SILLY SYMPHONIES (7/7)
Little Hiawatha
Uno de los cortos más conocido de la serie Silly Symphonies, un clásico en toda regla. La historia es muy sencilla de seguir y comprender, una oda a la naturaleza y al "no a la guerra". El pequeño indio, protagonista absoluto, se adentra en el bosque para iniciarse en el legendario arte de la caza. Como será de esperar, éste se arrepiente en el último segundo de matar a un conejo desvalido e indefenso y decidirá romper su arco y flecha en un acto de reivindicación pacifista.
Aquí podríamos decir que acaba la primera parte del corto para dar paso a una clásica aventura al verse perseguido por un gran oso (un elemento muy recurrente en la filmografía Disney cuando la historia acontece en el campo). Que nadie espere sufrimiento o un final trágico para el protagonista pues estamos ante un corto clásico y ante un niño como protagonista. Además, contará con la ayuda de toda la fauna que antes huía de él al haberle salvado la vida al conejo del principio.
La animación es más que correcta, muy clásica y a la vez un tanto vista. El diseño de los animales recuerda muchísimo a los que salen en Blancanieves (incluso en Bambi) y la escena del oso recuerda a lo que más tarde saldría en Tod y Toby. El final (donde acontece la persecución) parece un videojuego y sus fases pero está bien rematado. Dentro de lo bueno siempre tiene que haber algo que desentone y falle y en este caso podríamos decir que se cae en la repetición visual de la caída de los pantalones del indio. Una vez vale, dos vale pero ver la misma acción unas cuatro o cinco veces es remarcar demasiado y hay momentos en los que entorpece el dinamismo. Por lo demás todo bajo control.
The Old Mill
P-E-R-F-E-C-I-O-N. Si la perfección tuviese una definición en imágenes esa es, sin dudarlo ni un instante, EL VIEJO MOLINO. Si hay que reseñar un corto entre todos, uno que merece estar por encima de todos los demás, ese es EL VIEJO MOLINO. Un corto conciso, al grano, sin detenerse en la paja, no, todo es grano... ¡y que grano!. Señores, este Silly Symphony merece el honor, por méritos propios y merecidísimos, de estar en la cúspide de la animación, con todos los laureles del Cesar y sin duda alguna, sin pulso tembloroso.
Un corto que transmite una infinidad de sensaciones y emociones. El principio no puede ser más esperanzador. Los animales pastan tranquilos y empiezan a recogerse en el famoso molino. Todo es paz y sosiego. La noche aparece y las ranas cantan en el arroyo ante un sinfín de grillos y luciérnagas. El paisaje mejor no puede ser pero de pronto una tormenta irrumpe con rabia y fuerza y esa paz se desvanece como una llama de vela ante un soplido. El viento hace acto de presencia, junto con la tormenta y el terror y la fuerza de la naturaleza hace acopio de presencia transmitiéndonos un agobio, una congoja, una tristeza, una desesperanza que nos hace temer lo peor y cuando creemos que no hay luz al final del túnel... la tormenta se va, la tranquilidad de la mañana vuelve y todo acaba en esa paz tan anhelada.
La animación es un cuadro viviente, no se le puede poner ni un sólo pero. Muy semejante a Bambi (lo cual me hace dudar si no podríamos considerar este corto un spin-off encubierto) por el diseño de todo, desde los animales, la naturaleza viva, la vegetación, los cielos, ¡el viento!. Todo es realidad, creíble, se puede sentir, se puede palpar. No hay nada puesto al azar, no hay nada que sobre, no hay nada que falte. La sensación de inseguridad ante la inclemencia del tiempo y ante la fragilidad de los animales en el interior del molino es de tal realismo que uno no puede hacer otra cosa que levantarse y aplaudir con fuerza. ¡Y la BSO! Está tan compenetrada con el entorno, con los movimientos, con las acciones. Tiene tanto ritmo, tanta sonoridad. Es más, transmite agobio malsano (de ahí que el corto de Sleepy Hollow beba en muchas ocasiones, sobre todo en momentos como los aullidos del viento o el repiqueteo de las plantas sobre la madera). Me faltan palabras para transmitir lo que siento por este magnífico corto y ya podré verlo una, diez o mil veces que siempre me parecerá la maravillosa obra maestra absoluta que es. Imperecedero.
Moth and the Flame
Si juegas con fuego te acabas quemando (nunca mejor dicho). Nos volvemos a encontrar con el mismo guión-argumento que tantas veces ha sido utilizado. Insectos en su vida diaria amenazados por un ser superior pero que siempre acaba derrotado. En este caso nos encontramos con un ejército de polillas que acuden a una tienda de ropa y complementos donde una pareja de enamorados comparten plumas, ropa y telas como menú del día. Hasta aquí todo normal y todo más visto que el TBO pero entra en escena el elemento de terror, la amenaza con forma de fuego personificado en un ser avaricioso, codicioso y con ansias de poseer a la polilla femenina, dibujada con gracia, salero y muy sensual.
