¿Qué libro estamos leyendo?

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Fiebre de sangre: Inicio una serie de lecturas de títulos menores del terror con esta "Fiebre de sangre", muy breve (la he leído en tres noches) y bastante regulera. En una ciudad, algo parece poseer a las mujeres, haciéndolas primero, sentir enfermas (con una extraña erupción rojiza en la garganta común a todas) y luego, completamente convertidas en bestias salvajes que solo atienden a la violencia más extrema, poseyendo una fuerza muy superior a la normal, y atacando solo a los hombres.

Una serie de personajes irán conectando los hechos, un hombre que se vio obligado a matar a su mujer para salvar la vida, un policía que ha perdido a su hija adolescente al caer dentro de un lago durante un ataque, un sacerdote que asiste como impotente testigo a varios ataques, y una joven científica que se debate constantemente entre su trabajo, y su vida familiar. La novela nos presenta una serie de núcleos familiares destrozados, pero los personajes, la forma en que se van conectando y la forma de avanzar de la trama son muy forzadas y nada naturales.
 
yo estoy con Ligotti, me acabo de leer El Tsalal... y a ver si lo asimilo pero es algo tremendo.

reconozco que anteriores relatos me habían gustado sin más pero sin atraparme como éste, menudo submundo "sugerido" crea.
 
Me está gustando mucho "Stinger" de Robert McCammon. Dos alienígenas llegan a un pueblo de Texas, uno, benigno, acaba poseyendo por error a una niña de 6 años, el otro, malvado, le persigue. El alien "malo" ha montado una ominosa piramide negra que crea una burbuja y encierra el pueblo, saca copias orgánico-insectiles de helicópteros o personas y persigue al recipiente de su enemigo. También tiene un rollo racial por las dos bandas juveniles, una de blancos y otra de latinos, pero básicamente es como una Kingada clásica. Lo estoy gozando como una perraca.
 
Me está gustando mucho "Stinger" de Robert McCammon. Dos alienígenas llegan a un pueblo de Texas, uno, benigno, acaba poseyendo por error a una niña de 6 años, el otro, malvado, le persigue. El alien "malo" ha montado una ominosa piramide negra que crea una burbuja y encierra el pueblo, saca copias orgánico-insectiles de helicópteros o personas y persigue al recipiente de su enemigo. También tiene un rollo racial por las dos bandas juveniles, una de blancos y otra de latinos, pero básicamente es como una Kingada clásica. Lo estoy gozando como una perraca.

De Mccammon los libros que hay que leer son El canto del Cisne y Muerte al alba (aka Zephyr, Alabama). Pero tiene una estupenda bibliografía.

"Era la estación del infierno y olía a niños quemados." (de Huida al sur)... ¿qué manera de empezar un libro, eh?

También tiene uno (La hora del lobo) sobre un agente secreto en la segunda guerra mundial que es un hombre lobo y lucha contra los nazis, que es divertidisimo, y lo sabe.
 
Stinger terminada y mola, los ochenter horrorist del foro la disfrutarán.
Ahora estoy con Tengu de Graham Masterton. Berserkers japoneses enmascarados, alguna que otra perversión sexual, venganza de Hiroshima... Todo miel.
 
Casi al final de Tengu y da lo que promete. Es locura pulp tras otra, pero Masterton se toma su trabajo en serio y el lector también. Todavía no tengo claro si ahí ciencia loca muy avanzada o componente sobrentural, pero me da igual. Un puto kamikaze decapitado liándola parda en un hospital y exponiendo costillares como si se pasara la tarde haciendo fatalities del Mortal Kombat.
 
¿alguien ha leído a fondo a Bierce? busco el primero hace tiempo pero está caro y la segunda opción, disponible, y con más relatos pero no todos los imprescindibles por lo que oigo, he leído muchos sueltos pero quería tener una antología amplia:

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Alguien más está leyendo el libro de @Seoman "De lobos y corderos"?

Joder, a mí me está gustando. Esos personajes sórdidos y atormentados que parecen sacados de un foro, con unas historias individuales que son auténticas pesadillas, te generan sentimientos de compasión, de rabia y hasta carcajadas.
A veces se le va la olla, pero me parece una novela cojonuda y muy bien escrita.
Recomendable :ok
 
Terminado Tuareg de Vázquez Figueroa.
Creo que es el único "clásico" suyo que me quedaba pendiente, una puta maravilla. Libertad vs "progreso", ser consecuente hasta el último segundo y ese sentido de la maravilla que parece que estés leyendo una novela de fantasía cuando en realidad todo sucede en el Sahara. El final (y ya casi todo el tramo final) me ha dejado algo jodido, pero es una ostia de realidad diciéndote la mierda que hay fuera del desierto. Maravilloso.
 
Qué libro de Vázquez Figueroa recomendáis para empezar? Siempre me han llamado sus títulos pero me daba un poco de reparo por desconocimiento y encima las reseñas que lees por ahí no te aclaran mucho el tipo de literatura que es.

Gracias.
 
