Respuesta: Un MOSTOW, por favor (Jonathan Mostow)
(
Terminator 3: Rise of the Machines, 2003)
"
Debí darme cuenta que nuestro destino nunca fue evitar el día del juicio sino sobrevivir a él, juntos. El Terminator lo sabía, intentó decírnoslo, pero yo no quise escucharle." (
John Connor - Nick Stahl).
Terminator made in risas enlatadas
"Terminator 2, el juicio final" acabó convirtiéndose en todo un referente, en la película de la década de los 90. La fama y la aura de película de culto precedida por la primera entrega acabó convirtiendo el personaje del cyborg asesino en todo un fenómeno de masas. No es extraño que cuando se supo que T3 no iba a estar dirigida por James Cameron el miedo era más que patente. De ahí que Mostow como el sucesor en la dirección fuese una decisión difícil pues el miedo al fracaso o a que el producto no siguiese la tónica era más que fundado (hablamos de alguien cuyas formas no estaban del todo definidas ni su filmografía era sinónimo de nada más allá de alguien con dotes para la exposición). La tercera entrega de la saga, 11 años después, dejó claro que prefirieron tomárselo como una broma y se nota en el tono diáfano, menos profundo / filosófico y con la comicidad como base y fondo. Sin ir más lejos hay un detalle nada más comenzar que deja claro cuál iba a ser el tono de toda la película: el T-800 poniéndose unas gafas de sol a lo Elton John. Era un juego arriesgado pues rompía por completo los esquemas y el tono serio de lo visto hasta la fecha.
Es imposible obviar que este nuevo episodio es un remake de T2 al igual que ésta lo era de la primera entrega. Volvíamos a contar con el mismo modus operandi donde dos terminators venidos del futuro iban en busca y captura (con distintas intenciones) hacia el personaje de John Connor pero para que no fuese tan notable se le añadía la aparición / inclusión de la (futura) esposa de Connor, Kate Brewster, como una de las partes importantes en la resistencia del futuro apocalíptico que se avecinaba. Si bien es cierto que la versión Mostow es muy amena en todas y cada una de sus escenas referentes a la acción y espectacularidad es una película que se antoja extraña, de tono autoparódico pero que cuenta con uno de los fallos más importantes y ese no es otro que el entero casting es nula presencia. Nadie da la talla y acaban siendo meras pasarelas para personajes (y por ende sus actores) poco o nada atractivos.
Entiendo que la nueva evolución es la TX (Terminatrix para los profanos) pero a pesar de que Kristanna Loken es una mujer bellísima no acaba de convertirse en una letal terminator como para causar esa sensación de miedo ante una máquina asesina ni logra transmitir las dotes físicas necesarias como para considerarla válida para el rol aunque sí que tiene cierto empaque en los momentos más puntuales como la persecución del camión o la batalla en los lavabos, escenas que comentaré más adelante. Schwarzenegger ya tenía unos cuantos años encima y empezaba a quedarse viejo para el personaje aunque reitero que sus nulas dotes interpretativas siempre fueron las idoneas para representar un robot asesino venido del futuro. Pero el resto de integrantes como son Stahl o Danes se convierten en personajes simples y sin mucha química, aparte de que Stahl nunca fue un gran acierto pues nunca aporta la heroicidad necesaria ni las dotes de mando que tanto se esperaban de su personaje. Planos y con frases poco interesantes. La aparición de Earl Boen como el Dr. Silberman es innecesaria y poco acertada más allá del simple cameo.
Lo malo de esta saga es que a pesar de contar con una evolución en el campo de los efectos especiales (aunque en esta 3ª entrega no hay tanta como pueda parecer) está claro que los guionistas prefirieron basarse una y otra vez en el mismo tema sin querer avanzar pues las historias se repiten sin aportar mucha novedad al respecto o sin querer contar con nuevas tramas (cosa que por fin sucedió en la 4ª entrega). De ahí se desprende que tristemente no hay novedad y todo es reiterativo, añadiéndole una innecesaria comicidad que lo único que logra es estropear el tono y convertirlo en una parodia, como si la saga de Terminator necesitase esa comedia bufa para funcionar o como si aliviar la tensión de los personajes debiese estar unido a un exceso incomprensible y poco agraciado (momentos como el famoso "Díselo a la mano" repetido en dos ocasiones distintas, la huída tonta de Silberman, la clásica matrimoniadas entre Stahl y Danes entre otros poco o nada ayudan, al igual que el momento camioneta donde uno no ve a un T-800 luchando contra sí mismo sino a Schwarzenegger con el patetismo elevado al cubo).
Aún y así no todo es negativo. A pesar de ser menos interesante en lo guionístico y contar con personajes poco atractivos es innegable que Mostow sabe montar las escenas de acción con un ritmo, tensión y exposición muy lograda. Tan sólo hay que ver la escena de la persecución con la grúa donde cada dólar invertido es un espectáculo de alta calidad. Y por unos instantes se aleja de la serie B para lograr una de las mejores escenas de toda la saga: el destrozo sistemático allá por donde pasa, un fuego de artificio muy bien orquestado, muy bien dirigido y logrando que funcione (el momento donde la grúa vuelca es uno de los planos más perfectos hasta la fecha). El siguiente momento que hace que esta entrega valga la pena (entre comillas) es la tan mentada escena de los lavabos donde la pelea entre las dos máquinas era un punto y aparte logrando una fisicidad absoluta, subiendo el nivel de calidad, a pesar de notarse ciertos CGI's que no están del todo bien acabados, pero que demuestran que Mostow era el idóneo para el papel de director. La sensación de letalidad entre los dos cyborgs es más que patente como bien muestran el enfrentamiento cuerpo a cuerpo o los destrozos sistemáticos de los distintos pabellones, siendo todo un logro de montaje y exposición.
Por desgracia los momentos inspirados son muy pocos o demasiado dispersos como para mantener el interés o funcionar por sí misma. La acción es escueta, más bien básica y Mostow está más interesado en alejarse por completo de la trascendencia de las dos entregas anteriores e intentar dejar palpable su sello más afable, diáfano y con una serie B más caduca y más impostada si acaso. Porque a pesar de que cada una de las entregas siempre se le puede achacar ciertas licencias de guión o falta de rigurosidad en "T3" hay un exceso de permisividad precisamente por ser más cómica que seria, como si todo fuese permitido o al no ser tan seria no importa nada. De ahí que todo acontece de forma entrecortada, sin cerrar los episodios, sin darle mayor empaque o mayor inciso a los detalles (p. ej. el caso de porqué el TX acaba con todas esas personas anónimas: no hay mucha explicación más allá).
Pero aún dentro de su inconsistencia Mostow se guarda un as en la manga que para mi gusto es la pieza clave de porqué "Terminator 3, la rebelión de las máquinas" merece cierta consideración en el guión a pesar de contar con muchos más fallos que aciertos y ese momento no es otro que el final donde los 60-70 hacen acto de presencia con ese bunker anti nuclear y juega con el cine político catastrofista, muy bien expuesto y con la dosis justa de emotividad para lograr darle un colofón correcto a fin de cuentas donde no había escapatoria de ese futuro que Skynnet tenía preparado. Lástima que la batalla final entre las dos máquinas no fuese tan contundente como la acontecida en los lavabos donde los efectos especiales son mucho menos cuidados y por ende más feistas en lo visual donde el CGI es mucho más acentuado en el mal sentido. De haber sido más seria, menos inconsistente y con una dosis más enfocada en la acción y menos en la comedia bufa podríamos estar hablando de una tercera entrega más que digna. Por desgracia se me antoja más que fallida y rozando lo esperpéntico.