticos hay cierto intento por darle mayor espectáculo visual a sus formas y querer actualizar (si acaso era necesario) el iconismo donde Drácula ha pasado a ser un ser amanerado pero con increíbles transformaciones como ser alado, Frankenstein consta de maquinaria autosuficiente, desfigurada tez y una degradación mucho más acuciante que el monstruo que presentó Boris Karloff o El hombre lobo, quien pasa de las transformaciones con transparencias de antaño o las transformaciones a base de maquillaje y antropomorfismo viscoso como fue en los 80 para ir a una transformación anabolizante cargada de efectos CGI y explotando al máximo las posibilidades que da de sí el personaje para convertirlo en un ser adrenalítico y mucho más activo que versiones anteriores.
"Van Helsing", la película, es una concatenación desenfrenada que no cuenta con un ápice de respiro, todo está al servicio del ritmo sin parar ni un solo momento a tomar respiro y cada escena es más increíble que la anterior. Con unos primeros 15 minutos en blanco y negro rememorando / homenajeando los grandes clásicos de la Universal donde antorchas, gentío enfurecido, molino, castillo y monstruos tanto humanos como fantásticos van de la mano en un sentido guiño que logra demostrar que quizás, si Sommers hubiese tirado por el tono más serio, igual incluso hubiese salido mejor parado entre público y crítica. A partir de que el color invada la pantalla acompañamos al héroe de la función, un Hugh Jackman un tanto comedido aunque se esfuerce en crear cierta tendencia, en una aventura sin cuartel: inundada de caos, infinitas posibilidades y una impagable falta de escrúpulos a la hora de plasmar todas y cada una de las aventuras / escenas de todos y cada uno de los monstruos que pueblan la película.
Mejor que sobre exceso que no falte cordura
Sommers no se queda a medias tintas: si con La momia resurgió un estilo que marcó el antes y el después pero la aventura estaba al servicio de la historia, donde todo estaba perfectamente hilvanado, tejiendo una película que con una premisa sencilla y sin faltar el respeto al original dando como resultado una de las mejores aventuras con permiso del clásico por antonomasia "Indiana Jones", con "Van Helsing" prefiere hundirse en el exceso que meterse en lo comedido y se nota. No hay nada puesto al servicio de lo correcto sino más bien al contrario, todo va a cuenta de lo inverosímil, de lo estético al son de lo imposible y por si fuera poco todo está expuesto como si de un gran videojuego se tratase: no hay que irse muy lejos para contemplar las escenas del ataque de las novias de Frankenstein al pueblo, el enfrentamiento entre Helsing y Mr. Hyde o la concatenada batalla entre Frankenstein, una de las novias, Aleera, Drácula y El hombre lobo en el interior del castillo, en un escenario de profundidad imposible y sin reparar en gastos (infográficos).
Pero la película, por extraño que parezca, por insufrible que pueda resultar, por muchas incongruencias (que son más que menos) que contenga y por la sensación de falta de escrúpulos a la hora de plasmar una historia así... con todo eso y más sólo puedo decir que conmigo funciona. Es quizás uno de los poquísimos casos tan concretos donde sentirme estafado o creer que me están tomando el pelo siento que esta aventura de proporciones cósmicas y repleta de agujeros guionísticos imposible de sortear, en el exceso está el acierto y en el diseño de producción está el detalle. Todas y cada una de las andanzas, carreras, persecuciones, batallas, peleas, golpes de efecto aderezados con gadgets imprescindibles e infografía al servicio de lo excesivo (los hijos de Drácula / caballos voladores) sirven para, por una vez cada ciertos años, hacerme disfrutar una aventura escapista con las únicas ganas de demostrar simplemente que Sommers ha hecho lo que le ha dado la gana y no le ha importado.
¿Salió esquilado a costa de críticas duras y que no le salvaron de la quema? Desde luego que sí. Tan sólo hay que recurrir a los bastos campos de la red para descubrir que muy pocos, contados entre miles de negativas, acabaron entrando y aceptando a pesar de ver el desperfecto, a pesar de saber que aquello no estaba bien, que estaba a años luz de la entrega anterior donde ahí sí que había una razón de peso para defenderla pues contaba con razones y derecho propio. Pero es lo que tienen a fin de cuentas los guilty pleasures: ejemplos claros y concretos que cuentan con el beneplácito sin saber muy bien el porqué y acaban funcionándole a uno a pesar de que al resto del mundo no le haga chiste (auque ya digo, entiendo también porqué la película fue lapidada).Y si puedo lograr sortear un Richard Roxburgh demasiado histriónico, unas novias muy agraciadas pero poco acertadas, hijos reconvertidos en ratas aladas, personajes secundarios que lastran muchísimo la historia y un encuentro forzado para que 2 titanes como Drácula y El hombre lobo reconvertidos en integrantes de un Street Fighter con aroma a gótico acaben a hostias entre alambiques y cables puedo acabar disfrutando un producto tan bestia como es "Van Helsing". De la partitura de Alan Silvestri hablaremos otro día.