La acción empieza y no acaba. La tensión crece y crece, sin freno y con un gran elemento a su favor: nuestra atención no se despega ni un segundo de la pantalla. El realismo, la magia y la perfección de los movimientos del fuego (parece que aquello que ves es real) son de tal magnitud que merece un aplauso por ello. El corto acaba como todos pensamos y si alguien cree que aquí hay final trágico que vuelva a pensarlo. Esto es Disney. Aunque a estas alturas el corto es un tanto tópico y no hay mucha sorpresa lo que sí es cierto, y nadie puede negarlo, es que como mínimo es correcto.
Wynken, Blynken, and Nod
Completamente onírico. Tres bebés surcan los cielos, navegando sobre un gran zueco, en busca de grandes aventuras. Pescan con caramelos peces-estrella para luego ir a la caza de estrellas fugaces y acabar en medio de vientos huracanados y tormentas. Cuando estamos en lo peor descubrimos que todo es fruto de un sueño plácido y cómodo de un bebé (hilarismo exquisito y deslumbrante). La animación es muy difuminada y a la vez muy hipnótica, pudiendo caer en el pastelismo más absoluto y lo único que consigue es embelesarnos con esa oda a la infancia, sus sueños y sus aventuras más dicharacheras. Dibujos extremadamente esponjosos, sin mácula, impolutos y a la vez tiernos, carentes de movimientos excéntricos y a la vez rellenos de la sensiblería más edulcorante que existe.
Uno de los cortos más conocido de toda la larga lista de los cortos Disney y a la vez uno de los que más queda en el recuerdo. No por ser un corto tan simple y básico tiene que ser más malo. Ahí es donde radica la originalidad. En su simpleza. Todo y todos es de trazo blando (desde los mismos bebés pasando por sus ropajes, las nubes, el cielo - que copia su similitud con el mar - los peces, el zueco). Todo es redondo, nada acaba en punta (incluso el anzuelo es un caramelo de bastón). Acertado por su sencillez.
Farmyard Symphony
Es cierto que a la hora de criticar un corto, un mediometraje o un largo, o se es muy escueto o se es muy injusto o incluso se es muy magnánimo pero la verdad es que este corto, aún viéndole las virtudes, en este caso, no logra convencerme más allá de ver que la animación, como mínimo es correcta. NO quiero decir con ello que es un mal corto pero sí es un corto algo aburrido. Comienza siendo un despertar de toda la fauna de una granja ante el canto del gallo. De ahí pasamos a ver la pasarela de animales (desde la vaca a los cerdos pasando por los caballos y las gallinas). De pronto, al son de los sonidos que emiten todos y cada uno de los animales acudimos a la Sinfonía a ritmo de música clásica. Sí, tiene mérito pero no el mérito que a mi me incita e impulsa a aplaudir. Como he dicho antes la animación es correcta, faltaría más. Si hay algo que a Disney le sale bien es representar a los animales con todo lujo de detalles pero para mi, esta vez, no es nada del otro mundo.
Merbabies
Algo muy recurrente en las Silly Symphonies es el mal uso de los clichés y este corto es un gran ejemplo de ello. Así como el corto "Water Babies" tenía la original (entre comillas) idea de presentar un mundo (o lugar mejor dicho) poblado exclusivamente por bebés realizando acciones y actitudes de adulto, este corto "Merbabies" (sirenitas en español) vuelve a copiar la misma idea cayendo en el más tópico cliché convirtiéndose en algo ya revisto y carente de interés u originalidad.
Aquí, las sirenitas (y al igual que en "Water babies": todas clónicas, idénticas entre sí, sin distinción de rasgos o carácteres más allá de quizás alguna diferencia en el pelo) son el público que juega con burbujas y al son de un circo marino acuden a ver las funciones del espectáculo. Aquí, en parte y sin ser un alarde de ingenio, está la gracia de la historia. Vemos como pulpos hacen la función de elefantes (una imagen muy divertida, la verdad), los peces globo son utilizados como tal, cangrejos y variedades marinas hacen la función de gorilas y leones o caracoles haciendo de focas en un espectáculo cirquense la mar de sencillo en planteamiento.
El toque final, que es ni más ni menos que la aparición de una ballena, podría haber dado muchísimo juego convirtiéndose en una fiera marina, un animal furioso pero el tiempo no daba más de sí y es transformado en un bicho grande que sólo estornuda. Nada más. Al igual que la ballena de Pinocho pero sin aquella magnitud en escena ni aquel set piece que hacía de la película todo un icono de la animación. Quizás la animación del agua y de ciertos elementos del entorno marino es lo único que luce, a duras penas pero no por ello salva la situación.
