Cajón de sastre

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El Confidencial

Aznar sabía cómo salir de la crisis
Jesús Cacho


En abril de 2009, José María Aznar (JMA) publicó sus recetas (España puede salir de la crisis, Ed. Planeta) para superar el trauma que nos aflige. Una revista dominical de gran tirada le entrevistó el 12 de abril de dicho año: “XLSemanal ha acompañado a Aznar a EE.UU. durante sus cursos de política internacional en Harvard y contó con su colaboración para una exclusiva sesión de fotos en la que posó con su nuevo perro, un labrador llamado Sam, nombre que, según explica, eligieron sus nietos. Aznar se mostró especialmente distendido y satisfecho tanto con su actual vida como con la que tuvo en Moncloa. El ex presidente no sólo ofrece recetas para acabar con la recesión. También habla de Bush, Obama, Rato y hasta de la actividad política de su mujer, Ana Botella. De aquella etapa, y dadas las actuales circunstancias, destaca la labor de sus excelentes asesores económicos”. Don José María tuvo a bien complacer a Planeta sometiéndose a un incómodo road show por media España para promocionar el libro. Ruedas de prensa por doquier. En ninguna, sin embargo, quiso revelar su secreto. Había que comprar el libro: “Yo sé cómo salir de la crisis”.

Y a fe que lo sabía. Los españoles lo supimos el martes, cuando El Confidencial, en rigurosa exclusiva, desveló que el ex presidente del Gobierno había sido contratado por la empresa pública italiana Enel, propietaria de Endesa, para asesorar en España a su presidente, Borja Prado Eulate, a cambio de 200.000 euros anuales, que serán 300.000 si le añadimos el bonus, o 50 millones de las antiguas pesetas. En realidad hace tiempo que sospechábamos que JMA sabía cómo sacar de la crisis a su familia. En junio de 2006, News Corporation, el holding propiedad del australiano Rupert Murdoch, dueño de diarios como The Wall Street Journal y The Times, además de cadenas de TV como CNBC y Fox News, anunció la entrada del líder del PP en su Consejo, empleo por el que en 2009 recibió unos 220.000 dólares (100.000 en efectivo y 120.000 en acciones). Un año antes había sido contratado como asesor por el prívate equity Centaurus Capital. En realidad, la actividad de Aznar como conseguidor ha sido febril desde su salida del Gobierno. La consultora Faznartella (familia Aznar-Botella) ganó en su último ejercicio fiscal 445.417 euros, un 8% más que en 2008. Las cuentas de la empresa, que en 2009 facturó 620.732 euros, muestran que disponía de 310.772 euros en caja; 917.000 en inversiones financieras a largo plazo, y otros 458.000 a corto.

Endesa asegura haber contratado a Aznar para que “le oriente en su estrategia Latinoamérica”, una zona donde lo que básicamente tiene el bigotes son enemigos. Tan mostrencas razones han merecido el visto bueno de gran parte de los medios de comunicación hispanos. La verdad, sin embargo, es muy otra. Borja Prado es, además de capo de Endesa por voluntad de Enel, presidente en España de Mediobanca, primer grupo financiero e industrial italiano que aquí se dedica, entre otras cosas, a asesorar a la constructora ACS en su asalto a Iberdrola. Prado y Florentino Pérez, su íntimo amigo, son cabeza del que se ha convertido ya en el gran grupo de presión español de la segunda década del siglo XXI, un eje en torno al cual giran, entre otros, la familia March, los cajeros Isidro Fainé (La Caixa) y Rodrigo Rato (Caja Madrid), el inefable Del Rivero (Sacyr) y el financiador de casi todos ellos, Emilio Botín. La columna vertebral de ese grupo, la formada por el dúo Pérez-Prado, ha logrado pingües ventajas del Gobierno socialista de Zapatero. En la perspectiva, más que plausible, de un cambio de poder en Moncloa, el grupo necesita protegerse ante la eventualidad de un Gobierno presidido por Mariano Rajoy. Esa es la tarea que los Pérez-Prado han encomendado a Aznar: protección. Tráfico de influencias a gran escala. Corrupción al por mayor.

Esa protección incluye la defensa ante el futuro Gobierno de la cuenta de resultados de Endesa. Nada habría que objetar si el susodicho hubiera sido contratado por un fabricante de máquina herramienta de Llodio, una cadena de tiendas de moda de Arteixo, o un exportador de productos cárnicos de Aracena. Lo que no es aceptable es que el aludido ponga su red de influencias al servicio de empresas (todas las utilities -gas, electricidad, teléfono, autopistas y concesionarias en general-) cuyos ingresos dependen de decisiones administrativas, cuya cuenta de resultados vive de la tarifa que fija el Gobierno de turno, por no hablar del chollo de las subvenciones a las energías renovables. Ahí está la corrupción. Ese es el escándalo.

El Partido Popular como rehén de Aznar

En realidad hace tiempo que en la calle Génova tildan la actividad profesional de JMA como de “simple comisionista”. Como tal se comportó con motivo de la llamada “enmienda Florentino”, escandalosa decisión del Gobierno Zapatero que, de la noche a la mañana, acabó con los blindajes societarios que limitaban el derecho de voto al 10% del capital para favorecer el asalto de ACS a Iberdrola. En tan señalada ocasión, el popular se dedicó, como empleado de Pérez, a llamar personalmente a diputados del PP para que apoyaran la enmienda del Gobierno. Nadie sabe si JMA sigue o no en nómina de ACS. El presidente del Real Madrid le ofreció no hace mucho entrar en la directiva del Club, honor que rechazó el aludido, pero cada día es más frecuente verle en el palco del Bernabéu, antesala de todas las vergüenzas patrias.

