Respuesta: Ágora. El antiguo Egipto según Alejandro Amenábar
no intenes meter conceptos como talento o valor cinematografico cuando hablamos de la taquilla. Fracasaras.
Ponle el calificativo que quieras. Llámalo
X, pero
eso es algo que hace que la continuidad entre el director y el público se extienda a lo largo del tiempo. Una garantía (que a nivel de sus productores lo leerán como ganancia) de que su cine va a seguir siendo visto por mucha gente.
Yo, si voy a ver a Spielberg o a Cameron o a PTA no es porque gane dinero con
eso sino porque me estimulan de alguna manera, una vez a nivel de simple (o no tan simple) divertimento u otra a nivel del intelecto. Pero les sigo por algo de eso.
Y eso que tienen algunos es lo que, principalmente llena una sala: su capacidad de convocatoria. Y esto, principalmente, ocurre si no has defraudado antes. Y eso parece estar ocurriendo con Amenábar, que parece seguir gustando, o atrayendo a al gente al cine, porque, parece deducirse, no ha defraudado a la mayoría de espectadores, ni con sus anteriores trabajos ni, se deduce, con éste, prolongando en su segunda semana un nivel bastante digno de asistencia que pudiera haber anulado un boca oreja negativo.
No se trata de legitimar una película sólo por su taquilla, sino de aceptar esa taquilla también como un factor a tener en cuenta dentro de una carrera en la que la rentabilidad y conexión con el público se sigue manteniendo, sin rebajar la calidad del producto (opino), más bien al contrario, pues creo que Ágora es más difícil de “disfrutar” que “Los otros”, por ejemplo.
El cine de Amenábar no es lo que yo calificaría como el sumun o el referente a seguir con los ojos cerrados, pero sí se encuentra en un registro más que aceptable de un cine de gran consumo que puede conectar con el gran público sin aspirar a exclusivismos intelectuales (que no está capacitado a alcanzar tampoco, como la inmensa mayoría de directores) ni caer en ofensivo cine basura de usar y tirar, o simplemente tirar sin usarlo (porque, creo, que ha demostrado no moverse en ese ámbito). Y eso, en el cine español, es casi una quimera.