Gorobei
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En todo caso es al revés, si la demanda de vivienda es muy inelástica, pequeños aumentos de la oferta provocarían grandes caídas de precio.Mira, los especuladores juegan con la inelasticidad del mercado para ganar pasta. Cualquier fondo de inversión podría comprar por una auténtica calderilla todo el agua embalsada de Madrid, que está ahora a 1,5 euros el m3 (eso son unos 600 millones de euros arriba o abajo) y multiplicar el precio por diez.
Pues traemos el agua de Guadalajara (competencia), pero entre proyectos para nuevos embalses, canalizaciones y acueductos pueden pasar décadas. Mientras tanto, a pagar el precio de “mercado”.
Con la vivienda pasa algo parecido a menor escala. Un inversor compra todo el parque que puede de vivienda en una zona reduciendo artificialmente la oferta. Mientras que se licitan licencias, se convence al ayuntamiento de turno para liberar suelo, se busca financiación y se acomete la obra puedes plantarte perfectamente un lustro y medio. Hay una inelasticidad que distorsiona el precio de mercado y es lo que parece que algunos no ven.
No, la vivienda no es un mercado libre aunque lo parezca, porque es altamente inelástico. Se parece más a aquel hijo de puta que se dedicaba a comprar patentes de medicamentos únicos (sin competencia y sabiendo que se tardan años en el desarrollo de un fármaco) para luego multiplicar su precio por 10.
“Es el mercado, amigo” no, no lo es.
Yo creo que en la vivienda, la demanda es muy elástica (la demanda es alta y se adapta a la oferta: si ahora la oferta se quintuplicase, la demanda respondería en consecuencia) por diversos motivos, no solo porque es un bien de primera necesidad. En cambio la oferta es muy inelástica (ante aumentos fuertes de demanda, no se adapta, permanece baja) debido a que todo el proceso de creación y venta/alquiler del bien inmueble, está vigilado y monitorizado por el estado: planes urbanísticos, licencias, regulaciones, uso del suelo, normativa, controles duros de renta, inseguridad jurídica, fiscalidad, etc, etc. Estos dos hechos, frente a la progresiva acumulación de vivienda en pocas manos y la expulsión del mercado de las rentas medias-bajas, pues desembocan en el problema que tenemos ahora en las grandes ciudades españolas.
¿Queremos ahondar en las prohibiciones, restricciones, fórmulas mágicas? Bien, pero no van a funcionar.