Respuesta: Woody Allen's post
Interiores: brutal giro en la carrera de Allen, con unos huevos cuadrados al no sólo pasarse al drama fatalista y existencial más absoluto, sino que encima también prescinde de cualquier constante suya (más allá de Diane Keaton, una soberbia secuencia con psicólogo en fuera de campo o un par de temas musicales (los únicos que se oyen en la película..., y son diegéticos) donde se le reconozca.
¿El resto? Un brutal trabajo de Gordon Willis (tanto de composición como de fotografía), de arte, vestuario (todo muy expresivo) y actoral.
¿Entonces? ¿Por qué la película no convence? Pues porque este mimetismo con Bergman es molestísimo. Casi es un ensayo sin aliento propio y una carta de amor al sueco, lo que propicia costuras a la vista constantes en la ejecución. Por otro lado, la película, por sí sola, poco aporta a la carrera de Ingmar, más allá de un remake de Gritos y Susurros sin encubrir (joder, si hasta se vale del vestuario ROJO de la nueva esposa del padre para relacionarla con el futuro drama SANGRE de intrusismo). Eso y algo de trazo grueso al imitarle (el suicidio acuático, verbalizaciones o ese plano final tan forzado) dan una película no del todo desdeñable y con gran curiosidad o sorpresa (sobre todo si sigues la carrera de Allen), pero sin poso potente e incluso con algo de irritación, a poco que conozcas la carrera del sueco.
Eso sí, me perseguirán toda la vida esos tres planos finales de los únicos recuerdos felices de la hermana al escribir el diario. No sólo por bellos, sino por lo que representan: un orden maniático que desordenará por completo la casa (curioso que la ejecutora sea diseñadora de interiores). Aunque, estamos en lo de siempre...YA ESTABAN EN GRITOS Y SUSURROS (en ésta, aquéllos donde uno de ellos era un columpio).