Para mantener su estatus -60.000 euros por conferencia al dejar el Gobierno, cifra ahora reducida a la mitad-, el ex presidente necesita mantener al PP como una especie de rehén. Como presidente de la Fundación FAES, JMA es el perro que ha mordido presa y no está dispuesto a soltarla, porque del control, real o supuesto, del partido de la derecha española depende algo tan elemental como su caché presente y futuro, sus emolumentos. Un caso de corrupción integral basado en la inextricable mezcla de política y negocios que distingue la vida pública española desde la muerte de Franco. Así, este fin de semana ha participado en León en la I Cumbre del PP en el Exterior, abriendo, en su calidad de presidente de honor, el turno de intervenciones. El sujeto acaba de presidir el II Congreso del partido en Estados Unidos y la Convención de Colombia. Nadie se acuerda de llamarle desde la calle Génova para invitarle a este tipo de eventos. Más aún: si se enteran de que él estará de cuerpo presente, unos y otros procuran escurrir el bulto y salir de estampida.

No importa. JMA se sobra y se basta para no dejar pasar una. Su tarjeta de visita, su calidad como door opener en un futuro Gobierno Rajoy radica precisamente en hacer bien visible su patronazgo dentro del PP y en recordar que fue su delicado índice quien colocó a Rajoy donde está, de modo que malo será que este adusto Rajoy, en apariencia tan poco bizcochable, se atreva a negarme cualquier favor que me ocurra pedirle. Malo será que se oponga incluso a una eventual fusión futura entre Endesa e Iberdrola, una vez el señor Pérez haya conseguido desalojar a Sánchez Galán de la presidencia de la eléctrica, con lo cual el sector eléctrico español pasaría a estar controlado por el Estado italiano. Tan equívoco comportamiento no es obstáculo para que nuestro Franquito, convertido en un factor de permanente desestabilización –caso reciente de Álvarez Cascos- para el PP y el propio Rajoy, se suba un día sí y otro también al púlpito de FAES para, con su voz aflautada, repartir entre la feligresía de derechas lecciones gratis de ética privada y moral pública, clases magistrales que suelen incluir arengas como la que el viernes formuló en León: “Tenemos que pedir a los españoles un mandato para cambiar las cosas, no sólo para estar en el Gobierno”. ¿Cambiar qué, Josemari…?

La “calidad de nuestra democracia” según María Emilia Casas

Los mismos argumentos valen para el caso del ex presidente peneuvista Josu Jon Imaz, colocado por Repsol al frente de su filial vasca Petronor, y naturalmente para Felipe González y su reciente fichaje por Gas Natural. Un puesto de consejo de la gasista conlleva una remuneración de 168.000 euros anuales, que pueden sobrepasar los 250.000 si se forma parte de alguna comisión, lo que sin duda ocurrirá con FG. ¿Explicación? Ninguna. “Felipe no tiene nada que hacer en Argelia, porque todas sus amistades están en Marruecos”, aseguran fuentes del sector energético. “Tras la sentencia del Tribunal de París, a GN no le queda más alternativa con Sonatrach que pagar o pagar”. Las malas lenguas dentro del PSOE sugieren que el sevillano, con nueva compañera a la que gusta visitar las tiendas de Ortega y Gasset, no tiene suficiente con los emolumentos que recibe del mexicano Carlos Slim. Al menos que se sepa, ni González ni Aznar han tenido el gesto de decencia personal de renunciar a la percepción de los 80.000 euros anuales que como ex presidentes reciben del erario público. Semejante comportamiento explica que nuestros parlamentarios, ante la grave crisis de futuro que amenaza las pensiones de los españoles, hayan decidido blindar las suyas haciendo que sean suficientes siete años de cotización para percibir la pensión máxima. ¿Qué interés puede tener esta casta en regenerar nuestra democracia y acabar con el Sistema de Corrupción en que vivimos, cuando todo son ventajas para ella? Mientras tanto, el país, sumido en la mayor crisis económica de su historia, asiste en silencio al espectáculo.

Me escribe mi amigo JP, titulado por la Comercial de Deusto: “Harto estoy de tanto comportamiento indecente. Me da pena reconocerlo, pero los españoles sólo nos hemos molestado (lo que el Gobierno ha aprovechado pasara sacar a pasear a los militares) por la huelga de los controladores durante el puente de la Constitución. Nos pueden tocar las pensiones, los sueldos, los impuestos directos e indirectos; nos pueden subir los precios y freír a multas y tasas varias… hasta pueden tocarnos los cojones. Pero, eso sí, que no nos jodan el puente de diciembre, porque hay que conocer mundo. No sé por qué, pero me huelo que, tras años de tragar y tragar mansamente, esto pueda estallar de repente de esa forma tan española que tienen las cosas de estallar de repente, como han estallado, por cierto, en Grecia o en Túnez…”

La presidenta del Constitucional, María Emilia Casas, se despidió el miércoles de su cargo con un discurso en el que criticó a la clase política por “el notorio retraso de más de tres años en la renovación del Tribunal”. Para Casas, el desprecio de los plazos por el Parlamento supone “un incumplimiento grave de la Constitución, que perjudica la calidad de nuestra democracia”. La calidad de nuestra pobre democracia quedó seriamente perjudicada cuando usted, señora, aguantó a pie firme el chorreo que en plena tribuna y a pie de calle le echó la entonces vicepresidenta Fernández de la Vega. La calidad de nuestra doliente democracia queda masacrada por la conducta de unos ex presidentes que se dedican a hacer dinero con el tráfico de influencias a favor de empresas que contratan con el Estado. El TC se dispone a elegir esta semana nuevo presidente, siquiera provisional. Y puede que como los dos candidatos favoritos, los magistrados Manuel Aragón y Pascual Sala, están enfrentados, triunfe la opción de un tercero en discordia, el abogado Eugeni Gay, un hombre que tuvo papel estelar en la sombra en el célebre episodio por el cual el TC, intervención del Rey Juan Carlos mediante, concedió el amparo a los famosos Albertos, evitando así que fueran a la cárcel a pesar de haber quedado probado que habían estafado a sus socios de Urbanor. Gay sería, por eso, la guinda que coronaría el pastel de la degradación del Tribunal Constitucional y de nuestra mancillada democracia.
 
