Hay que ser optimista, que no tiene que ver con ser crédulo o gilipollas.
Estoy de acuerdo en que hay que tomar medidas en educación. Aunque sean escasas y lleven tiempo, por algún lado hay que empezar. Y se puede empezar, perfectamente, poniendo un parche a una tubería (siempre que no implique joder otra cosa). Siempre será mejor hacer algo, por pequeño que sea, que no hacerlo.
Determinadas cuestiones deberían quedar fuera de la política, ser independientes del color del bobierno... Educación, Sanidad, Fomento y Hacienda, así en una primera idea, son carteras que deberían estar regidas por técnicos y ser autónomas en sus decisiones (o prácticamente).
Los ciudadanos deberíamos exigir transparencia en todas las decisiones del Gobierno. Total, sin ambages. Se ha gastado tanto por esto, esto y esto. Y todo ser público, desde la compra de 1000 lápices a la construcción de un pantano o la reforma de un edificio municipal.
Todavía podemos salvarnos, y salvar el país. Hace falta ilusión, honestidad y transparencia. No pido a los mejores, sólo quiero que sean más buenos que los de ahora. Y que piensen en todos, incluso en los que se quieren ir.
Debemos librarnos de las rémoras, de los recuerdos de otras épocas, de la religión, de los chupones. No podemos hacerlo a lo bruto, hay que usar la inteligencia. Tenemos que votar inteligentemente. Y hoy, lo inteligente, es echar a los que llevan años y años gobernando. Nos merecemos probar otra cosa, otras siglas, otra sangre, otra generación.