“Avisaban a Lance Armstrong antes de todos los controles”
Tras conocerse que el exciclista renuncia a defenderse de los cargos de dopaje que le imputa la USADA, Michel Rieu, consejero científico de la Agencia Francesa Antidopaje explicó en el diario ‘Le Monde’ cómo el estadounidense evitaba, presuntamente, los controles
Pregunta. ¿Qué opina del epílogo del caso Lance Armstrong?
Respuesta. No me sorprende mucho. Desde hace tiempo, Pierre Bordry, expresidente del Organismo Francés para la Lucha contra el Dopaje [AFLD en sus siglas en francés], y yo estábamos en estrecho contacto con la USADA, el organismo estadounidense antidopaje. Me quito el sombrero ante su valentía. Pocos organismos nacionales se habrían comportado de la misma manera. Oficialmente, Armstrong nunca ha dado positivo en un control, pero los testimonios recabados le han inculpado. Y además, Armstrong no era un personaje muy apreciado por el conjunto de los corredores.
P. ¿Cómo burló Armstrong la vigilancia de los encargados de tomar las muestras de sangre?
R. Los encargados de tomar las muestras tuvieron dificultades para realizar controles por sorpresa sin que Armstrong pudiera contar con un plazo de 20 minutos. Le avisaban antes de todos los controles. Me acuerdo de una toma de sangre por sorpresa mientras se entrenaba en el sur de Francia cuando volvió al Tour en 2009. Su entorno había usado pretextos y mucha palabrería para conseguir ese famoso plazo. En 20 minutos es posible hacer muchas manipulciones. Realizaba perfusiones de suero fisiológico para diluir su sangre. Sustituía su propia orina por una orina artificial. Se administraba EPO en pequeñas dosis. La sustancia era indetectable. Sin los datos de la gendarmería o de la aduana, era imposible combatir ese método.
P. Sin embargo, su victoria en 1999 se consideró la del arranque [de una nueva era] después del Tour del año anterior, caracterizado por los casos de dopaje...
R. Armstrong acumuló sus primeras victorias en el Tour en un periodo en el que el laboratorio de Chatenay-Malabry era autónomo. El Ministerio de Deportes gestionaba los controles en colaboración con la Unión Ciclista Internacional (UCI). Hizo falta mucho tiempo, en 2000, para que el método oficial de detección de la EPO fuese validado por el Agencia Mundial Antidopaje. En aquella época, había pocos controles por sorpresa, se sabía que al maillot amarillo o al vencedor de la etapa se les realizaría un control. Todo estaba programado. Desde entonces, los métodos relacionados con la dosificación de la EPO se han perfeccionado. En el Tour de 1999, Armstrong dio positivo en un control por corticoides, pero el caso se silenció.
P. ¿Con qué apoyos contaba en esta dinámica de engaños?
R. Contaba con apoyos en la UCI y en el Comité Olímpico Internacional. Asimismo, Armstrong se rodeó de científicos fisiólogos, algunos de los cuales le abandonaron más adelante. Este personaje inspiraba mucho temor. En la UCI y en la organización del Tour, se enfrentaban dos bandos. Algunos temían que un escándalo hiciese que el pasado se pusiera en duda. Prefirieron pasarlo por alto ya que no querían dañar la imagen del deporte. Otros querían cortar por lo sano y deshacerse de la influencia de Armstrong. Estos últimos tenían razón. Este epílogo mancha 10 años de Tour.
P. ¿Era realmente imposible evitar estos obstáculos?
R. Solo se sabía en el último momento en qué hotel se alojaba. De ahí esos numerosos obstáculos. Era una odisea ya que siempre le avisaban en sus lugares de residencia. Tenía considerables medios para protegerse y poner en práctica una logística. Corría el rumor de que se hizo enviar sangre desde EE UU en su avión privado.
P. ¿Tuvo el AFLD dudas en relación con el caso Armstrong?
R. El AFLD llegó tardíamente al Tour, en 2007. En 2008, nos beneficiamos de una autonomía total. La UCI se había retirado entonces y habíamos detectado ocho casos positivos por EPO. En 2009, contribuimos a difundir un informe que probaba que el equipo de Armstrong disfrutaba de un trato de favor por parte de los inspectores de la UCI. Habíamos roto con la UCI. Nuestro papel era marginal, pero estábamos al tanto de las dificultades que sufrían los controladores con el corredor estadounidense. En octubre de 2009, Armstrong fue invitado a una comida en El Elíseo. Sabemos que, escudándose en esta visita, quería conseguir la marcha del presidente de la AFLD, Pierre Bordry, que dimitió un año más tarde. En 2010, Armstrong regaló una bicicleta al jefe del Estado. Unos meses más tarde, el presidente de la República aprovechó una etapa del Tour para convertir a Lance Armstrong en un modelo para la juventud. Fue excesivo.
P. ¿Qué lecciones deben extraer los organismos antidopaje?
R. Esto demuestra que ningún personaje, aunque sea poderoso y esté protegido, se encuentra a salvo. Hay que estar muy alerta y conservar las muestras ocho años, como lo autoriza el código mundial antidopaje. El caso de Armstrong es el ejemplo de todo lo que no hay que hacer. No es un caso aislado. Su aureola se consolidó a lo largo de los años. Armstrong es el producto de un sistema, el del dinero, el de ganar a cualquier precio y el de la rentabilidad de las inversiones.