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Leyendo esto y sabiendo que hace pocos dias me embargaron 300 € de una cuenta que tengo con mi madre, pero en la que la pasta no es mia, se te queda una cara de gilipollas que pa que :no
 
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Pues a mi me ha llegado un SMS que dice que han ingresado la devolución de la renta 2009... AYER. Pa cagarse. :doh

Manu1oo1
 
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Las dos grandes visiones sobre distopías futuras han sido “1984”, de George Orwell, y “Un mundo feliz”, de Aldous Huxley. El debate existente entre quienes observaban nuestro deslizamiento hacia el totalitarismo de las corporaciones giraba en torno a quién de los dos escritores tenía razón. ¿Viviríamos dominados, como escribió Orwell, por una vigilancia represiva y un estado de seguridad que utilizaría formas de control brutales y violentas? ¿O, como Huxley imaginó, nos sentiríamos fascinados por el entretenimiento y el espectáculo, cautivos de la tecnología y seducidos por un derroche consumista que envolvería nuestra propia opresión? Pues ha resultado que ambos, Orwell y Huxley, tenían razón. Huxley fue capaz de imaginar la primera fase de nuestra esclavitud. Orwell la segunda.

Como Huxley predijo, el estado de las corporaciones nos ha ido despojando gradualmente, seduciéndonos y manipulándonos con gratificaciones sensuales, artículos baratos producidos en masa, crédito sin límites, teatro político y diversión. Mientras nos iban entreteniendo y envolviendo, fueron desmantelando todo el conjunto de regulaciones que en otro tiempo mantuvieron a raya al depredador estado corporativo, volviendo a reescribir las leyes que nos protegían hasta abocarnos a la pobreza. En estos momentos, el crédito se ha secado ya, los puestos de trabajo medianamente decentes para la clase trabajadora han desaparecido para siempre y los artículos producidos en masa resultan ahora inasequibles, por todo lo cual nos vemos transportados desde “Un mundo feliz” a “1984”. El estado, asfixiado por déficits masivos, guerras sin fin y fechorías corporativas, se desliza hacia la bancarrota. Ha llegado la hora de que el Gran Hermano se apodere del sensorama, de la orgia-porfía y de la bomba centrífuga de Huxley. Estamos pasando de una sociedad donde se nos manipula hábilmente con mentiras e ilusiones a otra donde estamos clara y totalmente controlados.

Orwell alertó sobre un mundo donde los libros estarían prohibidos. Huxley advirtió de un mundo donde nadie querría ya leer libros. Orwell alertó sobre un estado de guerra y miedo permanentes. Huxley advirtió de una cultura habitada por un placer vacío de sentido. Orwell avisó acerca de un estado donde todas las conversaciones y pensamientos estaban vigilados y la disidencia brutalmente reprimida. Huxley alertó sobre un estado donde su población sólo se preocupaba por las trivialidades y el cotilleo, sin que le importaran ya ni la verdad ni la información fidedigna. Orwell nos veía asustados y sometidos. Huxley nos veía seducidos y sometidos. Pero estamos descubriendo que Huxley no era más que el preludio de Orwell. Huxley entendía que en ese proceso éramos nosotros los cómplices de nuestra propia esclavitud. Orwell lo interpretaba como esclavitud. Ahora que el Estado corporativo ha dado ya el golpe maestro, nos encontramos desnudos e indefensos. Y estamos empezando a entender, como Karl Marx supo, que el capitalismo sin restricciones y sin reglamentar es una fuerza brutal y revolucionaria que explota a los seres humanos y el medio ambiente hasta agotarlos o destruirlos.

“El Partido busca el poder completamente en su propio beneficio”, escribió Orwell en “1984”. “No estamos interesados por el bien de los otros; únicamente nos interesa el poder. Ni la riqueza ni el lujo ni una vida larga ni la felicidad: sólo el poder, el poder puro. Lo que implica el poder puro lo comprenderán ahora. Nos diferenciamos de las oligarquías del pasado en que sabemos lo que estamos haciendo. Todos los demás, incluso los que se nos parecieron, eran cobardes e hipócritas. Los nazis alemanes y los comunistas rusos se nos parecían mucho en sus métodos, pero nunca tuvieron valor para reconocer sus propios motivos. Pretendieron, quizá hasta se lo creyeron, que habían tomado el poder de mala gana, por tiempo limitado y que justo a la vuelta de la esquina había un paraíso donde los seres humanos eran libres e iguales. Nosotros no somos así. Sabemos que nadie toma nunca el poder con intención de renunciar al mismo. El poder no es un medio, es un fin. Uno no establece una dictadura para salvaguardar una revolución; uno hace una revolución para establecer una dictadura. El objeto de la persecución es la persecución. El objeto de la tortura es la tortura. El objeto del poder es el poder”.

El filosofo político Sheldon Wolin utiliza el término “totalitarismo invertido” en su libro “Democracia incorporada” para describir nuestro sistema político. Es un término que daría sentido a Huxley. En el totalitarismo invertido, las sofisticadas tecnologías del control corporativo, la intimidación y manipulación de masas, que superan de lejos las utilizadas por los anteriores estados totalitarios, se enmascaran eficazmente con el oropel, el ruido y la abundancia de una sociedad de consumo. Se va renunciando gradualmente a la participación política y a las libertades civiles. El estado corporativo, escondido tras la pantalla de humo de la industria de las relaciones publicas, del entretenimiento y el materialismo chabacano de una sociedad de consumo, nos devora de dentro a afuera. No le debe lealtad a nadie, ni a nosotros ni a la nación. Se da un festín con nuestros cadáveres.

