Una breve antología de uso escolar que reúne seis cuentos de seis autores españoles representativos de la literatura posterior a la guerra civil. La repercusión del relato breve moderno en nuestras letras a lo mejor no ha sido tan abrumadora como en el caso de los países latinoamericanos, con muchos nombres y una tradición asentada, no por ello ha habido escritores muy nuestros, más conocidos quizá por sus novelas (tal es el caso de una primera generación, con Cela y Delibes a la cabeza, a quienes se les une aquí Francisco Ayala) pero que también cultivaron abundantemente el género.
La pobreza, la diferencia de clases, el exilio, la herida reciente del conflicto bélico, son los temas dominantes:
The last supper, de Ayala, se centra básicamente en una conversación de dos señoras en el extranjero, gente que intenta rehacer su vida después de haberse tenido que marchar de su país de origen, pero el recuerdo de algo dramático interrumpe la charla. Relato éste de un humor bastante negro, sobre un revolucionario matarratas y sobre el exterminio de personas también como trasfondo... A don Camilo le tenemos a lo suyo con
El club de los mesías, también con otra historia de batallitas de un migrante vagabundeando en el extranjero, con un peculiar uso de la narración enmarcada, del lenguaje, la ironía, la crítica social enfocada a lo bienpensante, característico de este gallego.
El mejor de estos tres me ha parecido Delibes, con un relato llamado
La conferencia. En él sondea a tres individuos muy diferenciados: uno es un pobre tipo que se mete en una sala a escuchar hablar a otro tipo sobre materias socioeconómicas muy elevadas, únicamente porque en la calle hace frío y tiene que hacer tiempo; otra es una chica que va de intelectual y quiere hacerse la interesante y superior, aunque sabe que a los hombres lo único que les interesa de ella es su culo… el tercero es el tipo que habla, quien está allí porque le pagan y no por auténtica preocupación social; radiografía en miniatura, en fin, de una españita acotada en el tiempo pero que aún colea.
Siguen otros tres autores que son Ignacio Aldecoa, Carmen Martín Gaite y Ana María Matute. Me parecen más interesantes quizá porque demuestran un interés particular por el cuento, por llevarlo más allá en cuanto a elaboración, concisión y significado. Enorme el retrato que hace Aldecoa de un niño que vive en la marginalidad más absoluta del extrarradio madrileño en
Chico de Madrid, no sólo por unas precisas descripciones, metáforas, etc. que nos meten de lleno en su mundo particular… sino por la ternura, el respeto que demuestra por los desfavorecidos, condenados a la peor suerte, más próximos a los animales que al resto del género humano.
La chica de abajo, de Gaite, me parece directamente la obra maestra del conjunto; narración de entrada cruel en la madurez, de penas y alegrías, de tiempos de un clasismo galopante, una historia que muere y otra que nace… la técnica está muy lograda, prestando atención a una serie de espacios, objetos, etc. que se mimetizan con los sentimientos de la protagonista, tal y como ocurre en un final emocionante, épico sin dejar de ser muy íntimo, esperanzador.
Y por último estaría
La isla, de Matute. Su tema es la infancia, en concreto, las surreales peripecias de un niño que desaparece para encontrar una misteriosa isla errante en la cual, como un Peter Pan, nunca envejece. Es el cuento más “raro” de los seis, tal vez el más próximo a una cuentística oral y tradicional, de trazos fuertemente naif, también el más abierto a la interpretación, aunque juraría que la autora nos habla mediante símbolos de esa niñez perdida, de un paraíso perdido imposible de recuperar si no es mediante un salto al vacío, un acto de fe.