(
Five Graves to Cairo, 1943)
Wilder se adentró por primera vez en el género bélico con esta más que interesante propuesta y luego repetiría dos veces más con "Berlín Occidente" y "Traidor en el infierno". Como suele suceder en su filmografía los personajes, en situaciones extremas, no dudarán en emplear sus métodos y sus opciones al postor de lo que mejor convenga y utilizar todas las posibilidades para escapar de la opresión, de la amenaza y sobretodo demostrando de lo que es capaz una persona cuando se ve rodeada o necesita la ayuda del enemigo. En este caso contamos con el Cabo Bramble (un Franchot Tone que podría verse incluso como un preludio de lo que acabaría siendo el personaje de William Holden en "Traidor en el infierno"), un alto cargo inglés que acabará haciéndose pasar por un camarero tullido en un hotel del Egipto invadido por los alemanes y que en el devenir de los acontecimientos se descubrirá que el camarero suplantado era un espía doble al servicio de los nazis.
Pero esto no es más que la punta de un iceberg que poco a poco irá dando pie a una historia con matices, con dilemas morales tanto de un bando como del otro y que acabará convirtiéndose en una película de aventuras bélicas con un mapa que de poderse descifrar indicaría los puntos estratégicos (las 5 tumbas del título) donde los alemanes tienen oculto todo un arsenal tanto armamentístico como alimentario para poder seguir sobreviviendo en la guerra y no sufrir la derrota de forma precipitada. La película fue criticada debido a que la guerra aún estaba fresca y se frivolizó el tema que trata. Pero a día de hoy el tiempo la ha colocado en su lugar y aunque es cierto es un título menor en el género e incluso en la filmografía del director no debería tacharse de forma tan rápida y a la ligera como algo intrascendente. Simplemente hay que ver los matices con los que cuenta y como el fuerte se aprovechará siempre del débil, como en época de guerra la vida no tiene valor y como las súplicas y los favores se pagarán siempre, más aún cuando la víctima es una mujer, en este caso la camarera francesa (una Anne Baxter ruda, seca, un tanto ambigua pero excelente tanto por su rol como pieza elemental en el juego).
"Cinco tumbas al Cairo", aún siendo su segunda película en terreno americano (la tercera si seguimos su filmografía) ya empezaba a dejar claro las constantes y los elementos comunes en el currículum de Wilder como era el caso de personajes que se disfrazan para pasar desapercibidos, secundarios entrañables o esa relación amor-odio del protagonista hacia la chica de la película aparte de contar con personajes icónicos y cargados de un carácter hipnótico y atractivo como el caso de Erich von Stroheim como Rommel, personaje histórico, y que aquí es quien atrae toda nuestra atención (siendo este su primera participación conjunta repitiendo años después en "El crepúsculo de los dioses"). Stroheim resulta increíble, convincente y siendo un roba planos cada vez que aparece en pantalla. Momentos como el desayuno en la cama, las 20 preguntas de los ingleses capturados frente a la hilera de saleros a modo de mapa o el interrogatorio inquisidor a la camarera francesa demuestran que el don de la actuación y mimetización del actor con el personaje es totalmente convincente.
La película empieza de una forma muy visual, con un tanque que va a la deriva por el desierto abrasador. Es un plano muy sugerente. Cargado de soldados muertos y sin saber qué ha sucedido "Cinco tumbas al Cairo" comienza como un bélico en ciernes para ir poco a poco al género del suspense donde los nazis ocupan el hotel y todos los personajes irán intentando esquivar la tensión pero a su vez nuestro protagonista (Franchot Tone no del todo conseguido aunque haya cierto esfuerzo por su parte) intentará darle caza a Rommel mientras a su vez intentará descifrar el tema del mapa. Un filme que no decae en ninguno de sus 90 minutos debido a un guión trabajado, una cámara en constante movimiento aún en los momentos más pausados y una dirección de actores muy conseguida.
Porque si bien es cierto la trama del mapa y su descubrimiento resulta un tanto inverosímil en conjunción con la realidad histórica Wilder sabe darle ese toque aventurero que tan bien le resultó a Spielberg en las dos entregas de Indiana Jones donde se enfrentaba a los nazis de formas distintas y siempre con la aventura por bandera de forma conseguida y creíble a pesar de su inverosimilitud. Y aunque el aroma a cine propagandístico tan típico de la época se huele desde lejos y más aún con esos últimos minutos finales no se puede negar que el director intentó alejarse bastante del cine afable o bien intencionado al contemplar como el final es todo un mazazo y nos descubre que Wilder no era un director cualquiera y demostraba que para él las relaciones humanas y más aún las sentimentales, en sus manos, eran cuestión de suerte o no siempre uno podía acostumbrarse.