El estado corporativo no encuentra su expresión en un líder demagogo o carismático. Se define por el anonimato y la ausencia de rostro de la corporación. Las corporaciones, que suelen alquilar a portavoces atractivos como Barack Obama, controlan los usos de la ciencia, la tecnología, la educación y la comunicación de masas. Controlan los mensajes en el cine y en la televisión. Y, al igual que en “Un mundo feliz”, utilizan estas herramientas de comunicación para reforzar la tiranía. Nuestro sistema de comunicación de masas, como Wolin escribe, “obstaculiza, elimina cualquier elemento que pudiera introducir cualificación, ambigüedad o dialogo, cualquier cosa que pudiera debilitar o complicar la fuerza total de su creación, hasta su total impresión”.

El resultado es un sistema monocromático de la información. Cortesanos de famosos, haciéndose pasar por periodistas, expertos y especialistas, identifican nuestros problemas y explican pacientemente los parámetros. Se descarta como seres raros irrelevantes, extremistas y miembros de la izquierda radical a todos aquellos que se posicionan fuera de los parámetros impuestos. Se prohíbe a críticos sociales clarividentes, desde Ralph Nader a Noam Chomsky. Las opiniones aceptables van de la A a la B. La cultura, bajo tutela de esos cortesanos corporativos, se convierte, como Huxley señaló, en un mundo de conformidad alegre, así como en un inacabable y finalmente fatal optimismo. Nos compramos a nosotros mismos comprando productos que prometen cambiar nuestras vidas, haciéndonos más guapos, más seguros o exitosos mientras velozmente nos despojan de nuestros derechos, dinero e influencia. Todos los mensajes que recibimos a través de estos sistemas de comunicación, ya sea en las noticias de la noche o en los programas de entrevistas como “Oprah”, prometen un mañana más brillante y más feliz. Y esta es, como Wolin señala, “la misma ideología que invita a los ejecutivos de las corporaciones a exagerar beneficios y ocultar pérdidas, pero siempre con rostro risueño”. Estamos embelesados, como Wolin escribe, por “los continuos avances tecnológicos” que “fomentan elaboradas fantasías de destrezas individuales, juventud eterna, belleza gracias a la cirugía, acciones que se miden en nanosegundos: una cultura repleta de sueños de control y posibilidades en constante expansión, cuyos habitantes son propensos a fantasear porque la inmensa mayoría tiene imaginación pero pocos conocimientos científicos”.

Han desmantelado nuestra base industrial. Los especuladores y estafadores han saqueado el Tesoro estadounidense y han robado miles de millones a los pequeños accionistas que habían reservado ese dinero para la jubilación o para ir a la universidad. Se han eliminado las libertades civiles, incluido el habeas corpus y la protección contra las escuchas telefónicas sin orden judicial. Los servicios básicos se han entregado a las corporaciones, incluidas la educación pública y la atención sanitaria, que los explotan buscando únicamente el beneficio. El establishment corporativo ridiculiza a los pocos que se atreven a alzar su voz disidente, que se niegan a participar en la feliz charla corporativa, etiquetándoles de bichos raros, de frikis.

Las actitudes y el temperamento han sido astutamente manipulados por el estado corporativo, al igual que los maleables personajes de Huxley en “Un mundo feliz”. El protagonista del libro, Bernard Marx, vuelca su frustración en su novia Lenina:

“¿No te gustaría ser libre, Lenina”, pregunta.

“No comprendo qué quieres decir. Soy libre, libre para tener el tiempo más maravilloso. Todo el mundo es feliz hoy en día.”

Él se rió: “Sí, ‘todo el mundo es feliz hoy en día’. Pero, ¿no te gustaría ser libre para ser feliz de otra manera, Lenina? A tu manera, por ejemplo; no del mismo modo que todos los demás”.

“No sé lo que quieres decir”, repitió ella.

La fachada se derrumba. Y cada vez hay más gente que se da cuenta de que se les ha utilizado y se les ha robado, que poco a poco estamos yendo de “Un mundo feliz” de Huxley a “1984” de Orwell. “En algún momento, la gente tendrá que enfrentar verdades muy desagradables. Los puestos de trabajo bien pagados no van a volver. Los mayores déficits de la historia humana significan que estamos atrapados en un sistema de servidumbre que el estado de las corporaciones utilizará para erradicar los últimos vestigios que quedan de protección social a los ciudadanos, incluida la Seguridad Social. El estado ha sufrido una regresión de la democracia capitalista al neofeudalismo. Y cuando todas estas verdades aparezcan claramente, la rabia sustituirá a la alegre conformidad impuesta por las corporaciones. La debilidad de nuestros bolsillos post-industriales, donde alrededor de 40 millones de estadounidenses viven en un estado de pobreza y decenas de millones en una categoría denominada de “casi pobreza”, junto con la carencia de crédito que pudiera salvar a las familias de las ejecuciones hipotecarias, de las apropiaciones de los bancos y de la bancarrota a causa de las facturas médicas, pone en evidencia que el totalitarismo invertido no va ya a funcionar.

Cada vez vivimos más en la Oceanía de Orwell, no en El Estado Mundial de Huxley. Osama bin Laden juega el papel asumido por Emmanuel Goldstein en “1984”. Goldstein, en la novela, es el rostro público del terror. Sus diabólicas maquinaciones y actos clandestinos de violencia dominan las noticias de la noche. La imagen de Goldstein aparece cada día en las pantallas de televisión de Oceanía como parte del ritual diario de “Dos Minutos de Odio” de la nación. Y sin la intervención del estado, Goldstein, al igual que bin Laden, acabará con vosotros. En la lucha titánica contra la personificación del mal, se justifican todos los excesos.

