Me recuerda un poco a un chiste genial del gran Patton Oswalt cuando compara la manera que tiene el moderno Hollywood de concebir una pelicula de estudio a la manera en que te cuenta una pelicula imaginada un niño de ocho años: "Y entonces aparece un tiburón volador y... y... aparece un barco de playmobil con un dinosaurio... y... y... al dinosaurio lo monta Lobezno y... y... del espacio cae una araña gigante pilotando un helicoptero... y... y... el tiburon volador se arrejunta con Optimus Prime... y... y entonces...." Es decir, que me lo he pasado pipa.
¿Es una buena pelicula? No. ¿Es mala? Tampoco. Se limita a ser, que en cierto modo es hasta peor; es una experiencia olvidable, pero tiene su atractivo. Oh, tiene sus defectos impepinables. Una hemorragia de autohomenajes que no rozan sino que se estrellan espectacularmente con la autoparodia, y la pelicula no tiene sentido, hace del agujero de guión un arte, que digo agujero, es un auténtico cráter, el Grand Canyon humillado, un agujero en el mundo que lleva de ida y vuelta al infierno. Y es ahí donde me he divertido.
Los actores están muy bien, los cuatro principales, y he ahí donde reside su gracia. Kyle no es Kyle, igual que la pelicula no es Terminator, pero me sorprendió para bien; Schwarzenegger hace su papel con el panache de un veterano en estas lides, y Emilia Clarke siempre me parece una presencia de calidad que a momentos consigue, de todos, acercarse más que nadie al concepto original, de Hamilton en este caso, para Sarah Connor, sin llegar, tampoco me mal interpreteis.
El guión parece escrito por alguien que ha visto el Doctor Who de Moffat (el cameo del antiguo Docta Smith es quizás de lo mejor del film cuando su presencia no debe llegar ni a los cincos minutos) y no ha entendido que si tu guión espaciotemporal no tiene sentido intelectual, lo debe tener narrativo y emocional, porque es un auténtico desproposito de contardicciones no ya con respecto a peliculas anteriores, sino con respecto a si misma. hay persecuciones de helicopteros, luchas en zonas cerradas, viajes en el tiempo, autobusses con síndrome de Baryshnikov, paradojas que dicen hola y adios en medio segundo, personajes que parecían promter algo y se desvanecen sin un hasta pronto, paradojas temporales desparadojadas en pajas, todo detrás de todo porque... en fin, porque ¿a quien no le gusta un tiburón volador montado por Optimus Prime?
Una turbomix de ideas y conceptos, mil peliculas en una, eso es sin embargo lo que me ha divertido. Ver con que chorrada me salían ahora, ver por qué agujero negro de lógica se atrevían a saltar con el ferviente desparpajo del indolente, que homenaje a su propia saga martilleaban con la sutileza de un Benny Hill desatado entre borracho y puesto de heroina hasta las cejas, y los actores, sobre todo los actores. Porque da igual que idiotez o chorrada les mandaba la pelicula, que giro de guión y desproposito imposible les mandaban, ellos, tan serios, sin parpadear ni un instante, se encojen de hombros y dicen "Pues fale.". Y allá van. Como unos valientes. Preparados para todo. Y contemplar eso en constante crecida de locura manejada con la abosluta seriedad de quien ni se da cuenta ni parece preocuparle de que ha caído en el reino insular de los Monty Python me ha parecido deliciosamente onírico.
Pero, como cantaba el bueno de Bob Dylan, "Everybody must get stoned". Si no se conecta con ese estado anfetamínico, esa dieta de hierbas fumadas, el delirio de una tarde con tu mejor amigo, Jack Daniels, la pelicula es un decente pasatiempo, con cierta belleza visual y narrativamente efectiva, tecnicamente eficiente, pero vacía y sin sentido, ni buena ni mala, olvidable, impersonal, fabricada. En este caso, el "everybody must get stoned" tiene más que ver con un hartazgo de pedradas que con tener como lider espiritual al Miguel Ferrer de Robocop.