About Language Politics in Vascongadas and Catalonia.....

seakermdc dijo:
Termino con unos versos de Quevedo para ilustrar el anterior post que he hecho en este hilo.

En Navarra y Aragón
no hay quien tribute un real;
Cataluña y Portugal
son de la misma opinión
;
sólo Castilla y León
y el noble pueblo andaluz
llevan a cuesta la cruz.
Católica Majestad
ten de nosotros piedad
pues no te sirven los otros
así como nosotros

Hay una canción en catalán que dice "La autonomia que ens cal, és la de Portugal" (La autonomía que nos hace falta, es la de Portugal". Veo que Quevedo ya apuntaba maneras :disimulo
 
Leonardi dijo:
morus dijo:
En ese sentido, ¿no crees que incurres en la misma confusión que señalas?
Indudablemente sí.

Pero fíjate en un detalle. Cuando Felipe V, a resultas de los tratados de Utrecht, renuncia a diversos territorios, comienza enumerando los títulos que posee (heredados de los Habsburgo): Rey de Castilla, de León, de Aragón, de las dos Sicilias, de Jerusalén, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdoba , de Córcega, de Murcia, de Jaén, de los Algirbes, de Algecíra, de Gibraltar, de las Islas de Canaria, de las Indias Orientales y Occidentales, Islas y Tierra-Firme del Mar Océano; Archiduque de Austria; Duque de Borgoña, de Brabante, y de Milán; Conde de Habspurg, de Flandes, del Tirol, y de Barcelona; Señor de Vizcaya y de Molina, etc... Como puedes observar en ningún lugar figura como Rey de España.

Sin embargo, los diferentes tratados que se firman en la ciudad holandesa para terminar con la guerra de Sucesión se separan entre los contendientes. Y así tenemos el tratado entre Holanda y Gran Bretaña, Francia y Portugal, Sacro Imperio Romano Germánico y Prusia, Francia y Saboya, y... España y Gran Bretaña, España y Saboya, España y Holanda, España y Portugal... Es decir, en toda Europa se consideraba que uno de los principales contendientes era España; no Castilla, ni Aragón, ni Valencia, no... España. Y eso era así desde Carlos I.

Bueno, no estaba discutiendo la existencia de una entidad o idea llamada España, sino que hasta el s.XIX ésta no adopta la forma de Estado moderno.
Muy interesante el matiz, en cualquier caso.
 
Si, esa misma es la que os hace falta... La mismísima... La independencia de Portugal... Te la doy a tí y a los cuatro independentistas más y os vais a Uganda... Independientes del Estado Español.
 
Volviendo al origen de este hilo, que no sé si alguno se acuerda de qué iba...

Fuente: El Correo

El PNV se sumó ayer de forma oficial al rechazo del PSE y del PP a la reforma de los modelos lingüísticos impulsada por el Departamento de Educación del Gobierno vasco, en manos de EA. La parlamentaria Arantza Aurrekoetxea lo dejó claro en declaraciones a este periódico: la formación jeltzale no apoyará un proyecto que persigue metas en el dominio del euskera inalcanzables, a su juicio, para la mayoría de los alumnos; y defiende que, antes de su puesta en marcha, sea experimentado durante tres o cuatro años. La postura de los peneuvistas impide la aprobación de la ley esta legislatura. Es la puntilla al plan estrella de la consejería de Tontxu Campos, en el que ha volcado todos sus esfuerzos. Una iniciativa que ha suscitado un grave conflicto en la comunidad educativa con la aparición, incluso, de una plataforma de defensa del castellano, y que ha sembrado el desconcierto entre los centros de enseñanza, que se han visto empujados a avanzar hacia la inmersión lingüística si querían cumplir los nuevos retos que les anunciaba el departamento.

