Respuesta: WILLIAM WELLMAN
Incidente en Ox-Bow
La noticia del asesinato de un terrateniente golpea un pequeño pueblo del oeste. Ante la ausencia del sheriff, los lugareños toman las armas y se dirigen hacia el lugar del crimen, con la intención de castigar al culpable.
Lección de cine y de humanidad en poco menos de una hora y cuarto de duración. Western oscuro y cerebral, casi una pieza de cámara en su recorrido a través de rostros y miradas, sobre unos personajes situados ante un hecho conflictivo. No es una película sobre la pena de muerte, sino sobre el fanatismo irracional y la corrupción de la justicia por parte de quienes se la toman por su mano, sin medir las consecuencias. Tanto los que actúan como los que callan son de algún modo culpables de lo sucedido, cómplices que forman parte de ello, y al fin y al cabo también víctimas de sus acciones. Una historia alejada de posturas maniqueas o ideológicas, sobre cuestiones que forma parte del ser humano y que pueden darse en cualquier circunstancia social, trascendiendo el simple marco del oeste americano (más allá de la violencia inherente a época y lugar). Sobre el papel, puede recordar a obras literarias tan dispares como “Réquiem por un campesino español”, “Crimen y castigo”, o incluso las tragedias de Shakespeare.
Como director, Wellman hace demostración de economía y concisión narrativa, así como un acertado uso del fuera de campo (unas sombras, un disparo tras una puerta), sólo el anecdótico episodio de la diligencia me parece más discutible. Por otro lado, el desgarrador y poético monólogo final de Henry Fonda leyendo la carta adquiere un carácter universal.
Se nota que Eastwood encuentra aquí un claro referente (Mystic river). Aunque suene a topicazo, deberían proyectarla en las escuelas e institutos.