Te escucha mi primo, jefe de un parque de bomberos, y te arranca la cabeza sin pestañear.
Hombre, claro que me la arranca sin pestañear. Primero porque es bombero y yo, forero. Y segundo porque has retorcido una frase sin despeinarte, bribón
.
Para que quede un poco claro. En los últimos 70 años se ha venido produciendo un cambio en los usos del suelo. La gente ha abandonado el campo y se ha trasladado a la ciudad. Esto ha traído consigo un
aumento considerable de la masa forestal en Europa, no sólo en nuestro país, que ha crecido un 34% desde 1990. Esto conlleva dos problemas. Si se produce un conato de incendio, no hay nadie cerca para apagarlo sin que vaya a más. Y debido al aumento de la masa forestal, hay más combustible, que hace más virulento el fuego.
Estos bosques que han crecido sin orden, la mayoría de las veces por dejadez y otras por incompetencia, tienen un alto potencial para generar catástrofes medioambientales. Plantaciones de pinos u otras especies que se han dejado a su suerte. Repoblaciones de las que no se han hecho sacas o peor, cuando éstas se hacen, se dejan en el piso.
Cuando los pinos autóctonos peninsulares (básicamente son cuatro especies las que tienen mayor extensión: Pinus pinaster, Pinus sylvestris, Pinus halepensis y pinus pinea) que están adaptados a nuestro entorno, y, por tanto, tienen capacidad de crecer en zonas de lluvias escasas, salvo el sylvestris, sufren estrés hídrico con largos periodos de altas temperaturas nocturnas y falta de lluvias, el pino se protege retirando agua de las acículas.
Esta masa forestal, que está seca y que muchas veces es muy densa, tiene un enorme potencial calorífico si la humedad ambiente y la temperatura son adecuadas. Es entonces cuando se puede producir lo que se llama un incendio de sexta generación. Son incendios muy virulentos que queman
enormes masas forestales en muy poco tiempo. No dependen de ningún otro condicionante, sólo la masa forestal que hay por quemar, y sólo se para cuando se les acaba el combustible. La energía liberada es tal, que las seis toneladas de agua que suelta un
Canadair CL-215 se evaporan antes de tocar las llamas. Estos incendios no se propagan por el suelo, sino por las copas de los árboles.
Están fuera de la capacidad de extinción. Y, por lo tanto,
no es una cuestión de medios de extinción.
El cambio climático hará que los periodos de sequía sean más recurrentes y duraderos. Someterá a nuestros bosques a estreses hídricos importantes y tendremos que adaptarlos y adecuarlos para que cuando se produzcan incendios, que son necesarios en el bosque mediterráneo, éstos no sean tragedias. Ya sea reduciendo la masa forestal, la continuidad, la materia muerta y/o fomentando el aprovechamiento de los bosques.
PD: He puesto el ejemplo de los pinos no porque sea una especie que propague el fuego, sino porque junto con las hayas son los árboles que más masas continuas tienen en nuestro entorno. Hay que recordar que la extensión y virulencia de un fuego depende sólo de la continuidad de la masa forestal y su humedad. Cualquier especie arbórea es susceptible de arder. Lo digo porque muchas veces se oyen bulos sobre que X árbol ha parado el fuego y eso no es verdad. Si un fuego llega a una zona con menos madera y mucha humedad como puede ser un castañar cuidado, lo normal es que pare.
Pongo unos enlaces para profundizar:
Apenas hay similitudes entre los fuegos que se declaraban hace medio siglo con los que ocurren en la actualidad. En España ya se han clasificado seis generaciones de incendios
elordenmundial.com
Los incendios forestales han cambiado de rango por las nuevas condiciones climáticas, elevando su capacidad de destrucción y multiplicando las pérdidas ecológicas, económicas y sociales
www.elconfidencial.com
El jefe del Grupo de Refuerzo de Actuaciones Forestales asegura que es más efectivo gestionar el campo para controlar los fuegos que aumentar los equipos de extinción
www.eldiario.es
Desde Portugal a Chile, se han visto incendios de intensidad extrema que desafían todos los modelos. Marc Castellnou, el experto en incendios de la Unión Europea, le explicó a BBC Mundo qué se sabe sobre la dinámica y los riesgos de estos superincendios.
www.bbc.com