Durante dos meses de intensas e infructuosas negociaciones con EA, el PNV no había expresado su postura en público, aunque sí habían trascendido sus recelos hacia el texto, cuyo contenido adelantó EL CORREO el 10 de agosto. Ahora se ha decidido a hablar claro en respuesta a las críticas de su aliado en el Ejecutivo, que le había acusado -igual que a los socialistas- de cambiar su postura y de distanciarse de la propuesta por «un puñado de votos». Aurrekoetxea, portavoz de Educación en el Parlamento vasco, aclaró que el discurso de su partido está «definido» desde hace dos años y que el problema surge cuando la consejería pone encima de la mesa el documento en julio, en la recta final de la legislatura, «un momento muy complicado». Las elecciones autonómícas están previstas para marzo.

La propuesta del departamento de Campos fija un mínimo del 60% de las asignaturas en lengua vasca, y un objetivo en euskera igual para todos los alumnos, similar al B2, que equivale a un 'first' en inglés. Establece evaluaciones para comprobar si los centros cumplen las metas lingüísticas y los colegios que no lleguen deberán ampliar las horas de clase en euskera.

El PNV exige a EA un plan experimental durante 3 ó 4 años antes de introducir un cambio de tal calado en el sistema educativo, comprobar que el listón de dominio del euskera fijado sea «asequible» para la mayoría del alumnado vasco, y aceptar diferentes metas según las realidades sociolingüísticas y culturales de las que parte cada colegio. El nivel de conocimiento de la lengua vasca deberá, además, estar bien atado en la ley -ahora no se fija-, y dependerá de lo que demuestren las experiencias piloto.

Consenso amplio

El partido de Ibarretxe apuesta por lograr un consenso amplio para acometer cualquier cambio en el sistema educativo. «No nos valen las mayorías, queremos una reforma que respalde la sociedad en general, a la que se sumen los partidos de la oposición y que no sea motivo de trifulca», subrayó Aurrekoetxea. «Las formaciones del Gobierno deberíamos hacer un esfuerzo por ponernos de acuerdo si queremos que esto llegue a su término», advirtió.

La parlamentaria del PNV defendió la necesidad de respetar un espacio para el castellano en la escuela. «No queremos un sistema monolingüe ni en euskera ni en castellano. Hay padres preocupados porque no saben la lengua vasca y quieren seguir los estudios de sus hijos. Es razonable esa preocupación», comentó. Su propuesta: buscar una fórmula que «satisfaga el interés del conjunto de la sociedad» y «conjugue los derechos lingüísticos» con el deseo de las familias de «mantener el castellano en la enseñanza». «Habrá que modular el porcentaje de presencia de las dos lenguas oficiales y el inglés», añadió Aurrekoetxea.

El PNV se coloca con estos planteamientos muy próximo al discurso del PSE, partido que apuesta por un sistema trilingüe, con objetivos «alcanzables» y unos mínimos de materias en euskera por debajo de ese 60%. Los socialistas vascos ya han trasladado a Tontxu Campos que el camino a seguir para lograr el consenso educativo es el que marcan el Consejo Asesor del Euskera y la viceconsejería de Política Lingüística, en manos de la formación jeltzale.

Ajeno a todo, el consejero de Educación reiteró ayer que confía aún en llegar a un acuerdo con el PNV, ya que comparten el mismo objetivo: lograr el bilingüismo. Aseguró que en el tripartito «no hay fisuras». «El Gobierno trabaja como una sola persona para mejorar la calidad del sistema educativo», dijo.
 
Para no dejar de lado a la bonita región gallega ni a su lengua, os cuento un cruce literario que se ha producido estos días en el diario El País.

