Dado el interés que ha despertado, copio mi crítica de cinefilia aquí:
The Armstrong lie ( Alex Gibney , 2013 )
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Documental sobre el ciclista norteamericano, una crónica no solo sobre su auge, sino sobre la propia concepción y evolución de la película, que se suponía una oda a su figura cuando estaba en lo mas alto ( empezó a rodarse cuando el texano cosechó sus primeros tours y pretendía finalizar por todo lo alto con su regreso triunfal esperando ganar de nuevo la ronda gala ) , pero en el que su director al sentirse tan engañado como el resto del mundo, decidió darle un giro y ampliar el foco a sus colaboradores, ex-compañeros y enemigos.
El resultado es una radiografía fascinante del propio Lance pero tambien del deporte y de nosotros como espectadores ansiosos de tener ídolos. Llama la atención por cómo Lance se aferra a sus mentiras hasta el punto de seguir manteniendo algunas como que no se dopó en su regreso al tour , en cierto modo es un hombre muy triste y consumido en si mismo, algo así como el soplón Matt Damon de la película de Soderbergh ( curiosamente el mismo actor que sonaba para interpretarle en un biopic ) y que al final no duda en señalar que la gente se terminará acordando de su triunfos porque todos iban igual de dopados y no se pueden borrar según qué cosas.
destacan sobremanera los momentos íntimos nunca antes vistos a los que accedemos, como cuando le asaltan dos días consecutivos en su casa para hacerle controles antidoping de sangre y orina de dos organizaciones diferentes y él les espeta en la cara su inoperatividad comunicativa , así como su derecho a grabarles porque es su sangre la que van a sacarle. Tambien es escalofriante comprobar su sangre fria a la hora de disparar contra todos mientras se pinchaba en el mismísimo autobús del equipo con los espectadores y policías fuera, y como eso se conjuga con su imagen de salvador para un montón de personas y niños que ni siquiera sabían qué coño era ese deporte de la bicicleta
probablemente de ahí derive una de las deficiencias del film, y es que para un espectador europeo, ya muy diestro y escarmentado, la imagen de Armstrong y su caída no fue un impacto tan grande como para los norteamericanos, a quienes esto del tour les suena como algo muy exótico. Ni sus logros fueron tan inuestionables ni su imagen tan idílica.
La vision final que se da de él es muy inmisericorde, me quedo con la cita de una de mujer de un ex-compañero suyo: "lo peor de él no fue que se dopara ni que mintiera; lo peor fue el abuso de poder que usó durante ese tiempo."
Eso si, no solo él sale mal parado: el propio director se autofustiga sin pudor , y gente como Hincapie, Vaughters, Bruyneel o algún periodista salen bastante mal parados. Nuestro Alberto Contador por su parte se nos muestra como un tío frío con el que no se cruzaba ni la mirada con el texano, y no falta el típico tópico recurriendo a la cancioncita de Manu Chao