Tiene una de las peores campañas publicitarias que recuerdo y este cagarro humeante no la ayuda nada.
Los posters y trailers son lo de menos. Se ha creado una narrativa mediática en que cualquier crítica negativa viene con la sospecha de misoginia y tiene que excusarse ante ella; la recepción de la propia película probablemente será tibia, pero es ya el referente del año sobre feminismo pop.
Como campaña publicitaria no solo no es mala: es ejemplar.