Se mueve en varios géneros, pero los que he leído yo, la gran mayoría se mueven en el histórico/aventuras con toques de intriga si quieres ponerle una etiqueta.
Cómo he comentado, Tuareg me ha parecido una maravilla, aunque diría que mi libro preferido es La iguana, que es como un Robinson Crusoe "reverso", mezcla de históricos y aventuras con un protagonista malvado y deforme.
La saga Cienfuegos mola, pero son 7 libros(Conquista de América) y Piratas son 3 y está chulo también, aunque al final cada uno es casi independiente.
Bora-bora va sobre unos aborígenes de la famosa isla y es una aventura genial.
Viracocha es muy entretenida, del período de la conquista de América y el protagonista es un personaje real que se vio envuelto con los incas.
 
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Charlotte Delbo

Ninguno de nosotros volverá​

Traducido por: Regina López Muñoz
En 1942, Charlotte Delbo fue detenida en París y encarcelada por pertenecer a la Resistencia francesa y, en 1943, deportada al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau junto con doscientas treinta presas francesas, de las que solo sobrevivirían cuarenta y nueve. El presente volumen recoge los dos primeros libros de su elogiada trilogía Auschwitz y después, en los que relata esa experiencia.
Delbo reconstruye su recuerdo a partir de breves y poéticas estampas de vida y de muerte, y lo hace en gran medida desde una voz colectiva femenina, la de todas las cautivas que, pese a haber sido desposeídas de su identidad, supieron sostenerse las unas a las otras. A partir de esa particular mirada, la autora logra encontrar palabras para lo inefable e ir todavía más allá, creando belleza donde no podía haberla. Uno de los testimonios más emotivos y necesarios de la literatura concentracionaria, a la altura de los de Primo Levi o Elie Wiesel. Sin duda, una obra maestra literaria.

Llevo unas páginas .... y es tremendo.

A través de la red de bibliotecas públicas, si soy socios, se puede leer

 
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Semejante a un montaje de diversos relatos independientes, unos más extensos y en varios capítulos, otros breves y parecidos a impactantes viñetas, lo que confiere al libro la unidad de una novela es el concepto central de los kentukis: unas simpáticas mascotas electrónicas con las que la gente comparte su vida cotidiana mientras un completo desconocido las controla desde otra parte del mundo. Sea cosa de ciencia ficción o bien de nuestro presente más inmediato, corresponde al lector decidir hasta qué punto le parece creíble o preocupante la idea.

Más que una crítica sin paliativos a las nuevas tecnologías, se trata de bosquejar un (a menudo) desolador panorama de relaciones humanas mediadas por dicha tecnología, cómo puede ésta sacar lo mejor y lo peor de nosotros (más lo segundo que lo primero). Los protagonistas son gente de todo tipo en cuanto a nacionalidad, condición social, género y edad; el alcance del fenómeno es global y se propaga como la pólvora (hay cierto misterio en torno a su origen, como si no interesara revelarlo y fuera, antes que nada, una inquietante metáfora). Cada una de las historias acaba llevando a alguna forma de desengaño, de violenta pérdida de la inocencia. La conclusión es que todos estamos inmersos, lo queramos o no, en estas lógicas digitales, y que el papel que desempeñamos en ellas como usuarios es a menudo oscuro, imprevisible.

El mundo de los kentukis, con sus propias lógicas y roles, es todo un acierto y nos anima a participar. ¿Qué haríamos nosotros? ¿Cómo nos afectaría? Porque al fin y al cabo, están los usos para los que un determinado invento es diseñado y están los usos reales que se acaban imponiendo, incluso en esferas como las de la sexualidad o el arte contemporáneo. Los prejuicios y los equívocos, las identidades múltiples/vidas paralelas, el voyeurismo y la necesidad tanto de observar como de ser observados, la cosificación del ser humano (o bien el surgimiento de conductas humanas donde menos se las espera), la posibilidad de acceso a los rincones más turbios y que no deberían haber sido descubiertos… todo ello es lo que predomina. También las imágenes que se vuelven en nuestra contra, el peligro bajo la apariencia engañosa del simple entretenimiento... muy especialmente cuando hablamos de menores de edad, individuos aún en proceso de formación y en edades complicadas, olímpicamente ignorados por sus progenitores. Pero quizá los kentukis nos hablan de lo que proyectamos en ellos, que puede ser crueldad o puede ser amor, de la necesidad de dar sentido a nuestras vidas, huir de rutinas, soledades y problemas personales, estableciendo con personas muy ajenas unos vínculos más estrechos que los que pudiéramos mantener con nuestros seres queridos, tan cercanos y tan lejanos.


