el problema es que es todo el rato lo mismo y cosas que sorprendan o estimulen se cuentan con los dedos de una mano menos tres
A mí es que este es el problema principal de todo el cine de la Coppola en general y, por supuesto, esta peli, no es una excepción. Sus películas no cuentan historias, son simples enumeraciones de hechos. Unas escenas se encadenan con otras sin un hilo conductor que organice el discurso.
Para mí, todo relato debe girar en torno a un protagonista que tiene un problemón mayúsculo y de todo lo que hace para intentar resolverlo. Por ejemplo:
- Me han detectado un cáncer, y en pocos meses moriré dejando a mi familia sin recursos para sobrevivir. Problemón.
- Los extraterrestres han decidido invadir el planeta el fin de semana en el que mi ex me ha dejado con los críos. Problemón.
- Me dedico a evitar crímenes futuros, pero la maquinita que me dice a quién tengo que detener me da mi propio nombre. Problemón.
- Voy a visitar un parque zoológico, pero las criaturas se escapan de las jaulas y me persiguen. Problemón.
- Mi sueño es ser astronauta, pero no me dejan serlo porque mi genética es deficiente. Problemón.
- La ciudad en la que vivo está repleta de corrupción hasta las cejas. Problemón.
- La chica de la que me acabo de enamorar se marcha en una nave espacial que la envía a un destino muy remoto. Problemón.
El problemón, y todo lo que hace el protagonista para intentar resolverlo, es lo que generalmente hace interesante a una película. Y aunque es cierto que podemos encontrar unas cuantas buenas películas que se salen de este esquema, es muy muy difícil contar una buena historia sin un conflicto. Y el gran problema de las pelis de la Coppola es que no hay conflicto, o éste es tan insignificante que suele dar risa (el problemón de los protas de Coppola suele ser que están aburridos de la buena vida, ya me diréis), y que sus protagonistas son tan pasivos que no hacen absolutamente nada, se limitan a dejarse llevar por los acontecimientos.
Analicemos
The Bling Ring. La peli comienza con un chaval gay que llega nuevo al instituto. Nada más llegar, la mayoría le mira con malos ojos (¿por qué? ¡si ni lo conocen!) pero una chica que pasaba por allí decide convertirse en su mejor amiga
porquesí. Ni presentación de personajes, ni hostias en vinagre, que eso está
demodé.
Luego salen por un barrio pijo y se dedican a robar coches. Simplemente para echarse unas risas. Y la elaboradísima técnica que emplean para semejante hazaña es probar a ver si el coche está abierto. Y resulta que el 50% de la gente que aparca su coche en la zona se deja el coche abierto. Ojo, que a lo mejor esto es verdad, al fin y al cabo la peli está basada en hechos reales, pero me pregunto dónde está la tensión en una secuencia de robo en la que los protagonistas no tienen ni una sola dificultad para conseguir su objetivo. Quieren robar coches, abren la puerta y los roban. ¿Dónde está el conflicto? ¿Dónde está el interés?
A continuación se aburren de robar coches, y deciden saquear casas de famosos. ¿Dónde vivirá Paris Hilton? Espera que lo busco en Google Maps. La Hilton vive en una casa sin alarma, ni sistema de vigilancia, y guarda la llave debajo de la alfombra. Los críos se tiran dos o tres horas en casa de la Hilton, probándose modelitos a lo Pretty Woman, y se llevan algún recuerdo para casa. Y como le mola la experiencia, vuelven a hacerlo tres o cuatro veces más, acompañados de más amigos, sin que la lerda de Paris se entere y sin que nadie los pille.
Se cansan de allanar la morada de la Hilton, así que deciden ir a las casas de otros famosos: Lindsay Lohan, Rachel Bilson, Kim Kardashian, etc. Todas ellas fácilmente localizables con Google, y en ninguna de ellas tienen que hacer el menor esfuerzo para entrar: ninguna tiene vigilancia, todas tienen la llave debajo de la alfombra o la puerta está abierta directamente, y ni un sólo vecino ve nada, ni un mísero coche de policía patrulla por la zona para darle un poco de tensión al asunto. Y así durante los primeros 60 minutos de película, los protagonistas se dedican a probar trapitos y robar rolex sin la menor de las dificultades.
Lo único que se parece mínimamente a un conflicto durante los dos primeros tercios de película, es cuando una de las protas encuentra una pistola y se la lleva para casa y otra de las chicas le echa la bronca, y luego se le dispara accidentalmente en presencia de su novio, pero sin herir a nadie y sin que nadie lo oiga. Pero dado que luego la pistola no vuelve a aparecer a lo largo de la peli y las chicas siguen siendo amiguísimas de la muerte, desde el punto de vista dramático esa secuencia no aporta nada. Sobra.
En el último tercio de peli, por fin aparecen dificultades para las protas. La policía les pilla porque una cámara las grabó (a buenas horas, mangas verdes) y, sobre todo, porque éstas alardeaban de sus fechorías en Facebook y en el instituto
La cuestión es que esto tampoco tiene la menor tensión, ya que la poli se presenta en los domicilios del Bling Ring, los arresta sin la menor dificultad, y sin que ninguno intente escapar u ofrecer la menor resistencia. Nuevamente, conflicto cero.
Lo único mínimamente interesante sucede en los minutos finales, cuando una de las rateras, gracias a la prensa del corazón, se acaba volviendo tan famosa como los ídolos cuyas casa saqueaba. Pero tampoco es que la mirada que vierte la Coppola sobre el asunto sea especialmente novedoso o sagaz, no cuenta nada que no veamos a diario en los medios (para triunfar hay que mentir y robar).
Resumiendo, que la peli acaba, y uno se queda con la sensación de que si a la peli tuviésemos que aplicar la lógica de
la escopeta de Chéjov, y suprimir todas aquellas escenas que no tienen auténtica relevancia para la historia, ésto no daba ni para un cortometraje.