La tortura psicológica aplicada al soldado raso Bradley Manning –que lleva ya siete meses preso sin haber sido acusado de delito alguno- refleja el destrozo del disidente Winston Smith al final de “1984”. A Manning se le mantiene como “detenido sometido a máxima vigilancia” en el calabozo de la Base del Cuerpo de Marina Quantico, en Virginia. Pasa solo 23 de las 24 horas del día. Se le niega la posibilidad de hacer ejercicio. No puede tener almohada ni sábanas en la cama. Los doctores del ejército le han estado atiborrando de antidepresivos. Las más crudas formas de tortura de la Gestapo se han sustituido por refinadas técnicas orwellianas, en gran medida desarrolladas por psicólogos que trabajan para el gobierno para convertir en vegetales a disidentes como Manning. Destrozamos las almas y los cuerpos. Es más eficaz así. Ahora nos pueden llevar a todos a la temible Habitación 101 de Orwell para que nos conviertan en seres dóciles e inofensivos. Esas “especiales medidas administrativas” se imponen habitualmente a nuestros disidentes, incluido Syed Fahad Hashmi, quien pasó tres años encarcelado en condiciones parecidas antes de ser llamado a juicio. Esas técnicas han destrozado psíquicamente a miles de detenidos en nuestros agujeros negros por todo el globo. Constituyen la principal forma de control en nuestras prisiones de máxima seguridad, donde el estado corporativo hace la guerra sirviéndose astutamente de nuestra inferior: los afroamericanos. Todo presagia el cambio de Huxley a Orwell.

“Nunca podrás tener de nuevo sentimientos humanos normales”, dice el torturador de Winston Smith en “1984”. “Todo estará muerto dentro de ti. Ya no podrás ser capaz nunca de sentir amor o amistad o alegría de vivir o risa o curiosidad o valentía o integridad. Te quedarás vacío, hueco. Vamos a exprimirte hasta vaciarte y después te llenaremos de nosotros mismos”.

El nudo se va estrechando. La era del divertimento se sustituye por la era de la represión. Decenas de millones de ciudadanos han tenido que entregar sus registros telefónicos y correos al gobierno. Somos la ciudanía más controlada y espiada en la historia humana. Muchos de nosotros tenemos nuestras rutinas diarias atrapadas en docenas de cámaras de seguridad. Nuestras inclinaciones y hábitos se registran en Internet. Nuestros perfiles se generan electrónicamente. Cachean nuestros cuerpos en los aeropuertos y nos filman con escáneres. Y los anuncios de servicio público, las pegatinas de los coches de inspección y los carteles del transporte público nos instan constantemente a informar de actividades sospechosas. Porque el enemigo está por todas partes.

Se silencia brutalmente a quienes no se ajusten a los dictados de la guerra contra el terror, una guerra que, como Orwell señaló, es inacabable. Las draconianas medidas de seguridad utilizadas para reprimir las protestas en las cumbres del G-20 en Pittsburg y Toronto fueron salvajemente desproporcionadas para el nivel de actividad de la calle. Pero enviaron un claro mensaje: ¡NI SE OS OCURRA INTENTARLO! La persecución por parte del FBI de los activistas a favor de Palestina y en contra de la guerra, que el pasado septiembre vieron cómo los agentes asaltaban sus hogares en Minneapolis y Chicago, es un presagio de lo que está por venir para todos aquellos que se atrevan a desafiar el Neolengua oficial del estado. Los agentes –nuestra Policía del Pensamiento- incautaron teléfonos, ordenadores, documentos y otras pertenencias personales. Se han enviado citaciones judiciales a 26 personas para que comparezcan ante un gran jurado. Las notificaciones citan leyes federales que prohíben “proporcionar apoyo material o recursos destinados a organizaciones extranjeras terroristas”. El Terror, incluso para quienes no tienen nada que ver con el terrorismo, se convierte en el objeto contundente utilizado por el Gran Hermano para protegernos de nosotros mismos.

“¿Empiezan a ver, pues, qué clase de mundo estamos creando?”, escribió Orwell. “Es exactamente todo lo contrario de las estúpidas Utopías hedonistas que los viejos reformistas imaginaron. Un mundo de temor, traición y tormento, un mundo donde se pisotea y se es pisoteado, un mundo cada vez más despiadado en la medida en que se va refinando”.

Chris Hedges ha sido corresponsal en América Central, Oriente Medio, África y los Balcanes a lo largo de dos décadas. En 2002 recibió el Premio Internacional de los Derechos Humanos de Amnistía Internacional. En 2010 recibió el Premio a la Mejor Columna Online por el ensayo “One Day We’ll All Be Terrorists”. Ha dado clase en las Universidades de Columbia, Nueva York y Princetown. Actualmente da clases a los presos de un correccional de Nueva Jersey. Es también miembro del The Nation Institute.

http://www.truthdig.com/report/item/2011_a_brave_new_dystopia_20101227/
 
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Las ilusiones perdidas. Por Concha Caballero. (02/10/2010)

No se van en trenes con maletas de cartón pero llevan sus bienes más preciados: un portátil, un móvil de última generación regalado por un familiar o conseguido a base de una lucha de puntos sin cuartel. Suelen tomar un vuelo de bajo coste, cazado pacientemente en las redes de Internet. Se van a hacer un máster, o han logrado una mal llamada beca Erasmus que costará a la familia la mitad de sus ahorros. Otras veces van a hacer de au-pair, de auxiliar de conversación, o a cualquier trabajo temporal. La familia va a despedirlos a la puerta de embarque y mientras se alejan disimularán unos su pena y otros su incipiente desamparo. "Es por poco tiempo -se dicen-. Dominarán el idioma, conocerán mundo... Regresarán en pocos meses".

Hasta hace poco era un privilegio de los nuevos tiempos que les permitía gozar de una libertad sin límites, de un mundo sin fronteras, de una capacidad casi infinita de aprendizaje... Hasta que llegó la crisis y la maleta pareció distinta, la espera en la fila de embarque más embarazosa, la despedida más triste y el fantasma de la ausencia definitiva más cercano.

No. No llevan maletas de cartón, ni hay aglomeraciones en el andén de la despedida. No se marchan en grupo, sino uno a uno. Aparentemente nada les obliga. Ha sido una cadena invisible de acontecimientos. Estuvieron allí hace unos años, o tienen una amiga que les ha informado de que puede encontrar algún trabajo con facilidad. No pagarán mucho, eso es seguro, pero podrán ganarse la vida con cierta facilidad... A fin de cuentas aquí no hay nada.

