Imaginad que lo anuncian.
"Terrence Malick, el misterioso director, hará una edición especial de su película"
Los contenidos son, tan solo, la propia película (versión de 6 horas) con subtítulos y audio en varios idiomas, menú interactivo (que por lo visto, es un extra) y ¡un audiocomentario!
Cogéis palomitas, apagáis las luces, encendéis el proyector, os tumbáis en vuestro sofá de Ikea modelo Ekport. Ponéis el audiocomentario, dejáis el mando sobre la mesa y os estremeceis mientras la película empieza a reproducirse...
... y todo el audiocomentario son pedos.
Pero no pedos de cualquiera. Son pedos de Terrence Malick, son sus únicas declaraciones oficiales. Pedos. Algunos muy largo, otros con recochineo, otros aguados, como si se cagase encima, los hay que hasta huelen de lo mal que suenan, pedos muy de viejo pedorro, de señor que tiene que ir con pañales y ha estado comiendo curry. En un momento dado, Malick toca "Lacrimosa" con el ano, a base de cuescos. Suponed que os lo tragáis entero, que lo escucháis hasta el final, hipnotizados ante la mezcla de desvergüenza y asombro, paralizados ante el estupor que os provoca tamaña decisión.
Y al final, Malick carraspea, se pone digno y dice: "Where's your god now, bitch?". Y el dvd se detiene.
Y jamás de los jamases conseguís que ese dvd vuelva a reproducirse.