'Ágora' desconcierta a la crítica
Domingo, 17 de Mayo de 2009 19:12 David Vega de Navacerrada
El día que todos esperábamos en Cannes ha llegado. Ágora ha gustado en línea generales, sobre todo a la prensa española. Muchos citan los elogios hacia la dirección de Amenábar, la interpretación de Weisz y sobre todo, los decorados y el vestuario. Pero también ha habido avisos pues se le ha reprochado su espíritu marcadamente academicista y su falta de desarrollo emocional. Algunos críticos la califican de "fallida".
La crítica ha convenido que Ágora es una película difícil que no va a ser de muchos paladares. Su carácter de academicista imbuye al espectador en una clase de astronomía dirigida por la bibliotecaria Hipatia en los albores de la intolerancia cristiana. Una historia de religiones para reflexionar pero en un marco incomparable, el antiguo Egipto. Con este planteamiento, la crítica española ha reaccionado positivamente pero su intrincada propuesta no ha acabado de cuajar para la mayoría de la prensa.
Carlos Boyero, de El país. dice que tiene "sensaciones encontradas. Amenábar se ha arriesgado y se ha metido en un follón importante". Si bien encuentra en la cinta muchas cosas que le gustan, dice "no es una película que me conmueve, hay cosas que me fallan, los actores me fallan, me molesta el uso de la música contínuo, subrayando. No es esa obra maestra que yo esperaba. No sé cómo reaccionará el público si se meterán en la historia o se acabarán aburriendo".
Para Luis Martínez, de El mundo, "por primera vez en la filmografía de Amenábar, la historia no avanza, no hay tensión, la narración está detenida en un extraño empeño por impartir una larga clase de historia de la ciencia. Donde debería ver el drama entero de la humanidad encarnado en una protagonista brutalmente asesinada, ve, además de eso, el lento transcurrir de una larga clase de astronomía".
Oti Rodríguez Marchante, del diario Abc, por el contrario, piensa que "Ágora es un peliculón, en todos los sentidos. Es indescriptible el modo que tiene Amenabar de ajustar lo grande y lo pequeño. Gran pelicula, y tan de hoy que asusta".
La crítica internacional ha tenido la misma reacción desencontrada.
Para el Hollywood Reporter, Rachel Weisz es lo mejor. "Es un placer ver a Weisz en las escenas de la investigación científica, que captura la pasión de la investigación y el descubrimiento o la pretensión, sin artificio. Que el científico sea una mujer hace que sea aún más atractivo."
La crítica de Todd McCatrhy para Variety es igualmente constructiva pero tibia. "Es consistentemente espectacular y contiene suficiente conflicto y acción para hacerla comercial, pero cierto estilo de pesadez y la falta de un pulso emocional podrían plantear problemas de aceptación en la audiencia, al menos en los EEUU... (...) Los dramas personales nunca llegan a conectar con la fuerza deseada, Rachel Weisz recorre un largo camino hasta que el espectador se queda con ella, y Alejandro Amenábar y su co-guionista Mateo Gil, no han captado realmente su dramatización". Técnicamente, elogia la dirección artística y el diseño de vestuario. La música de Dario Marianelli, al parecer muy presente en la película, "es rica pero demasiado hinchada hacia lo bombástico".
El review de Screen Daily es aún menos generoso. Alaba el concepto inteligente y su esplendor visual pero en última instancia la declara un fracaso. "Ágora al final fracasa narrativamente y no engancha con el mismo nivel de emoción que las epopéyicas espadas y sandalias de Quo Vadis o Ben-hur a las que trata claramente de reinventar".
Por último, Patrick Goldstein de Los Angeles Times, se fija sólo en sus virtudes y dice que "es una película fascinante, llena tanto de imágenes visuales como de agitación intelectual e ideas. La película es más acuciante cuando Amenabar muestra la civilización estable de Alejandría engullida por el fanatismo".
En conclusión, parece que estamos ante una película compleja cuya reacción recuerda mucho a la que tuvo Spielberg con su A.I. Interligencia Artificial. Su arriesgada propuesta es reconocida por muchos pero no disimulan una cierta carencia de ritmo y repercusión emocional. Quizás, Ágora no es la obra maestra que todos esperan sino probablemente la de unos pocos.