Y se marchan poco a poco, sin alboroto alguno. Un goteo incesante de savia nueva que sale sin ruido de nuestro país, desmintiendo la vieja quimera de que la historia es un caudal continuo de mejoras.

No hay estadísticas oficiales sobre ellos. Nadie sabe cuántos son ni adonde se dirigen. No se agrupan bajo el nombre oficial de emigrantes. Son, más bien, una microhistoria que se cuenta entre amigos y familiares. "Mi hija está en Berlín", "se ha marchado a Montpellier", "se fue a Dubai" son frases que escuchamos sin reparar en el significado exacto que comportan. Escapan a las estadísticas de la emigración porque suelen tener un nivel alto de estudios y no se corresponden con el perfil típico de lo que pensamos que es un emigrante. Quizá en las cuentas oficiales figuren como residentes en el extranjero, pero deberían aparecer como nuevos exiliados producto de la ceguera de nuestro país.

En los tiempos de crisis que detallan cada euro gastado nadie computa los centenares de miles de euros empleados en su formación y regalados a empresarios de más allá de nuestras fronteras con una torpeza sin límites, con una ignorancia sin parangón. Menos aún se cuantifican el esfuerzo de sus familias, las ilusiones perdidas y sus sueños rotos en mil pedazos.

No llevan maletas de cartón, pero componen un nuevo éxodo que azota especialmente a Andalucía, que dispersa a nuestros jóvenes por toda Europa y gran parte del mundo, que nos priva de su saber, de su aportación y de su compañía. Pero, aparentemente nadie se escandaliza por esta fuga de cerebros, lenta pero inexorable, que nos privará de muchos de nuestros mejores talentos. Nadie protesta por esta nueva oleada de exiliados que son una acusación silenciosa del fracaso y de engaño. Se van en silencio por el túnel de embarque en el que les alcanzará la melancolía por la pérdida temprana de su tierra.

No son, como dicen, una generación perdida para ellos mismos. No son los socorridos ni-nis que sirven para culpar a la juventud de su falta de empleo. Son una generación perdida para nuestro país y para nuestro futuro. Un tremendo error que pagaremos muy caro en forma de atraso, de empobrecimiento intelectual y técnico. Aunque todavía no lo sepamos.

http://www.elpais.com/articulo/andalucia/ilusiones/perdidas/elpepiespand/20101002elpand_4/Tes
 
Respuesta: Cajón de sastre

Originalmente Escrito por Alfonso Ussia
Se ha echado de menos un comunicado oficial anunciando la buena nueva del parto de Penélope Cruz, la Pasionaria de Alcobendas. Ha sido un niño. Enhorabuena. Ha nacido en Los Ángeles, en los Estados Unidos, y no en Cuba. Enhorabuena. De esta manera, el niño podrá optar a la nacionalidad estadounidense cuando alcance la mayoría de edad. Enhorabuena. El nacimiento ha tenido lugar en el hospital Cedars-Sinaí, uno de los más caros del mundo.

Se calcula que la factura no bajará de los cien mil euros. Enhorabuena por tenerlos. En España sale más barato, pero los padres son muy dueños de decidir el lugar de acceso a la vida de sus hijos.

Me aseguran mis informadores de partos ilustres que tanto el padre como la madre han luchado denodadamente contra sus ideas, y que las ideas han resultado derrotadas. De haber vencido las ideas, el parto se habría producido en Cuba, cuyo nivel médico y asistencial es altísimo, según dicen algunos. Pero no ha habido suerte.

Tiene que ser muy dolorosa la militancia comunista para terminar dando a luz en el hospital más caro y exclusivo del imperio capitalista. Me estremezco cuando lo pienso. Porque el padre y la madre del niño recién nacido no son izquierdistas del montón. Forman parte de la cúpula ideológica y de agitación y propaganda del comunismo austero que todo lo comparte. En el hospital de Cuba le obligaban a la madre a compartir habitación con una camarada cubana, y hasta ahí podíamos llegar.

No hay que fiarse de las jóvenes cubanas de hoy, tan alejadas de los principios básicos de la Revolución. Además, que por culpa del bloqueo, no se garantiza en Cuba la disponibilidad de determinados medicamentos. De ahí que la pareja revolucionaria española haya decidido que su hijo nazca en el hospital más caro de la nación que impone el bloqueo a los cubanos.

En España no hay bloqueo que valga, pero se entiende que en las actuales circunstancias políticas, económicas y sociales por las que atraviesa nuestra nación, lo de nacer en España les haya parecido poco. El glamour rojo también existe. Y la última opción, la de tener un hijo en un campamento saharaui con Aminatu Haidar colaborando en el parto, la verdad, y en esto les doy toda la razón, no podía ser tenida en cuenta.

La militancia comunista no obliga a tanto sacrificio. Es legítimo sentirse de la más escorada izquierda y vivir como un millonario americano. Pedir ejemplaridad y coherencia entre las ideas y la realidad, o entre la teoría y la práctica, es una impertinencia muy propia de la gente de derechas, cuyas mujeres, muchas de ellas, dan a luz todos los días en las clínicas de la Seguridad Social. Y ahí está el problema.

La Seguridad Social fue obra del franquismo –el propio Franco murió en uno de sus hospitales–, y un comunista que se precie de serlo no puede consentir que su hijo nazca en un hospital del régimen anterior. Sería imperdonable.

Pe y Ja han hecho muy bien. Tiempo habrá para levantar el puño, protestar contra el Gobierno del Partido Popular, llamar asesinos a sus dirigentes, volar al Aiún cuando sea necesario, descansar en Cuba como invitados del Régimen bloqueado, y seguir viviendo en la imperialista nación que bloquea a los cubanos. Tiempo habrá.

Lo importante es que el niño ha nacido en Los Ángeles, que está bien, que a la madre nadie le molesta ni interrumpe, que todo marcha de maravilla y que cien mil euros por un parto tampoco es para escandalizarse.