Suso del Toro, intelectual de guardia y guía espiritual de nuestro nunca bien ponderado presidente del Gobierno, publicó el pasado 22 de septiembre el artículo Steiner y nosotros en el citado diario. Uno de sus párrafos decía:

Steiner se refiere allí a cuestiones de literatura y cultura sobre las que lógicamente sobrevuela en una entrevista abierta, deja algunos lugares comunes y algunas observaciones originales. Refiere que alguien le dijo que hay una universidad donde el gallego es lengua obligatoria, cosa que podría suceder pero no sucede, y aquí vale la pena constatar que hay quien difunde cuentos a quien está de paso, quien siembra mentiras. Pero se debe detener uno en sus observaciones sobre las lenguas, en concreto sobre el gallego y el vasco, por varios motivos. Su valoración del gallego demuestra desconocimiento de las lenguas románicas, ignora que el gallego está en la cabecera histórica de una lengua hablada también en Portugal, Brasil... Ignora las Cantigas de los Cancioneiros, las de Don Dinís, rey de Portugal, las de Santa María de Alfonso X, en el repertorio de agrupaciones de toda Europa y en los catálogos de los principales sellos. Desconoce la poesía de Rosalía en Follas Novas. Incluso ignora que el gallego actual sigue siendo hablado por millones de personas; no tiene el hebreo, por poner un ejemplo querido a Steiner, muchos más millones de hablantes ni tiene esa lengua una tradición estrictamente literaria más alta. Aunque así fuese.

Dos días después se publicaba una carta del académico Antonio Muñoz Molina con el siguiente texto:

Steiner y nosotros, de Suso de Toro

A la espera del próximo round en el duelo de titanes Suso de Toro/George Steiner, me pregunto si De Toro, al afirmar en su artículo Steiner y nosotros que la lengua hebrea no tiene "una tradición estrictamente literaria más alta" que la gallega ha tenido en cuenta que en hebreo se escribieron el Cantar de los Cantares, El libro de Job, los Salmos de David y las Lamentaciones de Jeremías, por poner unos cuantos ejemplos. Lo digo -sin menoscabo de la lengua gallega- porque ni en la lengua española ni en la inglesa, que tienen tradiciones literarias bastante más amplias, encuentro yo nada comparable.

El primero de octubre, Suso del Toro intentó arreglar el desaguisado con esta réplica:

Gracias, Antonio

En la carta de Antonio Muñoz Molina, Steiner y nosotros, de Suso de Toro, me pregunta si tuve en cuenta que en hebreo se escribieron El Cantar de los cantares, El libro de Job, los Salmos o las Lamentaciones al valorar la tradición literaria en esa lengua. Pues sí, la verdad es que lo tuve en cuenta pero, aún agradeciéndole que haya leído atentamente mi artículo (gracias, Antonio), con más atención reparará en que me referí a la tradición "estrictamente" literaria. Y es porque entiendo que la Torá, o Pentateuco, a la que se refiere son textos religiosos actuantes todavía hoy para los creyentes judíos y para los evangélicos.

Por lo mismo no considero literatura estrictamente tampoco al Corán, con independencia de que ésos u otros textos religiosos puedan ser leídos como literatura en sí por un lector profano. En general, considero literatura estricta a la profana, a eso me refería. Pero sí que valoro y me estimula la lectura de la Biblia, tanto los textos que nos han llegado desde el hebreo, como desde el arameo o el griego.

Un granito, o dos, de ironía sí que aprecio en su "duelo de titanes Suso de Toro-George Steiner". Esa ironía refleja un punto de vista subjetivo y una incomodidad personal, en esas cosas no cabe mucho la discusión.

Si a él se lo parece así será para él.

En mala hora se le ocurrió responder. Hoy, el profesor del Departamento de Filología Semítica de la Universidad de Barcelona, Francisco del Río Sánchez, le contesta con fina ironía catalana en la misma sección:

¡Admirable!

Admiro la valentía de Suso de Toro a la hora de hablar de determinados temas.

