Respuesta: Clint Eastwood. El post.
Vamos a ver que deje de una vez mi opinión:
Cuanto más veces veo Sin perdón, más claro me queda que es una película hermana de El hombre que mató a Liberty Valance, pero si aquella era una película cuya amargura provenía de la evocación y de cierta nostalgia, en el film de Eastwood nos rememora la parte más oscura del Oeste. Eastwood hace como Ford una disertación sobre la Historia y el Mito en el Oeste, nos muestra mediante la figura del biógrafo como se han creado los mitos populares del género a través de la ficción, aunque sabe perfectamente que esos mitos se basan en adornar y distorsionar una realidad bien distinta. Con todo ello, siempre asumo una posible interpretación del final de Sin perdón tal cual lo planifica y ejecuta Eastwood: que todo ese tramo final esté visto a partir del punto de vista teatralizador y novelesco del personaje del biógrafo, según hemos podido oír anteriormente como era el estilo de sus narraciones..
En cambio, Open Range está en otra onda. Kevin Costner no es otro que el típico aficionado al género que creció viendo los films clásicos del género y conoce perfectamente las reglas no escritas pero totalmente definidas que tenían estas películas, y que en muchas ocasiones servían para subvertir o poner en entredicho muchas cosas. Costner, como espectador de westerns clásicos, seguramente se debió sentir engañado con muchas de las cosas que llegaron al género a partir de los 60, las influencias del spaghetti western y las nuevas tendencias revisionistas y desmitificadora, y por ello en sus westerns pretende devolver la pureza moral, visual y estilística de los clásicos, e incluso parte de la inocencia primitiva del género, y es aquí donde se encuentran las mayores virtudes de su cine, en el intento de recuperar en todos los aspectos una manera de ver el género ya perdida. Y de todos estos clásicos que conoce al dedillo (Pasión de los fuertes, Río Bravo, Raíces profundas, Duelo de titanes, Solo ante el peligro, incluso las mismas Sin perdón o El jinete pálido) toma muchas referencias visuales, argumentales o espaciales. El tan alabado duelo final, es un espejo al que tendrían que mirar prácticamente todos los directores de cine de acción actual para aprender a planificar y rodar la acción, no esos sucedáneos epilépticos, videojueguiles y prácticamente invisibles, en los que no se sabe nunca que pasa, que se hacen ahora.