Arriba los pobres del mundo, en pie famélica legión.
 
Respuesta: Cajón de sastre

Es que hay que ser HIPÓCRITA.

Una pregunta que no se ha planteado el señor Ussia y viene muy al caso... ¿Habrá ido Doña Pilar, a la sazón abuelísima, a ver a su nieto al centro del Imperio del Mal? Acongojado me hallo, carcomido por la duda... :pensativo

Manu1oo1
 
Respuesta: Cajón de sastre

Pues claro, como va cuando premian a su hijo. ¡Y sin máscara! Ella como es socialista, trabaja por una carta de racionamiento y vive en pisos de protección pública en una urbanización de planificación obrera. Por cierto, el Hospital es Israelí.
 
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Respuesta: Cajón de sastre

Es que hay que ser HIPÓCRITA.

Una pregunta que no se ha planteado el señor Ussia y viene muy al caso... ¿Habrá ido Doña Pilar, a la sazón abuelísima, a ver a su nieto al centro del Imperio del Mal? Acongojado me hallo, carcomido por la duda... :pensativo

Manu1oo1


Si va, la liara en el aeropuerto imperialista al grito de fascistas, cuando no le dejen gritar no a la guerra .....
 
Respuesta: Cajón de sastre

demoledor? :pensativo

Lo siento, pero yo solo veo demagogia barata.
Demagogia fácil que escarba en el pecado capital hispánico: la envidia.

Y además manipulador a más no poder. Ser crítico con la administración americana no implica condenar todo lo americano.
 
Respuesta: Cajón de sastre

Mmmm... trabajando los dos en EEUU no es normal que hayan tenido el hijo ahí?

Comentar tambien que el hospital ese, aparte de horrible, es de los pocos que puede garantizar que los paparazzi no te molesten. Quizás escogieron el hospital por eso... puede ser.

Y es la primera vez que oigo hablar de la filacion politica de penelope cruz...
 
Respuesta: Cajón de sastre

Con Lo y Hal. No os dejéis ser mediatizados...
 
Respuesta: Cajón de sastre

Pero es que ademas les han timado¿En serio les han cobrado 100.000 dolares por que tengan al niño?

En Cuba tienen unas de las tasas de mortalidad infantil mas bajas del mundo por lo que de traer a niños al mundo en perfectas condiciones demuestran saber un rato.Y les habría salido por cero euros.

Y encima sale el Ussia este a echárselo en cara dando a entender que el sistema yanki es "mejor".Sera mejor para los cuatro de siempre por que si no no lo entiendo...
 
Respuesta: Cajón de sastre

en Cuba toda la estadística oficial está falseada y la ONU tiene trabas para comprobarlo.. echando un vistazo al país es muy poco creíble los índices de desarrollo humano que aseguran tener.
 
Respuesta: Cajón de sastre

Una cosa no quita la otra. Se les ha visto el plumero, ahora que no venga Bardem a manifestaciones diciendo "No a la Guerra" ni la Pilarica que venga llamando facha a todo quisqui. Son unos hipócritas como lo es todo el mundo, ya está.
 
Respuesta: Cajón de sastre

Con Lo y Hal. No os dejéis ser mediatizados...

Le dijo la sartén al cazo.

En París también hace frió hoy. Veo que lo desconoces, pero para cultura general, los artículos de opinión siempre están mediatizados y tienen un gran sesgo

Dime algo que no sepa anda.

Te lo digo justamente porque tú te dejas mediatizar por quien te interesa, como todo el mundo, que me parece de chichinabo y perroflaútico que intentes aconsejar sobre eso a alguien cuando tú también lo estás por muchas fuentes de opinión que leas. Todas (o casi) las fuentes son de opinión o se exponen desde el prisma y los datos que conviene, el peridismo 'aséptico' es casi una utopía.
 
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Respuesta: Cajón de sastre

Te equivocas. No estoy dando mi opinión, sino desacreditando una fuente. Así que ni tienes ni idea ni de mi opinión ni de, por tanto mi sesgo. Y si lo tienes, es por prejuicio a mi discurso, lo que descubre tu sesgo :juas

En el caso del artículo, está claramente sesgado (pues es de opinión)
 
Respuesta: Cajón de sastre

Claro que está sesgado... ¿Pero estás de acuerdo o no? Me inclino a pensar que sí.
 
Respuesta: Cajón de sastre

No tenía constancia de la militancia de Pe en el partido comunista, por lo que me sorprende un poco lo que dice Ussia

Tampoco sabía que había hospitales de izquierdas y de derechas, y que un comunista no puede ir a un hospital privado. 100.000 euros me parece muy caro para un parto, eso si

Que el sistema de la seguridad social no lo pueden usar los de izquierdas porque lo montó Franco también me suena a juicio de valor extremo. Y en cuanto veo esto en un texto, empiezo a desconfiar del resto del enunciado
 
Respuesta: Cajón de sastre

Se les ha visto el plumero, ahora que no venga Bardem a manifestaciones diciendo "No a la Guerra" ni la Pilarica que venga llamando facha a todo quisqui. Son unos hipócritas como lo es todo el mundo, ya está.

Bueno, quizá tú te lo consideras, pero a mí no me metas en el saco, eh?
Acaso para estar en contra de una guerra (de "aquella" guerra) hay que ser un miserable? :pensativo
Acaso los ricos tienen que vestir con harapos para solidarizarse con los pobres?
Acaso no es compatible vivir y trabajar en los USA -incluso holgadamente- mientras te cagas en su gobierno? Acaso no haces tú (y la mayoría) lo mismo?

Joder, es que algunos teneis unos argumentos que hacen reir, coño.
Todo eso es demagogia para que el populacho se indigne.
 
Respuesta: Cajón de sastre

en Cuba toda la estadística oficial está falseada y la ONU tiene trabas para comprobarlo.. echando un vistazo al país es muy poco creíble los índices de desarrollo humano que aseguran tener.