Lo invito a que se matricule en la especialidad de Filología Hebrea: así podrá aprender que el Cantar de los Cantares, el Libro de Job, los Salmos o las Lamentaciones no pertenecen al Pentateuco o Torá, que la lengua hebrea tiene una historia de más de 3.000 años y posee una literatura incomparablemente extensa, tanto profana como religiosa, escrita a lo largo y a lo ancho de un vasto territorio que se extiende de Rusia al Yemen y de Irán a Portugal.

De paso, y si le queda tiempo, puede también escoger algunas asignaturas de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. Allí le enseñarán que la Biblia y los clásicos son la fuente de toda la tradición literaria, musical y pictórica de Occidente. Lo del Corán, que se lo expliquen en Filología Árabe: en la tradición literaria árabe se le considera la Madre de la Lengua.

Como escribió el poeta hebreo Dunash Ben Labrat en el siglo X: "Reflexiona siempre / para dar respuestas apropiadas / acendradas y probadas / como el oro en los crisoles...".
 
Arcadi Espada

En el principio fue la Mirada y luego el Verbo

No conozco a nadie que haya elegido su lengua. Alguno habrá, desde luego, porque el vicio es vasto; pero no tengo ninguna noticia, ni directa ni indirecta. Hasta tal punto es un asunto inaudito el de elegir lengua que el romanticismo más torvo, consciente de la falla liminar, suele señalar disimulando que es la lengua la que lo elige a uno. Estupidez que por mucho que se disfrace de inconsútil metáfora es aún más sonora que la de pensar que los padres eligen a sus hijos. No, la lengua no forma parte de nuestro hipotético libre albedrío, como tampoco la propia facultad de hablar. Aunque raros en términos estadísticos hay casos de personas que aprenden una lengua distinta de la doméstica y desarrollan en ella las funciones expresivas habituales, tanto del afecto como del comercio. Pero, obviamente, esos cambios lingüísticos son un efecto y no una causa. Se cambia de grupo social, de ciudad, de país, por motivaciones económicas o sentimentales, y estos cambios suelen traer a veces cambios de lengua. Pero ni siquiera en Cataluña, que es el lugar donde yo tengo más observado el particular, hay estupidez individual y colectiva suficientes como para decir de los implicados que cambiaron de lengua… a causa de la lengua.

Yo tenía poco menos de veinte años cuando decidí aprender una lengua más. Aprender en un sentido ligeramente distinto al de aprender el francés, que era la única que había mal aprendido en los años escolares. Esta vez se trataba de aprender una lengua con la que vivir, dado que la lengua catalana era una de las dos que se hablaba donde yo vivía y vivo. Las razones fueron estrictamente comerciales. Noté en muchas chicas a las que trataba (y sobre todo en las que quería tratar más a fondo) que el catalán era la primera lengua que les salía de la boca; y por otro lado iba a dedicarme al periodismo, que es un oficio donde la lengua es todo. La aprendí sin mayor esfuerzo.

Las expectativas comerciales del aprendizaje se vieron rápidamente colmadas. Hasta el punto de que durante una larga temporada sólo escribí en catalán, porque era la única lengua en la que me pagaban. Al principio usaba un catalán muy leído; pero como empecé a hablar la lengua con naturalidad el número de mis interlocutores aumentó y con él la cantidad y la calidad de mi léxico coloquial. Tuve suerte también de que por aquel tiempo Xavier Pericay y Ferran Toutain acabasen de publicar Verinosa llengua, un libro muy importante en mi vida, que neutralizó mi tendencia al amaneramiento y que con las reflexiones de Cyril Connolly es de lo mejor que habré leído contra el estilo mandarín. Mi vocabulario en catalán era más limitado que en castellano, pero eso le pasaba a la mayoría de personas, incluidas las que tenían el catalán como lengua doméstica. La mayor potencia de la otra lengua catalana (que es el castellano, lo que son las cosas) y la larga dictadura franquista habían limitado las posibilidades de lectura en catalán (y también de los medios audiovisuales) y esas circunstancias afectaron a lo que podríamos llamar la verosimilitud léxica. Durante muchos años no se pudo decir en catalán: “Arriba las manos” o “Mala puta”, no tanto, desde luego, porque las palabras no existieran sino porque prácticamente no existían los ladrones ni las putas catalanas.

