Solo recordar algunas de las apocalípticas previsiones que se han ido haciendo a lo largo de los años, y que ninguna, ni remotamente, se ha cumplido:
- 1967: Hambruna terrible para 1975
- 1970: Edad del hielo en 2000
- 1970: América sufrirá racionamiento de alimentos y agua entre 1974 y 1980
- 1980: La lluvia ácida amenaza con acabar con la vida en los lagos
- 1988: En 30 años las Maldivas estarán sumergidas bajo el agua
- 1989: En el año 2000 la subida dle nivel del mar destruirá la mayoría de países
- 2000: Los niños no sabrán qué es la nieve
- 2004: En el 2020, Gran Bretaña tendrá el clima de Siberia
- 2008: El hielo del Ártico desaparecerá en el 2018
- 2009: El hielo del Ártico desaparecerá en el 2014
- 2013: El hielo del Ártico desaparecerá en el 2015
Tomemos como ejemplo el año 2008: Greenpeace presentó un estudio en el que se afirmaba que en menos de un siglo la manga del Mar Menor quedaría engullida por la subida de 10 metros del nivel del mar, predicción que se acompañó de imágenes catastrofistas de casas inhabitables rodeadas de agua (como las imágenes de Ucrania). Este estudio, presentado a bombo y platillo, se hizo con un fuerte eco mediático en numerosos medios de prensa y corrió como la pólvora por todo el mundo.
Según decían, se basaban en datos originales del IPCC, sin embargo, en el estudio original, los investigadores del IPCC señalaban que la subida prevista no sería de 10 metros, sino de 60 cm. Los autores de la noticia habían manipulado los datos de manera consciente para salir en la prensa, ganarse adeptos, crear psicosis en la población... "Alarmar a la población ante el desafío climático" dijeron. La cosa acabó incluso en los juzgados.
Solo quiero señalar lo fácil que resulta lograr que predicciones de futuro catastrofistas cuenten con bastante eco en los medios de comunicación, si bien sus errores suelen pasar desapercibidos sin que casi nadie se moleste en recordarlos y difundirlos, reforzando así en la memoria de la sociedad la idea de peligro y catástrofe.