Lei ese relato hace poco (estoy con los cuentos completos de Brown) y es genial. No creo que la SGAE se moleste si...
El amable hombre con la larga barba blanca dijo:
- Bienvenido al Cielo, Pedro.
Él sonrió.
- ¿Sabes?, ese es mi nombre también. Espero que serás muy feliz aquí.
Y Pedro, que tenía sólo cuatro años, pasó por las puertas de perla a buscar a Dios.
Siguió por las inmaculadas calles rodeadas de deslumbrantes edificios, entre gente feliz, pero no encontró a Dios.
Deambuló hasta que estuvo muy cansado, pero no se detuvo. Algunos le hablaron, pero no les hizo caso.
Al final llegó a un edificio de brillante oro que era más grande que ninguno de los otros, tan grande que supo que al fin había encontrado el lugar donde Dios vivía.
Las enormes puertas se abrieron cuando se acercó, y entró.
En un extremo de la enorme habitación había un gran trono de oro, pero Dios no estaba allí.
El suelo era suave y sedoso, acolchado. En el centro de la habitación, a medio camino entre la puerta y el trono, Pedro se sentó para esperar a Dios. Después de un rato se tumbó y se quedó dormido.
Podían haber pasado minutos o podían haber pasado años.
Pero oyó el suave sonido de unos pasos y esto le despertó; supo que Dios estaba entrando y se despertó con gusto.
Dios estaba entrando; Sus ojos se posaron en Pedro y brillaron con repentino placer. Pedro corrió rápidamente hacia Él: Dios puso Su mano sobre la cabeza de Pedro y dijo suavemente,
- Hola, Pedro.
Y después miró más allá, hacia el trono y Su cara cambió.
Lentamente Él cayó sobre Sus rodillas y bajó Su cabeza, casi como si tuviera miedo. ¿Pero a quién podía temer Dios?
Pedro supo que Dios no podía estar actuando en serio, pero Le siguió la corriente.
Meneó su cola pequeña y corta para mostrar que todo era por diversión, y después se volvió y ladró a la brillante luz sobre el trono de oro.