Pero, en fin, cuando la palabra saltaba a la cabeza en castellano y el papel estaba contratado en catalán se traducía en la misma cabeza (para qué salir) y santas pascuas. A veces la traducción complicaba el texto, porque se producían disonancias, rimas, esos barrillos, y había que montar de nuevo la frase. Otras veces sucedía al revés: la palabra, hasta aquel momento desconocida, no sólo encajaba como un guante en la estructura sino que la hacía más brillante. En el paso de lenguas siempre encontré la palabra, y nunca me quedé mudo ni como si me hubieran extirpado la vesícula, que es el aire que expelen los del traduttore/traditore. El contacto de lenguas siempre permite mejoras rápidas y eficaces. Gracias al catalán metí en mi castellano la forma apalizar y me evité la incómoda perifrástica o esos sinónimos (más o menos) que acaban de salir del armario y aún llevan las plumas, caso de vapulear, apalear (sin palo) y compañía. Gracias al castellano (y en este caso timbrado con el sello del poeta Espriu, que me hizo el salvaconducto en persona) metí en mi catalán el directísimo algo para evitarme las vueltas y revueltas de alguna cosa y, sobre todo, para evitarme el untuoso quelcom. Ni que decir tiene que esa actividad, que ni siquiera he abandonado en mis clases universitarias, ha sido observada siempre con extrema renuencia por los aduaneros de ambas fronteras. Pero para cualquiera de ellos valga la sentencia del gramático Ruiz Campillo: “En lo que censuran de nuestra lengua está la clave de lo que es nuestra lengua.”El paso del tiempo fue variando la superficie de este planteamiento. Primero por azares de mercado me fue siendo cada vez más fácil escribir en castellano y cada vez más difícil hacerlo en catalán. Y aún pasó algo más: paulatinamente el catalán se fue convirtiendo, en los periódicos, en las radios y en las televisiones, en una lengua limitada a una serie de casos. El caso de hablar mal de Cataluña (a lo que habré dedicado parte grande de mi vida) no estaba contemplado y para hacerlo no tuve más remedio que decantar mis usos lingüísticos hacia el castellano, y aun hacia el francés y el alemán, que son los otros dos idiomas en que he logrado, aunque episódicamente, morder la mano que me da de comer. Sin embargo semejante decantación no ha enmascarado, ni siquiera levemente, una convicción fundamental: la de que yo uso una sola lengua. Las pequeñas, y casi divertidas, variaciones de color, de música, de acentos, de grafías entre castellano y catalán no lograrán hacerme creer nunca, ni a mí ni a nadie con dos dedos de frente, que se trata de dos lenguas. No, no hay lugar para el plural. De ahí que siempre haya observado con gran desconfianza los intentos por presentarlas como agua y aceite. O por adjudicar a la imposición escolar de una u otra los fracasos educativos, como se hizo en el franquismo con la imposición del castellano y como se hace ahora con la imposición del catalán. Y si he defendido y seguiré haciéndolo el derecho de los padres catalanes a educar a sus hijos en castellano no es por razones técnicas, es decir, porque crea que la inmersión lingüística hará más tontos a sus hijos. No: sólo he defendido su derecho a tener caprichos. La política democrática no es sólo la gestión de la supervivencia. También gestiona los caprichos. Y no es posible que los caprichos caigan sistemáticamente a un solo lado de la raya. Alguien podría pensar que estas conclusiones sólo tienen como objetivo el descrédito del nacionalismo y su minusvaloración. Dado que el nacionalismo catalán, como cualquier otro que no esté basado en la raza, la etnia o la religión, se acoge a la diferencia lingüística, parecería que poniendo de manifiesto la inanidad técnica de esta diferencia se haría lo propio con el nacionalismo y su global pretensión diferenciadora. Parece lógico, pero es un error. Yo estoy por el descrédito permanente del nacionalismo porque me parece una ideología maligna. Pero que un factor diferencial sea irrisorio no me lleva, desde luego, a minusvalorar su importancia y, sobre todo, su capacidad de intimidación. Todo lo contrario. La base de las diferencias puede ser sutil y limitada; pero esa característica no prejuzga sus efectos. Es más: cuando las distinciones son vagas (y hasta camuflables) el margen de arbitrariedad del autócrata, su capacidad de manejo de la situación se ensancha. Así sucedió con aquella memorable corrección que Jordi Pujol, ex presidente de la Generalitat de Cataluña, introdujo con el tiempo en el lema de su casa. Si durante los años sesenta había establecido que “catalán es todo aquel que vive y trabaja en Cataluña”, una década después añadiría como definitivo estrambote: “… y que quiera serlo”. Lo realmente extraordinario de esa supuesta libre voluntad es que en el fondo venía decidida (y evaluada) por el otro. Durante la ocupación nazi de Francia se planteó, como pasó en otros territorios, la pregunta de quién era judío. Se hicieron genealogías, tablas, códigos, que en la mayoría de los casos sólo sirvieron para decidir quién entraba primero en la cámara de gas. Ser judío era algo mucho más incierto de lo que pudiera parecer. La cuestión la zanjó Sartre: “Es la mirada del otro la que convierte a alguien en un judío.”

