Respuesta: Billy Wilder: Opiniones
(
The Lost Weekend, 1945)
"
Por la noche esto es una copa, por la mañana es una medicina".
Hay un plano en esta película que resume perfectamente esta obra maestra y ese no es otro que el plano de los cercos del vaso lleno hasta arriba de la perdición del protagonista. Al principio es sólo un cerco, nada más, pero poco a poco ese uno se convierten en un montón, demostrando que Ray Milland es un adicto a la bebida, sin remedio.
Una obra maestra absoluta, un drama que deja un sabor de boca agridulce, siendo un completo alegato contra el alcoholismo. Con un guión duro el protagonista de la función, un Ray Milland que va hundiéndose poco a poco en su propia miseria, enganchado hasta las cejas, siendo un don nadie que no tiene dinero, no tiene amigos y que vive del dinero que le presta su hermano (un plausible Phillip Terry, quien sale poco pero cada vez que lo hace es un roba escenas de campeonato, comedido y acertado). Encima tiene una pareja (Jane Wyman, perfecta) que aún sabiendo como es y que no tiene remedio sigue confiando en él y amándolo hasta el final.
La película comienza ya metidos de lleno en el problema, no es la típica historia que vemos como cae en la adicción. Y lo demuestra con un momento conciso, cuando Milland hace creer que se ha curado del todo pero desde luego no es así (¡esa botella colgando de la ventana!). Acompañamos al protagonista en sus penurias y en como le es imposible desengancharse de la bebida. Escenas plausibles como son las del bar, con ese camarero (Howard Da Silva, secundario excelente) que aún estando en contra debe servirle porque es un cliente o la del bar de copas elitista, donde Milland recurrirá al robo para poder pagarse el vicio. Además, cuenta con unos diálogos increíblemente buenos por su sencillez, sinceridad y por su credibilidad (como Milland describe qué siente cuando bebe).
Wilder evita cualquier remilgo sentimental que pueda hacernos creer que esta película puede contener algo de glamour. Para nada, es seca y para ello están todas las escenas donde Milland busca, desesperado, las botellas escondidas o como intenta empeñar su máquina de escribir estando todas las casas de empeño cerradas. Incluso el momento en el que éste narra como se hizo adicto a la bebida (grandioso momento por ser sincero y a la vez triste). Incluso Wilder se permite el lujo de recurrir al cine de suspense con ese momento de la sala del hospital (inquietante ese alcóholico que ve escarabajos por la noche) o al terror blando con el momento del delirio.
Triste, emotiva, con una narrativa excelente, manteniendo nuestra atención en todo el metraje, pues la realización es realmente buena, con unos actores fabulosos (sobre todo Milland, que consiguió el Oscar por esta interpretación, bien merecido, por supuesto), una buena dirección (ganando, además, los respectivos premios a director, película y guión adaptado) y con una BSO muy onírica, casi delirante, muy acertada pues plasma a la perfección lo que siente el protagonista por su adicción hacen de este título una película más que recomendable.