Mother Goose Goes To Hollywood
¿Recordáis el corto de 1931, en B/N, titulado, "Mother Goose Melodies"?, ¿y el de 1933, esta vez en color, titulado "Old King Cole"? Los dos eran lo mismo y los dos los critiqué por ser realmente aburridos, planos y sin ápice de interés por entretener. No aportaban nada y eran de un aburrimiento enorme aún representando cuentos eternamente conocidos. Pues bien, el último corto de los Silly Symphonies es el mismo argumento (representación de dichos cuentos) sólo que esta vez, el punto original, pues lo tiene, es la caricaturización de actores famosos de la época interpretando a los personajes. No tiene un hilo argumental que podamos seguir y el final es de traca, sin saber por donde cogerlo.
Investigando un poco por la red reproduzco aquí la lista de los actores que hacen acto de presencia a lo largo del corto (comenzando por la transformación de el león de la MGM en una Oca rugiente):
- Katharine Hepburn
- Hugh Herbert, The Marx Brothers, Ned Sparks, Joe Penner y el pato Donald.
- Charles Laughton, Spencer Tracy, Freddie Bartholomew y Katharine Hepburn.
- W.C. Fields plays y Charlie McCarthy (el muñeco que haría acto de presencia tiempo más tarde en los interludios del corto de "Mickey y las judías mágicas).
- Stan Laurel y Oliver Hardy.
- Edward G. Robinson y Greta Garbo.
- Eddie Cantor, una banda de cantores de Jazz, Cab Calloway, Wallace Beery, Fats Waller y Stepin Fetchit.
El final antes mencionado es un batiburrillo donde hacen acto de presencia todos los citados anteriormente con algunas nuevas incorporaciones como son el caso de Edna May Oliver, Joan Blondell (mucos dicen que la mujer del centro es o Mae West o Sophie Tucker), ZaSu Pitts, Clark Gable, George Arliss, Fats Waller, Fred Astaire, Stepin Fetchit, Martha Raye y Joe E. Brown.
Como podemos comprobar, aún no conteniendo un hilo argumental remarcado y entendible lo cierto es que el corto es una locura visual por la parte final y queda decir que aún no siendo un corto recordable, como mínimo, es interesante por ir descubriendo viejas glorias del clásico Hollywood.
The Ugly Duckling
PERFECTO. IMPERECEDERO. Un reclásico. Uno de los más vistos de la historia de los cortos Disney. Un corto sencillo, emotivo, exquisito, de una emoción suprema. El cuento no es nuevo. Es el clásico "El patito feo" (corto que ya pudimos ver en los Silly Symphony). Un corto que llega al corazón, a los sentimientos pues Disney plasma todas las emociones en cada uno de los dibujos animados que pueblan este corto.
Desde que el cisne (de ahí que sea considerado "feo" a los ojos de los patos) es rechazado por la mamá pato (en una de las 3 escenas más tristes) el pequeño cisne pasará por un periplo de bisicitudes, a cual más triste y desgarradora, pues intenta ser aceptado por unos polluelos pero volverá a ser rechazado. Más adelante encontrará un pato de madera y creyendo que es su madre se encariñará con él pero como es de suponer no encontrará amor (la 2ª escena).
Viendo su situación el cisne se encuentra solo y desvalido y previendo su futuro no puede hacer otra cosa que romper a llorar desconsoladamente (la 3ª escena) pero nunca hay finales tristes con Disney. La familia cisne irrumpe en escena para acabar todos contentos y felices. El bien siempre prevalece y por fin el cisne es aceptado con los suyos.
The practical pig
El cuarto y último corto dedicado a los 3 cerditos. La premisa siempre es la misma y por ello no hay final que nos sorprenda o resolución que no sepamos de antemano como va a suceder. Muy parecido al corto "The Trhee little wolves" la sinopsis es la misma. El cerdito trabajador dedica su tiempo a crear una máquina detectora de mentiras (digna de los inventos del TBO o el profesor Bacterio) mientras los otros dos desobedecen bañándose a escondidas en una charca.
El lobo, una vez más (y van ya...), aparecerá de entre la nada y recurrirá al engaño y los disfraces (esta vez de Sirenita - algo hilarante, la verdad) para engañarlos y llevarlos a su casa con el propósito final de cocinarlos para los tres lobitos (los cuales siempre están histéricos y hambrientos). Que nadie se sorprenda cuando vea al lobo, atabiado con otro disfraz, en busca del tercer cerdito. Y que nadie se sorprenda al ver una paliza monumental (más o menos como en el anterior corto) proporcionada por la mítica máquina, cuyo engranaje es realmente increíble y de un automatismo excelente. Todo el conjunto no está del todo mal pero es tan piloto automático que es lo que lo convierte en un corto complementario.