Respuesta: Clint Eastwood. El post.
Sesión triple del tito Clint estos últimos días. Iremos de menos a más.
Invictus (2009). Todo lo que se intuía y algunas veces se manifestaba en su cine de la última década aquí se convierte en protagonista, exceso de maniqueísmo, sentimentalismo, guiones pobres. Y ese es el problema, que es protagonista, la deidad de Mandela, la comedia involuntaria de todo lo que le rodea, guardaespaldas, aviones. Lo único que me había interesado que era la manera de rodar los partidos de una manera seca y antiemotiva, se lo carga en la final con ralentizados y ese drop final. Tiene su factura en el ritmo y algunos buenos momentos de personajes (la entrevista entre Mandela y Pienaar), por ello no es Mordor-Mordor, pero vamos, un NO claro.
Ejecución Inminente (1997). Me suele pasar con el cine de Eastwood que sus partes pseudo-cómicas, desenfadadas me funcionan más y me completan más la película que cuando se pone enteramente trascendente. Medianoche y Cazador son dos buenos ejemplos de ello. Aquí factura un thriller, formalmente impecable, emparentado por época y protagonista con Poder Absoluto.
Lo mejor de la película es todo lo que envuelve al personaje de Eastwood, su inmadurez, sus problemas familiares y todo el humor de la oficina, además, su resolución en el centro comercial es magnífica. No puedo decir lo mismo de la parte de investigación que está agujereada por todos lados, con testigos evidentes que la policía se ha pasado por el forro, con contrarrelojes finales dignas de telefilms. Tampoco el drama humano del negro es lo más sutil que ha rodado el viejo, hay muchísimas más lágrimas de lo necesario y bastante cursilería, además de un cura malísimo que parece que está en otra película.
En general bien, otra película más que salva el Eastwood director (el actor muy bien también) de un guión flojeras. Inferior a Poder Absoluto, donde a pesar de que la trama de suspense baja muchísimo en su segunda mitad, desde luego tiene más interés.
Los Puentes de Madison (1995). Esta no es redonda pero se le acerca mucho. La estructura flashback juega a favor de la película, esos momentos desenfadados de los hijos contrastan con el dramón perfectamente dosificado que nos entrega Eastwood en lo que es el núcleo de la película, y además, el hecho de hablar en pasado le da, sin artificios, un aire poético que la beneficia. Meryl Streep está enorme y era necesaria para hacernos partícipes de un adulterio que el Eastwood director, acertadamente, no juzga, no hay malos, hay situaciones reales y ambiguas. El drama entre ellos dos está resuelto con mucha elocuencia por parte de ella "me sentiría mal por quererte" y de él "no quiero necesitarte porque no puedo quererte", grandes diálogos en una de Eastwood.
La escena de los coches en el semáforo es CINE en mayúsculas y a lo que todo director debe aspirar. Lástima que esa escena no cierre el film (como en la maravillosa y análoga Breve Encuentro de Lean) porque lo que viene detrás es novelesco, redundante e innecesario, todo lo que nos muestra ya nos lo imaginamos después de esa secuencia, e incluso nos martillea con unas resoluciones muy pobres de sus hijos en la actualidad, pero vamos, que no empaña los más de 100 minutos anteriores. Sobresaliente.