El New York Times reconoce que si EEUU tuviese la tasa de mortalidad que Cuba se salvarían 2.212 niños
¿Sanidad? Pregúntenle a Cuba

Nicholas D. Kristof
The New York Times

Traducido para Rebelión por Manuel Talens


Hay un hecho incuestionable: si los Estados Unidos tuviesen una tasa de mortalidad infantil tan buena como Cuba, salvaríamos 2,212 bebés estadounidenses adicionales por año.

Sí, he dicho Cuba. Es menos probable que los bebés sobrevivan en los Estados Unidos, con un sistema de asistencia médica que suponemos el mejor al mundo, que en la empobrecida y autocrática Cuba.Según el último World Factbook de la CIA,Cuba es uno de los 41 países que tienen mejor tasa de mortalidad infantil que los Estados Unidos.

Y lo más preocupante es que la tasa ha empeorado aquí en los últimos tiempos.

Desde 1958, la tasa de mortalidad infantil de los Estados Unidos fue mejorando año tras año o al menos se mantuvo estable. Pero en 2002 empeoró: de cada mil nacimientos vivos 7 bebés fallecieron, mientras que el año anterior la tasa había sido de 6,8 fallecimientos.

Estas cifras, sepultadas en un reciente informe de los Centers for Disease Control and Prevention, no llamaron mucho la atención. Pero forman parte de un modelo estadístico proveniente del gobierno federal que sugiere que la vida de nuestros ciudadanos más desfavorecidos es cada vez más cruel en nuestra nueva Edad de Oro.

«Los niños estadounidenses corren hoy mayor riesgo que hace una década», ha dicho el doctor Irwin Redlener, decano asociado de la Mailman School of Public Health de la Universidad Columbia y presidente del Children’s Health Fund. «El aumento de la tasa de mortalidad infantil es una advertencia anticipada de que vamos por el mal camino, sin mejoras a la vista».

Es demasiado pronto para conocer el impacto de este aumento de la mortalidad infantil de los bebés estadounidenses en 2002. Todavía no disponemos de datos fiables sobre los años 2003 y 2004. Sandy Smith, de los Centers for Disease Control, ha afirmado que los estadísticos están bastante seguros de que en 2003 no continuó la tendencia al deterioro, pero aún no se puede saber si hubo una mejora o sólo un estancamiento en la tasa más elevada.

Singapur posee la mejor tasa de mortalidad infantil en el mundo: de cada 1,000 nacimientos vivos, 2,3 bebés mueren antes de cumplir 1 año de edad. Suecia, Japón e Islandia poseen una tasa inferior a la mitad de la nuestra.

Si tuviéramos una tasa tan buena como Singapur salvaríamos a 18,900 bebés cada año. O, dicho de otra manera, puede que nuestros fracasos políticos en Irak estén matando estadounidenses a una tasa de aproximadamente 800 por año, pero nuestros fracasos en la asistencia médica dentro del país producen incomparablemente más muertes… de lactantes. Y también de sus madres, porque las mujeres tienen un 70 por ciento más de probabilidad de morir en el parto en los Estados Unidos que en Europa.

Por supuesto, las muertes en los paritorios ocurren una por una y no generan la atención, la pena o la alarma nacional de una explosión en Faluya o de un maremoto en Shri-Lanka, pero son mucho más frecuentes: cada día, una media de 77 bebés mueren en los Estados Unidos y una mujer muere durante el parto.

El mantenimiento de la salud pública no es tan espectacular como el presupuesto de 300 millones de dólares para un solo cazabombardero F/A-22, pero puede ser una manera mucho más eficiente de proteger a los estadounidenses.

Por ejemplo, durante la Segunda Guerra Mundial el auge del empleo significó que muchos estadounidenses pobres disfrutaron por primera vez de una asistencia médica regular. Así, incluso si 405,000 estadounidenses murieron en la guerra, la esperanza de vida en los Estados Unidos aumentó entre 1940 y 1945, prolongándose tres años e el caso de los blancos y cinco en el de los negros.

Es verdad que la mortalidad infantil y muchos otros problemas sanitarios estadounidenses se deben en gran parte a la pobreza y la experiencia sugiere que ni la izquierda ni la derecha tienen soluciones fáciles para la pobreza más extrema. Pero algunos pasos que el gobierno está tomando o dice que va a tomar –tales como la reducción de los derechos a las prestaciones de ayuda social, en particular las que dan acceso a los niños a la asistencia médica– van a agravar la situación. El año pasado, un estudio del Institute of Medicine, que depende de la Nacional Academy of Sciences, estimó que la carencia de cobertura del seguro médico causa 18,000 fallecimientos innecesarios por año.

Los lectores saben que suelo quejarme con frecuencia de la brutalidad del gobierno chino en el encarcelamiento de disidentes, cristianos y, hace poco, de Zhao Yan, un colega del New York Times en Beijing. Pero a pesar de su crueldad, los dictadores chinos han logrado rebajar la tasa de mortalidad infantil en Beijing a 4,6 por mil; por el contrario, la tasa de la ciudad de Nueva York es de 6,5.

Deberíamos celebrar esta libertad de la que disfrutamos en los Estados Unidos protestando y tratando de subsanar las bolsas existentes de pobreza y los fracasos de nuestro sistema de asistencia médica. Es sencillamente inaceptable que cualquier bebé tenga menos probabilidad de sobrevivir en los Estados Unidos que en Beijing o en La Habana.

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=10237

Lo da por bueno Unicef,lo da por bueno la CIA,se da por bueno en el New York Times...no se, yo lo que no puedo es ir allí y ponerme a hacerlas personalmente.:(

Pero el tema no es lo bien que lo hace cuba sino lo mal que lo hacen los USA.Su sistema sanitario es una full,no puedes ser la primera potencia mundial muy lejos de las demás y salir el 42 en esa estadística,les ganan en todos los paises con algún rastro de civilización.

Asi no me extraña que tengan que apoquinar 100.000 dolares,por que por menos de eso te tiran al niño al basurero.
 
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