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Una veintena de cuentos que parten de lo anecdótico, de una mirada ingenua pero bastante sabia a su manera, a veces resignada, pero capaz siempre de escrutar lo que puede pasar desapercibido bajo una realidad vulgar. Más que lo contado, casi siempre referente al mundo provinciano y rural argentino, o bien al de la más inmediata cotidianeidad, destaca una sutil desestabilización, o incluso rebeldía, en una escritura sin mucha forma o argumento aparente, pero cuajada de pequeños detalles y alusiones, de una oralidad cargada de un vocabulario y giros característicos, casi un puro ejercicio de expresión sin nada que demostrar, de cierta perversidad, si algo así es posible en unos relatos de aspecto a veces cándido. Esto es algo que se lleva a su máxima expresión en la narración homónima, la última y que ejerce de compendio de todo el volumen; ni más ni menos que lo que dice el título, el todo y la nada, lo extraordinario en lo convencional. Se diferencian dos conjuntos de textos, el primero tiene como protagonista a una niña, después adolescente y trasunto de la autora, mientras que el segundo consiste más en pequeñas crónicas de la vida diaria y la voz que nos habla es la de una mujer madura, o la de una experiencia que aún así sigue sorprendida y atenta a lo que la rodea.

La niña realiza su propia interpretación de las letras de un cantante de moda (“Antonio Tormo”), se mezcla con el colorido un tanto extravagante de unos vecinos suyos (“Los hermanos Schiavi”), o de la gente de su zona en general (“Mi barrio y los vecinos”), entre juegos, observaciones que dan cuenta de las diferencias sociales y ecos distorsionados que le llegan del mundo adulto. En “La tía Celina” sobresalen unos secretos familiares, el encuentro con la locura de un pariente próximo y con la muerte de otro, que no encaja del todo en las ideas que de él se han recibido, mientras que en “El olor de Buenos Aires” descubrimos que las relaciones de pareja no son como lo que sale en las novelas románticas y el ambiente capitalino también es otra cosa. La niña quiere hacerlo todo ya y carece de la paciencia y facultad para el trabajo laborioso y complaciente de otros niños (“Poca imaginación”). En “Maestrita”, “Desfulanizar” y “Un viaje a La Paz” es una joven que empieza a trabajar en la enseñanza y comprueba sus alegrías y sinsabores, enfrentándose a una autoridad que está incluso por encima de la suya respecto a los chiquillos; sus primeras lecturas, su tendencia a no quedarse en lo superficial de la gente, el gusto por el viaje… suponen una fuente de hallazgos inesperados.

El corte brusco de esta trayectoria de formación llega con un desengaño (“Turismo urbano”), el contacto con una bohemia romantizada que aquí aparece ferozmente retratada como un hatajo de vagos con quienes nuestra amiga acabará rompiendo. Me ha parecido que dos cuentos más se salen de la tangente en cuanto a temática más bien oscura, conectados sólo por vagas alusiones; “Historia de una venta”, relato familiar en torno a un decadente lugar de recreo que es casi una versión miniaturizada de “Cien años de soledad”, y “¿Cómo pudo ser?”, sobre la timidez adolescente en épocas complicadas, empezar a abrirse tiernamente a la vida… y de repente, todo a la mierda. Quizá la pieza más sensible del libro, y también la más cruda y cabrona. A partir de aquí, la observadora se mimetiza prácticamente con una persona cualquiera, habita espacios (“En la peluquería”, “Mi café del centro”) y extrae sus conclusiones, contempla a los monos en el zoológico (“Hola, chicos”) encuentra paralelismos con el comportamiento humano, imagina las vidas de desconocidos en lugares públicos (“Junto a una ventana”), desconfía de las terapias (“Para dejar de fumar”)… lo hace desde un humor serio, propio de quien se ríe de algo pero forma parte de esa situación ridícula (“La coordinación”, “La presentación multimedia”, farsas sobre el mundillo literario y cultural).
 
Durante infinitos eones ninguna nave había llegado al sistema solar; allá lejos, entre las estrellas, era posible que los descendientes del Hombre estuvieran construyendo imperios y horadando soles; la Tierra nada sabía ni pretendía saber.
La Tierra no, pero Alvin sí.




releyendo La ciudad y las estrellas, de Arthur Clarke.
 
Leído I´m not Sam de Jack Ketchum
Colaboración del malogrado novelista con Lucky McKee que, tal y como explican en el prólogo, fue concebido como un guión de cine que se convirtió en una novelette. En el mismo prólogo nos explican que una vez terminaron de escribir la historia, escribieron un epílogo llamado "Who is Lily" que nos recomiendan leer tiempo después de la historia principal, ya sean unas semanas, unos días o unas horas. Yo esperé una jornada laboral en volver a retomar la lectura y recomiendo vehementemente leerlo como indican.
Pero, a ver, ¿de qué demonios va I´m not Sam? Patrick es dibujante de cómics y Sam forense y juntos forman un matrimonio muy bien avenido, pero una noche tras hacer el amor, Sam despierta con la mente de una niña pequeña llamada Lily. No recuerda a Patrick y éste la llevará al médico y le realizará todo tipo de pruebas para averiguar que pasa a su mujer.
No os cuento mucho más ya que es una novela corta y os destriparía contándoos mucho más, pero básicamente vemos la lucha de Patrick por "curar" a Sam y su nuevo día a día. Dicho así puede no parecer muy emocionante, pero la agilidad escribiendo de Ketchum y cómo transmite la desesperación y posterior degradación de Patrick así como entronca con el epílogo son una maravilla. Una novela muy recomendable, sin nada de gore (que es casi la marca de la casa de Ketchum), pero sí una tensión cotidiana in crescendo con un terror "realista".
 
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