Así es. Esa mirada trabaja con materiales sumamente volátiles. Una vocal abierta o una ese sonora le bastan para cargarse de razón. Para dotar de una apariencia de rigurosa objetividad a esa mirada que se estableció en la tierra antes que el primer deslinde. ~




Correspondencias / Corona

Estimado Arcadi:

Se ve que el utilizar una segunda lengua fue para usted una experiencia bastante natural, hasta el punto de que las dos lenguas son para usted una sola.

Mi experiencia es muy diferente. Mucha gente cuya lengua materna es el castellano, ha “aprendido” el euskera para poder trabajar. En realidad, han creado una lengua sin vida, un engendro. Carecen de expresividad y de espontaneidad al utilizarla y no es agradable de escuchar.

Yo misma me resisto a leer nada en vasco. Tienes que traducir un texto al euskera, y no veas cómo se resiste aquello. Leer el Boletín Oficial ya es una verdadera tortura.

Y sin embargo, muchas personas que podrían comunicarse en castellano de forma fluida, viva, en su vida diaria, han decidido hacerlo en vasco ortopédicamente. Yo creo que aparte de las razones prácticas que usted indica, en España hay otra razón para cambiar de lengua: la de ser simplemente idiotas.

Un atento saludo:

Corona
 
Y si he defendido y seguiré haciéndolo el derecho de los padres catalanes a educar a sus hijos en castellano no es por razones técnicas, es decir, porque crea que la inmersión lingüística hará más tontos a sus hijos. No: sólo he defendido su derecho a tener caprichos. La política democrática no es sólo la gestión de la supervivencia. También gestiona los caprichos. Y no es posible que los caprichos caigan sistemáticamente a un solo lado de la raya.

Jo jo jo, qué poca vergüenza tiene ese tipo. :lol
Ahora resulta que ya no es que la enseñanza en catalan limite las posibilidades de desarrollo de las criaturas y bla, bla, bla. Ahora la reclamación de la enseñanza en castellano es solo "por capricho".

Qué cara más dura tiene Arcadi Espada.
 
normal, si lo pides como derecho no te hacen ni puto caso y encima te tachan de todo.... pues habrá que intentarlo como "capricho" a ver si cuela y te respetan.
 
Tal y como informa El Mundo, el nombre de Yolanda Hidalgo Cumplido aparecía en el Diario Oficial de la Generalidad como Yolanda de Gentilhome Complert. Esta idea fue ideada por la responsable de Justicia, Montserrat Tura.

YO NO ME LO CREO! seria el colmo de la imbecilidad.
 
sikander77 dijo:
Click! :hala

esto ya es demencial directamente, por no decir algo mas gordo...

por cierto, ¿como se traduce Montilla? :cuniao
...
...
...
Esto... ¿hay alguien que se lo crea? Lo de MierdaDigital cada día es peor.

Cito yo también algo de este medio de comunicación:
vomiton22je.gif
 
MILONGA dijo:
YO NO ME LO CREO! seria el colmo de la imbecilidad.

Yo no me lo creia al principio. Lamentablemente la imbecilidad es la calle de en medio que toman los que no tienen argumentos validos. Lo he escuchado ya hoy en dos emisoras y visto en dos diarios de tirada nacional. Yo es que de los extremos ya me lo creo todo. Esto no deja de ser otra perla para la colección.



Un abrazo!
 
de verdad, como os gusta inventaros cosas y demonizar. Se puede ser retrasado y tener problemas de comprension y asimilación mental, pero creerse esto ya es lo más. Me da pena creer que hay gente así.

respirad más aires que los de vuestro barrio, hombre.

sikander, menuda DECEPCIÓN (sí, con mayúsculas) :mutriste




adéu!
 
ElflameadodeMoe dijo:
Pues yo me lo creo, no es más que algún inútil que no sabe dónde debe detener el traductor automático.

Flameado, es que es eso. Que alguien se crea que se ha hecho intencionadamente con no sé qué finalidades me parece lamentable.
Sólo hay que ver los gazapos que hay de vez en cuando en los apellidos de la edición catalana de El Periódico...


adéu!
 
Soy el unico que piensa que al software de traduccion automatico se le ha ido la olla, y han fallado los controles de calidad?
 
sikander77 dijo:
Txus dijo:
Esto... ¿hay alguien que se lo crea? Lo de MierdaDigital cada día es peor

no sé, Txus, lo estoy leyendo en varios medios... que Avui o El Periodico no lo cuenten (no lo veo en sus e-diciones) no quiere decir que sea mentira.
Una cosa es lo que ha hecho MierdaDigital, escrita por un pseudoperiodista cuya calificación me guardo para evitarme un warning, y otra diferente lo que acabo de leer en el Mundo: Clic.

De MierdaDigital extraemos que se tradujo los apellidos a conciencia, y porque los catalanes somos más malos que el cáncer de próstata. De El Mundo extraemos que todo se debe a un error en el traductor automático.

Este error también lo he sufrido yo en una web que llevo, que traduce el nombre del pueblo catalán al castellano, francés, inglés y alemán. Falta de perfeccionamiento del traductor cuando encuentra nombres propios.

Pero vamos, que el daño ya está hecho. Otro más y ya van...
 
diomede dijo:
sikander, menuda DECEPCIÓN (sí, con mayúsculas) :mutriste

pero yo que culpa tengo? :lloro

Hal dijo:
Soy el unico que piensa que al software de traduccion automatico se le ha ido la olla, y han fallado los controles de calidad?

vamos a ver, que veo que os parece bien ¿por qué se traducen los nombres de la gente? ¿es que siempre se hace? parece que os lanzais a criticar la mala traducción y no la traducción en si.

si jo me llamo Juan Soriano os parece bien que desde instituciones oficiales me cambien el nombre y me llamen Joan Soriá?????

en serio ¿a cuento de qué se traduce un nombre? yo hace siglos que no oigo nunca a nadie decir Lérida

que yo sepa Pau Gasol es Pau Gasol en Lleida, Murcia y Chicago... ¿a vosotros (los que teneis nombres catalanes) os los traducen al españolazo cuando salis de vuestras fronteras?



vais a hacer que deje de postear en este subforo :rubor

:juas
 
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